Carlos Sainz tutea a los pilotos locales en Finlandia
Durante años, los pilotos de Finlandia han sido los finlandeses voladores. A Carlos Sainz (Toyota) nadie le ha llamado nunca madrileño volador. Habría que hacerlo. Ayer demostró que sólo él puede enfrentarse a los locales en el antiguo Rally de los 1.000 Lagos, ahora de Finlandia. Sainz aguantó la embestida del ganador de las cuatro últimas ediciones, Tommi Makinen (Mitsubishi), y acabó segundo en la segunda etapa, a 34 segundos.
Makinen, actual campeón del mundo, jugó a todo o nada, porque es lo único que le sirve si quiere aspirar a renovar su corona. Sainz, por el contrario, pensó tanto en el Rally de Finlandia como en su liderato del Mundial. "Era difícil, con lo complicado que estaba el terreno, conseguir el equilibrio entre ir rápido y no cometer errores", reconoció el piloto madrileño, para quien los seis puntos de la segunda posición sabrían a gloria tras la retirada el viernes del escocés Colin McRae (Subaru). Aunque la clasificación no cambie en los seis tramos de hoy, Sainz realizará una buena operación: a falta de tres pruebas para el final del campeonato, mandará con nueve puntos de ventaja sobre McRae y Makinen. La hoja de servicio del piloto de Toyota en la dura etapa de ayer no presentó ni un borrón. Fue el único que resistió, más o menos, el bestial ataque de Makinen cuando el piso, mojado y resbaladizo, ofreció una trampa tras otra. Sainz enseñó de nuevo la categoría que le convirtió, en 1990 y al volante de un Toyota, en el primer piloto no nórdico que consiguió la victoria en este rally. Otros sureños notables viajan ya a minutos de Makinen, como el francés Didier Auriol (Toyota) o el inglés Richard Bruns (Mitsubishi), o están ya en su casa, como el propio McRae. Incluso los demás locales asistieron impotentes a la exhibición del número uno de Mitsubishi.
Para Sainz, la tarea de atacar a Makinen en la última etapa será casi imposible, aunque no podrá bajar los brazos mientras sienta en el cogote la amenaza de otro finlandés, el veterano Juha Kankkunen (Ford), instalado sólo a 16 segundos detrás suyo. El cuarto hombre que parecía seguir el ritmo de los mejores, Marcus Gronholm (Yoyota), evidentemente finlandés, perdió casi cuatro minutos por culpa de un pinchazo. Entre los tres fineses y Sainz se repartieron todas las victorias parciales en los nueve tramos de la etapa -el madrileño ganó dos, Makinen cuatro, y Kankkunen y Gronholm uno cada uno-.
"Las cinco primeras pruebas sobre mojado fueron muy delicadas", contó Sainz. En ese terreno fue cuando Makinen aumentó su ventaja, sobre todo en los tramos más largos. "Después, cuando se secó, el gripo de los neumáticos aumentó y pudimos progresar", añadió para explicar cómo la diferencia se estabilizó en la parte final de la etapa. El piloto madrileño se mostró satisfecho con el rendimiento de su coche.
También los responsables de Seat asisten complacidos al estreno de su Córdoba world rally car en el Mundial. Desde el punto de vista mecánico, el nuevo vehículo de la firma española, creado en apenas un año y con pocos kilómetros de test, no ha dado complicaciones en las dos primeras etapas del Rally de Finlandia, y su competitividad supera las expectativas. En este rally se somete a comparación con modelos muy desarrollados y con marcas experimentadas en la máxima categoría del campeonato del mundo, como Ford, Toyota, Surabu o Mitsubishi.
Los cronómetros señalan que el Córdoba es sólo un segundo y medio por kilómetro más lento, aproximadamente, que, por ejemplo, el coche de Sainz. Un resultado esperanzador considerando que, hasta ahora, Seat sólo había competido con el Ibiza en la segunda división del Mundial, la de los dos litros, reservada a vehículos sin turbo y sin tracción 4x4. Pese a sus éxitos en esa categoría -este año persiguen el tercer título mundial-, lo de ahora son palabras mayores. El piloto estrella de Seat, el finlandés Harry Rovanpera, ocupaba ayer la 12ª posición, a 12 minutos de Makinen. Oriol Gómez fue 16º y Luis Climent tercero en el Grupo N.
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