Programación infantil en televisión
Hace ya unos años, TVE aprovechaba el tiempo de vacaciones navideñas para cambiar la programación y dedicar programas especiales para los más pequeños de la casa. Entendíamos que eso se hacía para poder ofrecer a los niños espacios dedicados que, además de cumplir su labor educativa y de entretenimiento, ayudaba a los padres a tener distraídos a los peques al menos unas pocas horas al día. Era, entiendo yo, una manera de aplacar el ímpetu de los chavales y al menos durante ese tiempo estaban recogidos delante del televisor.
Hoy observamos con horror que el tiempo aquel de media tarde en que los niños se sabían protagonistas de su propio espacio sigue ocupado con los programas habituales de cotilleo y despellejo general en los que los mayores siguen teniendo todo el morbo social que, parece ser, la cuota de audiencia justifica.
¡Qué pena! Y digo qué pena por los chavales. Lo siento de veras por ellos.
Uno de estos días por la noche pude ver en Antena 3 la película Por siempre jamás y yo mismo quedé encantado. Qué delicia, qué alboroto habrían mostrado los chavales al ver que por fin el príncipe elegía a Cenicienta como su prometida y condenaba a la madrastra y hermanastra al más oscuro ostracismo. Todo ello en un cuento bellísimo aderezado con castillos de ensueño y personajes de la talla de Leonardo da Vinci.
Decía que sentía pena por los peques, pues la película comenzó a emitirse a las 22.00 y terminó a las 0.20. ¿De verdad los responsables de televisión están capacitados para ofrecer una programación adecuada y ajustada a telespectadores y horarios? Yo, de verdad, creo que no.
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