El humo del tráfico mata más que los accidentes
Un estudio de la OMS muestra que la contaminación acarrea tantos riesgos como el tabaquismo pasivo
Un tercio de la contaminación total que soportan las ciudades es producida directamente por los vehículos. En grandes urbes este porcentaje llega al 50%. Muchos estudios han venido alertando sobre los peligrosos efectos de este fenómeno en la salud humana, pero es el elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), presentado la pasada semana en Londres, en la Tercera Conferencia Ministerial sobre Medio Ambiente y Salud, el primero en cuantificar el desastre. El impacto que empieza a tener este contaminante se trasluce en la preocupación de Carlos Dora, experto del centro europeo de la OMS para Medio Ambiente y Salud con sede en Roma y coordinador del informe: "En cuanto al riesgo de cáncer, es igual la exposición a largo plazo a la contaminación del tráfico que ser un fumador pasivo", explicó a EL PAÍS.
Realizado en tres países europeos, el informe de la OMS estima que el aire contaminado que deja el tráfico causa cada año 2.400 muertes prematuras en adultos en Austria, 17.600 en Francia y 1.800 en Suiza. La cifra es sensiblemente superior a la de las vidas que se cobran los accidentes automovilísticos en estos países, 1.031, 8.300 y 616, respectivamente, según el mismo estudio. Se da la circunstancia de que estas cifras se han obtenido en ciudades suizas o austriacas con niveles de contaminación relativamente bajos. "¿Qué está sucediendo entonces en ciudades más contaminadas?", hace notar Dora.
Efectos económicos
El efecto de las partículas contaminantes producidas por la combustión, fundamentalmente óxidos de nitrógeno e hidrocarburos volátiles, no es directo. Lo que hacen estos tóxicos es disparar o agravar enfermedades de base, cardiacas o pulmonares, que por sí solas no comportarían la muerte de forma prematura. Pero los humos de los transportes no sólo causan muertes. A ellos también atribuye el informe de la OMS unos 300.000 casos de bronquitis en los niños de los países estudiados, más de 15.000 ingresos hospitalarios por infarto, 395.000 urgencias por asma en adultos y 162.000 en niños. Esta contaminación causaría igualmente restricciones en la actividad diaria a 16 millones de ciudadanos franceses, suizos y austriacos mayores de 20 años por problemas respiratorios.
De los resultados del informe se desprende que las consecuencias atmosféricas del tráfico rodado en la salud serían aún peores que las provocadas por el resto de los contaminantes habitualmente presentes en el aire.
El estudio aún ha ido más lejos. Conscientes los epidemiólogos del efecto que tiene destacar el dinero que cuestan los errores como motor de políticas correctoras, han calculado que los tres países estudiados pagan cada año 4,5 billones de pesetas en vidas, enfermedades, tratamientos y horas de trabajo perdido a causa de esta fuente contaminante.
Los investigadores han medido diariamente durante tres años los índices de partículas contaminantes en el aire, deteniéndose en las de diámetro menor de 10 micrones. En estos momentos ya hay evidencia toxicológica de que este tipo de partículas tienen gran facilidad para llegar hasta los pulmones, provocando daños respiratorios, en la coagulación de la sangre y en el ritmo cardiaco. Posteriormente, compararon estos datos con los de mortalidad, urgencias, ingresos hospitalarios y prevalencia de ciertas enfermedades respiratorias y cardiovasculares en las zonas de estudio.
"Sabemos muy poco todavía de los efectos del transporte. Y tiene muchos. No sólo en accidentes y contaminación, sino también por el ruido y porque impide a la gente caminar en trayectos cortos o ir en bicicleta, dos actividades que se ha demostrado que reducen los riesgos cardiovasculares y la diabetes hasta en un 50%. Se está preparando una reunión internacional para primeros de año con el objetivo de hacer una revisión de las leyes en este terreno y preparar una posible convención sobre el transporte y la salud", avanza Dora.
En España se lleva a cabo actualmente un estudio de similares características cuya primera conclusión, aún sin cuantificar, muestra una relación directa entre contaminación por tráfico y mortalidad.
Si los números coinciden con los obtenidos en los tres países europeos, la mortalidad superaría las más de 4.000 vidas que se cobra cada año la carretera en nuestro país.
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