Mascarell minimiza el pulso entre Madrid y Barcelona en el balance cultural de 2001

No hay apenas problemas y las cifras demuestran que la cultura en Barcelona marcha a toda máquina. Es lo que pudo deducirse ayer del tono optimista del balance del año cultural en la ciudad que realizó el concejal de Cultura, Ferran Mascarell, en el acto de entrega de los premios Ciutat de Barcelona. 'El debate sobre las diferencias entre Madrid y Barcelona es más una cuestión de diferentes modelos de entender el Estado que un enfrentamiento entre dos ciudades', indicó Mascarell, quien también reclamó más inversiones.

Mascarell recordó los 'grandes avances' realizados en la creación durante el año pasado. La ciudad, a juicio de Mascarell, está atravesando un momento dulce en el ámbito cultural, un sector en el que apenas hay problemas destacables si se atiende a las cifras y los datos que facilitó. El único escollo que se debe salvar, agregó el concejal, es el reconocimiento de la Carta Municipal por parte del Gobierno central y de la 'capitalidad cultural' de Barcelona. Pese al tono optimista de su discurso, destacó también 'algunas sombras', como la necesidad de unos niveles de inversión mayores y una política más clara de promoción de la industria audiovisual y de las nuevas tecnologías. Aun así, prosiguió Mascarell, nunca antes se habían realizado tantas producciones audiovisuales en Barcelona como en 2001. 'Incluido el programa de entretenimiento de tanto éxito que finaliza esta noche', dijo refiriéndose a Operación Triunfo.

A juicio del concejal de Cultura se ha producido una 'revolución en las bibliotecas', en donde ha habido un aumento del 31% de usuarios, y destacó el alto nivel en investigación científica y el hecho de que la ciudad 'es centro de referencia en la creación digital'. El año 2001 fue también el de la apertura y consolidación de nuevas salas para las artes escénicas, aunque reconoció que 'ahora hace falta encontrar un nuevo público', y también un excelente año para los museos. Mascarell presentó el Fòrum del 2004 como el gran revulsivo cultural que precisa la ciudad y finalizó su parlamento con un deseo: 'Que la magia creativa de Gaudí nos contagie en 2002'.

Entrega de galardones

Fue el primer parlamento en la ceremonia institucional de entrega de los premios Ciutat de Barcelona, que recogieron ayer los 17 galardonados en una ceremonia que se celebró en el Saló de Cent. Con la estricta puntualidad que marca el protocolo -un cuarto de hora después de lo anunciado-, e invadidos por una sobredosis de nervios, perfumes y cámaras, cada premiado se encargó de agradecer a su manera el galardón. Joan Albert Amargós, premio de Música, lo dedicó a Barcelona, mientras que Pepe Rubianes dedicó su galardón en Artes Escénicas a la Barceloneta; el escritor Jordi Coca, premio de Literatura en Lengua Catalana, prefirió celebrarlo con el puño alzado. Francesc Vendrell, que recibió el galardón a la Proyección Internacional de la Ciudad de Barcelona por su trabajo con la ONU en Afganistán, lo dedicó a los lugares donde no llegó la televisión, pero que lucha por un mundo mejor.

Los otros premiados fueron: Frederic Amat (Artes Plásticas), José Luis Guerín (Audiovisuales), Miquel de Epalza (Traducción en Lengua Catalana) Javier Cercas (Literatura en Lengua Castellana), Javier Batalla (Comunicación en Prensa Escrita), La Marató de TV-3 (Medios de Comunicación, radio y televisión), Vicente Guallart (Multimedia), Salomé Prat (Investigación Científica), Jordi Aguiló, Joan Llibre y José Luis Pomar (Investigación Tecnológica), América Sánchez (Diseño), Josep Llinàs (Arquitectura y Urbanismo), y Pere Ortí i Gost, que recibió el premio Agustí Duran y Sanpere de Historia de Barcelona.