Los jóvenes franceses resucitan el sabor de la vieja 'chanson'
Los 'chansonniers' contemporáneos están recuperando el olvidado patrimonio de los clásicos. Brassens, Gainsbourg, Brel, vuelven a estar en boga gracias a Carla Bruni, Benjamín Biolay o Dominique A, que vuelven a exportar amor, inteligencia y 'glamour'.
Carla Bruni, Vincent Delerm, Keren Ann, Thomas Fersen, Dominique A, Bénabar, Benjamín Biolay... La lista podría prolongarse. Son cantantes franceses, cantantes y autores de sus músicas y palabras, cantantes que tienen éxito en su país, pero que comienzan a exportarse a pesar de la barrera del idioma. ¿Qué tienen en común? El hecho de cantar en francés, sin duda, pero también el proponer textos cuidados e inteligentes, que se interesan por la vida cotidiana, los amores, la soledad, capaces de contar historias. Y, sobre todo, esos músicos se saben herederos de una tradición sin que eso les obligue a romper con influencias anglosajonas, brasileñas, africanas o de cualquier otro tipo. Georges Brassens y los Beatles, Jacques Brel y los Pixies, Barbara, Aznavour, Françoise Hardy, Serge Gainsbourg o Léo Ferré ya no aparecen enfrentados a Miles Davis, Brian Wilson, Miriam Makeba o Caetano Veloso.
Sobre el papel, el principal hito de esos nuevos chansonniers es el álbum Quelqu'un m'a dit, de Carla Bruni. La ex modelo de origen italiano, con su voz entre ronca y brumosa, susurrante, dice sus estupendos textos trufados de humor y nostalgia. En los recitales, en directo, a veces canta temas de Brassens, pero también de los Rolling Stones, aunque su referencia absoluta es Rickie Lee Jones. Bruni ha vendido centenares de miles de discos en Francia, Bélgica o Suiza, pero también en Italia, España y Reino Unido. Pero ella sólo es la confirmación de algo que había empezado antes.
¿Cuándo? Para evitar remontarse a los predecesores, a Renaud, Etienne Daho o Miossec, que figuran entre los mejores de los años ochenta y noventa, lo más fácil es partir del éxito inesperado -más de un millón de discos vendidos- de Chambre avec vue, de Henri Salvador. Si no se incluye a Salvador entre los renovadores de la chanson es porque este guyanés superdotado para cantar al oído de las mujeres ha cumplido ya los 86 años.
El milagro de Chambre avec vue se explica en parte por los textos de Keren Ann y las músicas de Benjamín Biolay. Éste, que acaba de sacar un disco -Home- en el que canta con su esposa -Chiara Mastroianni-, es una personalidad mimética, capaz de hacer de todo y hacerlo bien..., ¡sobre todo si es para los otros!
Que algo ocurre en un mundillo musical francófono también lo prueba la edición de dos discos, dos álbumes concebidos como homenajes a Léo Ferré y Brassens. Quienes cantan son, entre otros, Bénabar, Karen Ann, Cantat, Dominique A, así como algunos de la generación anterior, los Higelin, Miossec, Brigitte Fontaine o los Zebda.
Los jóvenes hacen redescubrir a los de su edad un patrimonio musical olvidado o infravalorado por quienes creían que ahora sólo puede cantarse en inglés. Algunos sellos discográficos -Naïve, Tôt ou Tard- han ayudado a ese renacer. "Escapamos a la crisis porque nos interesamos por los artistas por buenas razones, tanto económicas como artísticas", dice el director de Tôt ou Tard, que daba por bueno vender 20.000 discos de Delerm, pero ha superado los 400.000. Un festival -Le Printemps de Bourges-, que se desarrolla cada año en abril en la pequeña ciudad del centro de Francia, ha servido para consolidar la unión entre los artistas y su público. "Todos ellos son cantautores que se sienten a gusto en el escenario", dice un crítico. Y a gusto con su idioma, tal y como reconoce Dominique A, para quien "al fin hemos logrado empezar a cantar en francés sin querer sonar como si lo hiciésemos en inglés".
Eso no impide que el próximo álbum de Bruni sea en inglés en la mayor parte de sus temas o que Keren Ann, parisina de adopción pero nacida en Israel, haya grabado ya un tercer disco en inglés. ¿Principio de realidad o breve escapada? Al tiempo.
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