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Cela abre las fiestas del Dos de Mayo con un pregón privado

El escritor Camilo José Cela inaguró ayer las fiestas del Dos de Mayo de la Comunidad y una nueva costumbre: dar un pregón festivo en el aula magna de una universidad, lo que obliga a limitar el acceso de público. La cita privada fue en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (163.000 habitantes), donde el escritor recibió hace dos años el Premio Cervantes de Literatura. Las fiestas durarán hasta el 11 de mayo.

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Esta vez Cela se sentó presidiendo la mesa, en el lugar que en la solemne fiesta de las letras ocupa el Rey. Asistieron unas 300 personas. "Las mismas que el año pasado en la plaza de Aranjuez", espetó el consejero de Cultura, Gustavo Villapalos, para atajar las críticas por la elección de un recinto cerrado.Unas azafatas ataviadas con escuetos y ceñidos vestidos rojos, tipo segunda piel, dieron la bienvenida a los invitados al pregón. Los asistentes, en su mayoría personalidades y gente del mundillo cultural de la ciudad complutense, echaron mano al bolsillo interior de la chaqueta o al bolso de mano para enseñar sus invitaciones. Nadie se las requirió. Aun así, podían contarse con los dedos los espontáneos que acudieron sin la cartulina con las siete estrellas. "Puede que quede bien hacerlo en el paraninfo, pero entonces ya no es un pregón. ¿Para quién pregonan?", se quejó una, resumiendo el sentir de muchos vecinos. Villapalos no está de acuerdo: quiere que el pregón rote los próximos cuatro años por las otras universidades madrileñas.

Al entrar el pregonero y el presidente regional, Alberto Ruiz-Gallardón, se hizo el silencio y el público se puso en pie.

"A veces se nos acusa a los políticos de que somos inútiles y hacemos cosas incomprensibles. Es mentira", comenzó a hablar Ruiz-Gallardón. Pero prosiguió admitiendo que, por una vez, lo haría al presentar a Cela, de sobra conocido por todos. Tras esto, le bautizó como "nieto de Cervantes, sobrino de Quevedo y alfarero de la lengua castellana".

"Se me manda por quien puede hacerlo que les hable a ustedes del Dos de Mayo de 1808, a los casi dos siglos de la desgarrada y patriótica carnicería que pintó Goya, y de Miguel de Cervantes a los 450 años de su venida al mundo", empezó Cela. A estas palabras siguieron 18 minutos de lección magistral sobre la vida de Cervantes. En los dos minutos restantes volvió a "la fiesta del Dos de Mayo, que convierte en gozo histórico lo que fue una tragedia en su día, cuando el general Murat, jefe de las tropas francesas en España, disparó la artillería contra el pueblo de Madrid".

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