El Ejército indio organizará el funeral con honores de jefe de Estado de la madre Teresa
Las autoridades esperan que un millón de personas asista mañana a la ceremonia
El Ejército indio se hizo ayer pleno cargo de los preparativos del funeral con honores de jefe de Estado de la madre Teresa y los cortejos por las calles de Calcuta, previo y posterior al mismo, después de que surgieran graves dudas sobre la capacidad de la policía para hacerse cargo de la seguridad de la ceremonia. Ésta se celebrará mañana y se espera que asistan más de un millón de hindúes, además de una muy destacada representación oficial de todo el mundo.
Fueron ayer soldados y mandos militares, bajo la dirección de un general, Vijendra Singh, quienes se encargaron de cubrir el cadáver de la fundadora de las Misioneras de la Caridad con la bandera nacional india. Inmediatamente después el general Singh fue muy explícito al decir: "Los restos mortales ya están bajo nuestro control. A partir de ahora, la organización de la ceremonia del funeral es competencia nuestra".Esta clara intervención del Ejército en los preparativos se produce después de que durante días, y pese a diversos refuerzos llegados desde fuera de Calcuta, la policía india se mostrara incapaz de controlar los acontecimientos. Los dos días anteriores la inmensa afluencia de público había dejado prácticamente desarbolados a los dispositivos policiales. En dos ocasiones antes del cierre previsto de la capilla ardiente de la madre Teresa en la iglesia de Santo Tomás, la multitud había roto los cordones policiales creando una situación de alarma entre los responsables del orden público. La policía ha demostrado ser totalmente incapaz de controlar situaciones infinitamente menos complejas que la que se prevé mañana durante la ceremonia.
Reservas
Las reservas que parece se dieron de forma muy clara en estamentos hindúes de Nueva Delhi en contra de la decisión de conceder máximo protocolo oficial al cortejo y las honras fúnebres de la monja católica no han tenido el efecto deseado por quienes las manifestaron. Al menos así debe en tenderse la decisión del Gobierno indio de que el cadáver de la madre Teresa recorra el trayecto de la iglesia de Santo Tomás hasta el estadio Netaji y después hasta la primera casa de las Misioneras de la Caridad, donde será enterrada, en el armón de artillería que en su día trasladó entre máximos honores los cadáveres de los dos héroes de la india moderna, Mahatma Gandhi y Jawaharlal Nehru.
Se espera que sean centenares de miles si no más de un millón las personas que acudan el sábado al siempre congestionado centro urbano de Calcuta, lo que ha creado estas serias y muy lógicas dudas sobre la seguridad de toda la ceremonia.
El despliegue de 11.000 policías uniformados ha sido ya considerado por los responsables de la organización como insuficiente ante la avalancha de público que llegará de todo el entorno de Calcuta, pero también de otros puntos en parte muy alejados de la geografía india.
Ayer deambulaban ya por la ciudad miles de personas llegadas del medio rural, que durante dos noches habrían del unirse a los centenares de miles que pernoctan diariamente a la intemperie por las calles de esta ciudad. Mendigos, tullidos y los más pobres de los pobres en palabras de un brahmán de Kali Kuta, el templo hindú vecino a la casa de acogida de la madre Teresa en esta ciudad estaban llegando al centro urbano para asistir a la ceremonia.
Será en todo caso un acontecimiento sin precedentes en la India moderna y además dedicado a una monja cristiana y extranjera nacida en Skopje, hoy capital de Macedonia cuando en 1910 aún formaba parte del imperio otomano.
Las autoridades de Calcuta continuaron ayer su frenética operación para dotar de vallas a todo el trayecto del cortejo y el Ejército comenzó a tomar posiciones en puntos estratégicos del centro de la ciudad. Todo el centro urbano quedará controlado por las tropas desde muchas horas antes del comienzo de la ceremonia. Tres salvas de fusil disparadas por 12 soldados darán el adiós oficial del Estado indio a esta misionera que después de muerta está movilizando a más ciudadanos de la India que ninguno de los fundadores de este Estado hace ahora medio siglo.
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