El precio excesivo de la guerra
Richard Clarke dijo ayer que lo que hay que hacer con EE UU es actuar de acuerdo con los intereses, los deseos y las actitudes de cada uno, sin tratar de caer "simpáticos" al Gobierno de Washington. El antiguo zar antiterrorista de Estados Unidos afirmó esto durante el debate en el que dialogó con el ex presidente del Gobierno Felipe González acerca de su libro Contra todos los enemigos; el debate tuvo efecto anoche en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y fue moderado por el periodista y académico Juan Luis Cebrián.
Clarke dijo que había escrito su libro para contribuir a un debate en su país y en el mundo con respecto a la respuesta que debió haberse dado a lo que ocurrió el 11 de septiembre en Estados Unidos. Según él, y esto se pone en evidencia en su libro, la guerra contra Irak no era la salida, sino la guerra contra el fundamentalismo. Bush, dijo en algún momento Clarke, debía tener "complejo de culpa" y consideró que tenía que terminar la obra inacabada de su padre, cuando en 1991 permitió que Sadam siguiera en el poder, después de "haberlo tenido en bandeja", como señaló anoche Felipe González.
En reiteradas ocasiones, Richard Clarke recordó lo que uno de los padres de la Constitución americana, Benjamin Franklin, dijo acerca de la seguridad y la libertad: "no puede esperarse nada de quienes comercian con la libertad a cambio de seguridad". En lugar de preparar un programa contra el terrorismo, EE UU decidió invadir Irak, señaló Clarke, y ahora somos menos seguros.
Felipe González, que pespunteó sus intervenciones con abundantes referencias a las relaciones de su Gobierno y el Gobierno siguiente, el de José María Aznar, con EE UU, recordó una pregunta que recientemente le hicieron en México: "¿Por qué se van los españoles de Irak?". Él volvió anoche a responder de esta manera: "no se trata de saber por qué vuelven; habría que preguntar por qué fueron, para hacer qué. Nada de lo que se dijo que era la razón de la presencia española en Irak se ha cumplido. Y ya se sabe, además, que todas las razones por las que Estados Unidos implicó a España en esta guerra se basaban en mentiras".
Para Felipe González, el problema de Estados Unidos es que en este momento no se puede ir de Irak y probablemente dentro de dos, de tres o de cuatro años el mundo estará pagando aún el precio de su aventura. Corroboró su impresión Richard Clarke. Para Clarke, el coste de toda esta "lucha contra el mal" puede ser inacabable; "Sadam debía irse, pero estamos pagando un precio excesivo por cumplir ese deseo de Bush". Según él, vamos a pagar durante muchos años este error, invadir un país para luchar contra el terrorismo, y lo pagaremos con el crecimiento de la yihad y con la evidencia de que la equivocación va a acrecentar el terrorismo en el mundo.
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