Las televisiones aprendieron la lección
Las cadenas estuvieron cautas para evitar el error de 2000, cuando anunciaron el éxito de Gore
Cuatro años después del más patético de los ridículos de las cadenas de televisión de Estados Unidos -dieron por ganador al presidente equivocado en las elecciones del año 2000-, las grandes corporaciones televisivas y las cadenas informativas mostraron el martes una moderación obsesiva. Tal era la prudencia con la que iban asimilando los datos que algunas televisiones no se atrevieron a dar un ganador en Florida cuando apenas quedaba un 1% por escrutar y el margen de ventaja de George W. Bush llegaba a cuatro puntos. No hubo errores ni primicias, sólo una letanía de sumas y restas basadas en el comedimiento.
En contraste con la competición apresurada de hace cuatro años, la CBS aguantó hasta las once de la noche la concesión de Pensilvania al senador demócrata John Kerry, a pesar de que la diferencia con George Bush, con el 70% escrutado, llegaba a casi 30 puntos, gracias a la contundencia del resultado de Filadelfia. En las elecciones anteriores, las victorias y las derrotas se anunciaban cuando el margen de los sondeos era superior a dos puntos. En Pensilvania, la diferencia a favor de Kerry acabó finalmente reducida a únicamente el 2%.
Al mismo tiempo, algunas páginas de Internet y algunos periodistas desaprensivos, ambiciosos o simplemente ociosos, cometían el error del que las televisiones estaban escarmentadas: dar validez a los sondeos a pie de urna. Mientras ellos se empeñaban en defender la supuesta ventaja de Kerry en Ohio y Florida, los presentadores estrella, que disponían de los mismos sondeos, silenciaban esos porcentajes, reflexionaban y ofrecían datos exclusivamente basados en las cifras del recuento oficial.
"Too close to call" ["Demasiado ajustado para dar un ganador]" eran las palabras permanentemente impresas en las pantallas de las televisiones. Sólo Brit Hume, en Fox News, mencionó la posibilidad de que los resultados de los sondeos "brillaran más en el lado de Kerry". Eran las siete de la tarde en la costa Este, la hora de cierre de los primeros colegios.
En la CBS, Dan Rather decía: "Tenemos demasiados malos recuerdos de Florida, así que no esperen primicias". Las cadenas habían invertido 10 millones de dólares en crear un consorcio de sondeos a pie de urna que permitiera adelantar tendencias electorales. Se comprometieron a no hacer públicos esos datos hasta que no fueran cotejados y corroborados con las primeras cifras del recuento oficial; en la práctica, nunca los emplearon. Las televisiones tan sólo reproducían el avance de los números oficiales, salvo en los Estados con diferencias abiertamente insalvables.
Fox News fue también la cadena que se atrevió a anunciar la victoria de Bush en Ohio. Eran las 0.41 (6.41, hora peninsular española) y el recuento llegaba ya al 90%. Sin embargo, la NBC necesitó 20 minutos más para anunciar tímidamente ese mismo resultado: "La competición prácticamente ha terminado", decía el presentador, Tom Brokaw.
Otras cadenas, como ABC, CNN y CBS, nunca anunciaron una victoria de Bush en Ohio. "No declararemos un vencedor hasta no saber si los demócratas llevan el resultado a los tribunales", decía Peter Jennings. A su lado, el comentarista y ex alto cargo en el Gobierno de Bill Clinton, George Stephanopoulos, trataba de añadir algo de cordura a la excesiva moderación, al insistir en que era "matemáticamente imposible" que Kerry ganase en ese Estado.
"Los espectadores no perdieron nada por el retraso en las proyecciones de resultados", escribía ayer Adam Buckam en The New York Post, "pero sí ganaron algo mucho más importante: la verdad".
Con semejante dosis de prudencia y mala conciencia, la mayoría de las cadenas optaron por hacer como si Florida no existiera: no dieron a Bush por ganador hasta que tuvieron el certificado oficial de que el recuento había alcanzado al 100% de los votos.
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