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Reportaje:

Las estrellas del fútbol vienen del sur

Más de una veintena de futbolistas de Primera División se han formado en Leganés, Móstoles, Getafe y Alcorcón

De niño, Alfredo Sánchez Benito jamás llegó a imaginar que desde aquellos campos de arena de Leganés en los que jugaba, que raspaban como la lija en cada caída, iba a llegar a pisar el impoluto césped del Camp Nou. Y menos aún que como centrocampista de Osasuna le iba a marcar el gol de la victoria al Barcelona en su propio estadio. A Alfredo, de niño, el ser futbolista profesional le parecía un sueño inalcanzable, una aventura exclusiva para otros. Nunca se creyó capaz de llegar a formar parte de la élite de jugadores de la Primera División de la Liga profesional española.

Tanto Alfredo como Raúl, Iker Casillas (ambos del Real Madrid), Tote y Caminero (Valladolid), Víctor (Deportivo), Movilla (Átlético de Madrid), Alfonso e Iván Pérez (Olympique de Marsella y Leganés, respectivamente), Vellisca (Zaragoza) y Contreras (guardameta del Málaga) comparten dos cosas en común: son jugadores en activo de la Primera División y todos han forjado sus piernas como futbolistas en el sur de Madrid.

La orilla sur del Manzanares y las localidades de la perifería, como Leganés, Móstoles, Getafe, Alcorcón, forman una prolífica cantera del fútbol español que supera con creces la zona norte. Más de una veintena de futbolistas que actualmente están en la Primera División han llegado al estrellato desde el sur de Madrid.

De los humildes campos de tierra de la zona sur, que en verano están tan secos y duros que parecen de hormigón y en invierno son patatales embarrados que se cubren de escarcha y hielo, han salido estrellas con la musculatura tan dura como el terreno sobre el que pisan.

A Iker Casillas, el portero titular del Real Madrid, le ha costado olvidar los terrenos de juego de Móstoles donde sufrió al principio de su carrera, de chaval. Cuando se lanzaba a por un balón, caía sobre tierra y las costillas se resentían.

A Tote, delantero del Valladolid, el césped del estadio Nuevo Zorrilla de Valladolid le parece una alfombra comparado con los campos de tierra de Aluche donde creció. Alfonso Pérez salió del Getafe para vestirse de blanco y jugar con el Madrid. Luego le fichó el Betis y el Barcelona y ahora juega en Francia, con el Olympique de Marsella.

José Luis Pérez Caminero comenzó a creerse que podía vivir del fútbol cuando comenzó a jugar en el Lega. Pero no se llegó a imaginar que podría convertirse en jugador de la selección española.

Después de triunfar en el Atlético de Madrid, apura ahora sus últimas temporadas en activo en el Valladolid. Raúl jugaba de niño en la avenida de Marconi, en Entrevías. Un día escuchó su nombre por la radio y entonces se dió cuenta de que lo había logrado, que había conseguido ser una estrella, un crack del fútbol. Salió de una casa humilde para convertirse en uno de los futbolistas mejores del mundo.

'En el barrio era donde más disfrutaba'

Jorge López Marco, Tote, un delantero zurdo que juega en el Valladolid, recuerda con cierta nostalgia su infancia en el barrio de San Bruno, en Aluche. Con siete años ya llevaba la camiseta del San Bruno y jugaba de delantero por la banda izquierda. 'Allí era donde mejor me lo pasaba jugando, donde más disfrutaba. Jugaba con amigos y era muy divertido', explica. 'Recuerdo que tenía muchísima ilusión por jugar y me pasaba la semana esperando a que llegara el sábado', añade. Su padre, que trabajaba en la reparación de máquinas de coser calzado, le acompañaba todas las mañanas a los partidos. 'Con el San Bruno no jugaba siempre en un campo, sino que teníamos que ir de campo en campo por el barrio para jugar', explica. Del Yébenes-San Bruno pasó con tan sólo 11 años a las categorías más jóvenes del Atlético de Madrid. Ya con 15 le fichó el Real Madrid y luego recaló ya como jugador de Primera en el Valladolid, donde su zurda hace estragos. Alfredo Sánchez Benito, que lleva el 6 a la espalda en la camiseta de Osasuna, se crió como futbolista en Leganés. Empezó como jugador de fútbol sala y luego pasó a los terrenos grandes. Comenzó a los siete años en el equipo del Mesón Cayetano, donde jugó hasta los 11. A partir de entonces dejó las zapatillas de suela plana para calzarse las de tacos y comenzó a jugar en el La Paz de Leganés. Ahí pasó su etapa de juvenil hasta los 18 años. Luego pasó al San Nicasio, donde su entonces entrenador ya le vio con suficiente talento como para que le llevara a probar por el Leganés. Entró en la temporada 92-93 como jugador del Leganés B, y no fue hasta marzo de 1994 cuando debutó en Segunda con el primer equipo del Lega. 'Es el sueño de todo chiquillo jugar en el equipo de tu ciudad', explicaba el jueves. 'Lo mío fue algo increíble: en poco más de un año y medio pasé de jugar en un equipo de barrio a la Primera División. Ha sido algo casi de ciencia-ficción', afirma ahora que empieza a creérselo.

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