Garci pinta un aguafuerte gris y surrealista de los 50 en 'Tiovivo'

Dice el director José Luis Garci que, como los artistas ante sus lienzos, necesita dar un paso atrás en el tiempo para mirar la realidad con perspectiva y poder hacer películas. Una actitud que tomó ya en sus títulos recientes -You're the one, El abuelo o Historia de un beso- y que ahora repite en Tiovivo c. 1950, que se estrena el 1 de octubre. La película, que no tiene argumento, está concebida, según ha escrito, como "un aguafuerte, un carpetón de los retratos al minuto de los que hacían los pintores sin suerte (y algunos sin arte) en las calles de Madrid circa 1950".

La presentación de la cinta, ayer en Madrid, se preveía multitudinaria y lo fue. No por la presencia de medios, sino de actores. Hasta 80 actúan en este filme coral y muchos estuvieron allí para arropar al director. Entre ellos, Alfredo Landa, Aurora Bautista, Andrés Pajares, Carlos Hipólito, Elsa Pataky, Fernando Guillén, Iñaki Miramón, Luisa Martín, Ramón Langa... "Lo malo es que te encuentras amigos actores por la calle y te dicen: '¡Cómo entre 60 papeles no has tenido uno para mí", contó Garci entre risas.

"Éste es un homenaje a las personas con las que me ha relacionado en los últimos 25 años", afirmó ante unos artistas que no dejaron de agradecerle haber contado con ellos para este proyecto. "He intentado acercarme al cine de José Luis García Berlanga, que siempre ha dicho que sus películas corales eran las que tenían más fulgor". Él también quiso dar las gracias y aplaudió al reparto por el "entusiasmo" con el que aceptaron actuar por debajo de su caché y con papeles cortos. "He hecho esta película pensando en los jóvenes de 14 a 18 años. Quiero que descubran que en esa época en los baños se intercambiaban los libros de Max Aub; y que sepan que son los herederos de ese mundo, que es real y nos ha permitido vivir en este otro mundo más cálido", prosiguió el ganador de un Oscar con Volver a empezar.

"Era muy complicado que el rodaje saliera bien pero sorprendentemente fue así", aseguró Garci, que hizo malabares para que sus planes cuadraran con la agenda de los actores. "Citaba, por ejemplo, en agosto para el 14 de diciembre", recordó. "Además, como cada actor no tenía que venir muchos días, no hubo tiempo a que hubiese peleas", ironizó, "porque siempre se dice que los rodajes han sido estupendos y en realidad siempre hay broncas". Landa, que trabajó con él en Historia de un beso y El crack, apostilló: "Es que Garci se ha humanizado y se nota. Es la mejor película que ha hecho. Está cargada de sabiduría y sensibilidad". Agustín González tampoco escatimó elogios: "Es un poema que rezuma fragancia, lo contrario que ocurre en este momento, en el que la sensibilidad decrece de forma alarmante".

El director, que ambienta la cinta en el Madrid de posguerra, reconoció los referentes de Tiovivo c. 1950: "Naturalmente, en el nacimiento de esta película estaba el libro Manhattan Transfer, de John Dos Passos, que hace un corte vertical de una ciudad. Y también La región más transparente, de Carlos Fuentes; La colmena, de Cela, y Travesía de Madrid, de Umbral".

Para reconstruir el Madrid de los cincuenta, Garci, que rodó sus últimos filmes en Asturias, recurrió a Gil Parrondo -ganador de dos oscars y dos goyas- y Julián Mateos, que diseñaron 24 decorados, desde una estación de metro a un café de barrio o una academia de baile. "Han hecho un gran trabajo de dirección artística. Sin ellos hubiera sido distinto. Todo es real, hasta las entradas de fútbol de la época, cedidas por el Real Madrid", contó Garci.

El director contó que se pasó en vela hasta las cuatro de la mañana la noche anterior. Aún cree que quedan historias en la película por pulir, y en una semana será el estreno en toda España. No adelantó sus nuevos proyectos, aunque dejó claro que no volverá con su cine a la inmediatez: "Para eso están los telediarios".