Los equipos de Romario, Bebeto y Rocha, eliminados en Brasil
Los futbolistas Romario de Souza, José Roberto Gama de Oliveira, Bebeto, Ricardo Rocha (ex jugadores del Barcelona, el Deportivo y el Real Madrid, respectivamente) y Marcio Santos pasaron ayer a engrosar la fila de los casi seis millones de brasileños desempleados. Los cuatro destacados futbolistas, que hace cuatro años se llenaron de gloria al conquistar para su país el cuarto título mundial en su historia, tendrán que vivir de las rentas el resto del año, debido a que sus clubes fueron eliminados el jueves de las series finales del Campeonato Brasileño.
Romario, considerado por la FIFA el mejor futbolista del mundo en 1994, no pudo evitar con sus 14 goles en la primera fase (de 23 jornadas) el fracaso del Flamengo en su esfuerzo para obtener una plaza entre los ocho clasificados. Y tampoco su compañero Ricardo Rocha, que a mitad del año, tras un exitoso paso por el fútbol argentino, regresó a Río de Janeiro.
Sin embargo, la decepción del veterano sheriff no se compara con la de Romario, que en el crucial partido de anteayer contra el Paraná desperdició un valioso penalti y agudizó así la vergüenza de haber perdonado la vida de tres porteros desde los doce pasos durante esta temporada.
Las costumbres
Con 32 años sobre sus espaldas, Romario ha seguido esta temporada fiel a algunas de sus costumbres de toda la vida: se ha entrenado poco y nada, apenas ha caminado por las canchas y, eso sí, se ha dedicado con empeño a la construcción de su bar Café de Gol, que inaugurará la próxima semana en Río de Janeiro.Su compañero de ataqueen la selección victoriosa de EEUU-94, Bebeto, pasó con mucha pena y ninguna gloria por las filas del club Botafogo. A juzgar por los comentarios extraoficiales en su equipo, Bebeto, pese a sus 34 años, no cree estar en edad de colgar las botas y ha comenzado a desempolvar su extenso currículum con la esperanza de que el próximo año alguna institución se acuerde de sus gestas en el Deportivo de La Coruña español. Desde que Bebeto abandonó el Deportivo, en 1996, para fichar por el Flamengo, no volvió a ser el mismo, y por ello se explica su paso fugaz, errante y errático por el Sevilla español y los brasileños Vitória y Cruzeiro hasta recalar en el Botafogo, un equipo aún más alicaído que el propio jugador.
Otro titular de la selección que dirigió Carlos Alberto Parreira en Estados Unidos, el zaguero Marcio Santos, poco o nada pudo hacer para evitar la eliminación del São Paulo.
El defensa ya había sufrido la decepción de ser descartado por lesión del equipo que jugó el Mundial 98. Sin embargo, para sus conocedores, como el resto de sus compañeros de 1994, había perdido mucho de su fútbol, sobre todo desde que regresó de Europa, tras su paso por el Fiorentina y el Ajax, para enrolarse, primero en el Atlético Mineiro y después en el São Paulo.
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