La abstracción figurativa
Hasta el 30 de abril puede visitarse en las salas municipales Can Palauet, de Mataró, la exposición Fragments de vida, que recoge gran parte de la trayectoria artística de Joan Vila-Grau (Barcelona, 1932). La exhibición, cuya comisaria es Conxita Oliver, comienza cronológicamente a principios de los años setenta, cuando Vila-Grau abandonó la pintura figurativa y, tras un periodo de reflexión, se lanzó a la escultura. Durante una estancia en Baleares, el artista quedó fascinado por la acción del tiempo, el sol, el mar y el viento en los restos de madera, algunos procedentes de viejas barcas. Su intuición le dijo que podía ser el camino a la salida artística que buscaba.Efectivamente, los viejos maderos cogieron forma. Vila-Grau creó la serie Tanques, bien representada en la exposición. La evolución de este trabajo le llevó ya en los años ochenta a las esculturas sobre pared que el artista denomina Instrumentos para la música del silencio. Junto a la madera incorporó el hierro, casi siempre incidiendo en el objeto encontrado como valor energético añadido. La pieza Clau del silenci tiene especial contundencia por la simplicidad de sus formas.
La exposición muestra un nuevo vuelco que se dio en los noventa con la vuelta de Vila-Grau a la pintura. Sus cuadros conservan, sin embargo, la distribución espacial de sus esculturas. A pesar de su bidimensionalidad, estas obras invitan a zigzaguear por su interior. Aunque estilísticamente se trate de obras abstractas, los diferentes puntos de luz y los recovecos que forman los diferentes planos cromáticos evocan espacios reales.
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