Aclaraciones sobre Feltrinelli
He leído con interés las informaciones aparecidas en días anteriores referidas a la publicación de la biografía del editor revolucionario italiano Giangiacomo Feltrinelli. Creo importantes para el lector español unas aclaraciones. El 12 de diciembre de 1969 estalló un artefacto en la Banca Nazionale dell'Agricoltura en la Piazza Fontana de Milán. Murieron 16 personas, 84 fueron los heridos. Ese día constituye una fecha clave de la posguerra italiana y representa el comienzo de un convulso periodo de la historia de ese país que vivió una alargada época de luchas sociopolíticas y de tramas ocultas.
Una auténtica 'estrategia de la tensión' alimentada por la estructura clandestina de la OTAN que se conocerá más tarde como Red Gladio. La strage di Stato (la matanza de Estado) por antonomasia en la memoria colectiva de los italianos antifascistas y progresistas marcó la vida y el alma de ese país, que se quedó por demasiado tiempo 'sin verdad', como dijo Leonardo Sciascia.
Todos los responsables directos del asesinato colectivo, la célula veneciana de la organización fascista Ordine Nuovo y los responsables de los aparatos del Estado con los que estaban vinculados, figuran todavía como inocentes: sobre la matanza no existe todavía ninguna sentencia condenatoria.
Lo sustancial es que en un principio se intentó achacar la responsabilidad del atentado a los anarquistas y, en general, a la izquierda revolucionaria, en un diseño de provocación anticomunista y de desestabilización política que ha marcado dos décadas de vida italiana. Por esta razón resulta inaceptable que en EL PAÍS del 4 de mayo, en la columna biográfica dedicada a Feltrinelli, se deje caer sin ningún comentario aclaratorio que al editor 'le imputan una bomba que mata a 16 personas en la Piazza Fontana'. Feltrinelli era un revolucionario auténtico, un compañero coherente con sus ideas y generoso y diáfano en su práctica, que, paradójicamente, estuvo en el punto de mira de los mismos responsables del atentado fascista-otanista, que planearon incluso secuestrarlo.
Creo, pues, que es necesario evitar la ceremonia de la confusión. Feltrinelli ha muerto mientras protagonistas, cuadros intermedios y figurantes de ésa y de otras matanzas siguen en la total impunidad; algunos de esos expertos en terrorismo de Estado, y esto debería interesarle a los españoles, en los años setenta y ochenta han servido para las guerras sucias en España, Chile y Argentina. ¿Sirve recordar esto en una época de Aznares, Berlusconis y condecoraciones a torturadores?
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