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Una polémica incómoda para la campaña de Bush

La nueva posición de la Casa Blanca trata de contener el daño político que estaba recibiendo. El día anterior, el presidente de la comisión, Thomas H. Kean, republicano, llegó a decir que deseaba interrogar a Rice "bajo la amenaza de cometer perjurio". Según Kean, no tenía sentido que Rice no estuviera sometida a las mismas condiciones que Clarke, porque negarse a aceptarlo era dar por válidas sus acusaciones. Rice tendrá que dar su versión, pero con esa salvaguarda legal que crean las condiciones de la Casa Blanca: si su testimonio entra en contradicción con el que expuso Clarke, nadie podrá ser citado a declarar para determinar cuál de los dos miente.

Varios republicanos han acusado a Clarke de mentir bajo juramento al facilitar versiones distintas de la política antiterrorista de Bush. En una intervención hace dos años ensalzó el comportamiento del presidente; la semana pasada llegó a acusarlo de haber contribuido al fomento del terrorismo por su obsesión de invadir Irak. Clarke ha pedido que se desclasifique su testimonio completo de la primera comparecencia para demostrar que los elogios a Bush se ajustaban a un patrón institucional y no contenían falsedades.

Según fuentes de la Casa Blanca citadas por el diario The New York Times, el cambio de actitud del Gobierno pretende cerrar esta etapa de furor político. "Si estamos discutiendo sobre fallos de la inteligencia, armas de destrucción masiva o sobre Bin Laden, Bush no puede ganar las elecciones. Por eso queremos que se discuta sobre quién ofrece más seguridad al país", como promulgan todos los anuncios de campaña de Bush.

Por otro lado, la Administración de EE UU ha negado a la viuda del periodista del diario The Wall Street Journal Daniel Pearl, secuestrado y asesinado en Pakistán, compensaciones del Fondo para las Víctimas del 11-S, según informó ayer The New York Times. Para obtener la compensación, Marianne Pearl alegó que la muerte de su marido estaba relacionada con el 11-S, ya que el hombre que lo decapitó era Jalid Shaik Mohamed, uno de los dirigentes de Al Qaeda y cerebro de los atentados contra las Torres Gemelas neoyorquinas. Sin embargo, tres semanas después de presentar los papeles, la administración del Fondo del 11-S negó la petición aduciendo que su caso no reúne los requisitos necesarios .

A pesar de que la vigilancia antiterrorista sigue siendo muy alta en EE UU -ayer fueron parados y registrados tres aviones y dos trenes-, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, anunció ayer que la Estatua de la Libertad, que permanecía cerrada desde el 11 de septiembre de 2001, volverá a abrir dentro de unos cuatros meses, cuando terminen de instalarse las nuevas medidas de seguridad.

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