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Extraordinario

El pasado 4 de julio, en este mismo lugar, escribí que el congreso del PSOE sería extraordinario. No podía ser de otra manera. Todo pedía cambio en ese partido que supo ilusionar a la sociedad española hace ya 18 años y que se mostraba ahora tan falto de pulso, tan huérfano de ideas estimulantes que, si ilusionó en un momento clave y decisivo de la historia de España, aparecía ahora como lastrado por el peso de sus nostalgias, sus errores, su juventud gastada. Se enfrentaba el PSOE en su congreso a la última ocasión, en mucho tiempo, de apostar por el futuro. Ahora, ya es historia pasada toda la resistencia, que la hubo, de quienes controlando el ya viejo aparato del partido, no escucharon ni vieron las señales que avisaban de lo que finalmente pasó, para bien incluso de los que fueron al congreso cargados de pasado.Pero eso ya es historia sin importancia, sobre todo cuando el congreso votó como lo hizo a una ejecutiva renovada, para la que el secretario general supo conseguir más del 90% de los votos, está claro que la apuesta de todos es de futuro. Se ha escrito y se ha dicho estos días todo sobre el voto de la delegación andaluza, del aparato andaluz del PSOE que, aunque no dio consignas, no supo ver que Rodríguez Zapatero era la esperanza, pero agua pasada no mueve molino y, sin embargo, sí lo movió la actitud de un Manuel Chaves a la altura de las circunstancias, logrando para la nueva ejecutiva los votos de la delegación andaluza. Es su éxito, el de Chaves, como lo fue el llevar al PSOE a ese congreso que ha asombrado a todos, menos a los delegados que supieron desde el principio que con su voto tenían en la mano el futuro de un partido imprescindible para la vida democrática de este país, y que no podía seguir por más tiempo decepcionando.

Manuel Chaves ha salido del congreso reconocido como presidente del partido al que ha sabido servir siempre y especialmente en el tiempo previo al congreso, cuando todo era incendio y él supo controlarlo. El PSOE andaluz, de su mano y con su autoridad moral, tiene por delante un reto de ilusión, el del cambio tranquilo, pero seguro, que ha empezado por arriba. Y sin pausa, si los socialistas quieren empezar a contar con los andaluces del futuro.

MARÍA ESPERANZA SÁNCHEZ

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