De blanda condición
Fue lástima que una novillada tan guapa de presentación, estamos en Madrid, por si es preciso recordarlo, después evolucionara por albero tan blanda de remos, pues aunque el juego fue irregular, uno noble, otro tardón, aquél manejable, dio el necesario para que las faenas, los lances de la lidia, hubieran brillado lo suficiente. Pero si falla la fortaleza de remos de los astados , !ay!, entonces los pasajes, capítulos y fragmentos de la corrida salen desangelados, vuela la tristura y se olvida en parte el peligro real de cualquiera de esos momentos, en los que el de la pata negra deambula por el ruedo.
Se pierde ese peligro, su recuerdo, en el baúl de la memoria que da morriña. La que ayer domingo en Las Ventas recorrió los tendidos. Manera de decir que el hormigueo de los instantes en que la verdad del arte de la tauromaquia es palpable, y se respira, fueron escasos. A nada que seamos exigentes. Que es lo suyo.
Peñato / Martínez, Rubias, Manciño
Novillos de Martín Peñato: muy bien presentados, de juego irregular, que blandearon; 4º, noble y con recorrido; 6º, devuelto por inválido. Sobrero, de Román Sorando, manso. Manolo Martínez: pinchazo soltando y estocada tendida (silencio); estocada, (palmas). Luis Rubias: pinchazo soltando, dos pinchazos y estocada (silencio); estocada tendida y atravesada (ovación). Santiago Manciño: pinchazo soltando, bajonazo -aviso-, dos descabellos y se echa el toro (silencio); pinchazo, pinchazo soltando y estocada (silencio). Plaza de Las Ventas, 1 de septiembre, un cuarto de entrada.
Manolo Martínez hizo una faena desigual, aseada, en su primero, al que colocó una estocada correcta al segundo viaje. Y en su segundo ensayó el toreo a la verónica, y montó una faena de muleta de suave contenido, dadas las pocas energías del novillo. Para justificarse muy de veras en una buena estocada.
Luis Rubias a su segundo le buscó, le procuró una faena que no terminó de llegar, y acertó con una estocada de no mala ejecución. En su primero llegó a encontrar la distancia y se templó en dos tandas de redondos de buena factura. Al natural estuvo más liviano, y remató con unos ayudados y pase de la firma, de tono y rumbo.
Santiago Manciño, movido en su primero, y más voluntarioso y personalizado en su segundo, sin terminar de coger el aire favorable de los dos mansos. En el sexto, el banderillero de su cuadrilla Rafael Limón llegó a prender dos pares de banderillas que fueron ejemplo de aguante, medida y reunión. A pesar del mitin saltimbanqui, que otro torero de plata protagonizó, ajeno a su voluntad. Que la de cualquier profesional del toro es estar ajustado, valiente, discreto y cabal.
Babelia
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