La reelección de Bush
El secretario de Estado Rumsfeld, a quien le pareció que había dos Europas, la vieja y la nueva, no tiene más que echar un vistazo al mapa del resultado electoral de su propio país para comprobar que lo que sí hay es dos Américas: la América de ambas costas, la de Woody Allen, Bruce Springsteen, Gore Vidal o Norman Mailer, la América a la que horripila que se mate a 100.000 iraquíes en una guerra mentirosa, a la que preocupa el derecho a la educación y la sanidad más que el de llevar armas encima de todo tipo de calibre; y la otra América, la de los Estados rurales y raíces profundas, cuyos habitantes están dispuestos a que los soldados más pobres vayan a guerras en países que no sabrían ni situar en un mapamundi, en fin, la de Bush, y no se me ocurría artista alguno que la apoyase, pero ahora recuerdo a Britney Spears. Lo triste es que a esta última pertenece la mayoría del país.- Luis Mazarrasa. Madrid.
Ojalá que ustedes puedan recordar que hay más que 55 millones de estadounidenses (49% de la población) que no han votado a Bush. No estamos unidos, no es un país monolítico ni homogéneo y hay millones de americanos que no son evangélicos con armas. Casi la mitad de la población está muy decepcionada al ver que Bush va a ser nuestro presidente otra vez. Es importante que Europa sepa que millones de nosotros también queremos un cambio y tenemos miedo de lo que pasará en los cuatro años que vienen.- Clayton Maxwell. Madrid.
No es tan extraña la victoria de Bush sobre Kerry en estas elecciones si aplicamos la máxima de aprender de la historia. Algunos creíamos, cándidamente, que temas como los engaños de Irak, las torturas de Abu Ghraib, las muertes de soldados, etcétera, iban a influir en las elecciones contra la candidatura republicana.
Miremos al pasado, en concreto a 1972: Estados Unidos estaba empantanado en Vietnam, las pruebas de torturas, genocidio, bombardeo de civiles indefensos, la mentira de los papeles del Pentágono, etcétera, eran abrumadoras. Sin embargo, frente a un candidato demócrata pacifista como George McGobern, apoyado por los intelectuales, los músicos y el cine, ganó el belicista Nixon por amplísima mayoría. Los americanos no funcionan cerebralmente como los europeos: la fe ciega, sea política o religiosa, es prioritaria frente a la razón para ellos. Sólo ante la derrota final, como fue el caso de Vietnam, acaban claudicando. Y así les sucederá en Irak, donde no se arreglarán los problemas, sino que aumentarán. Y si amplían la guerra al vecino Irán, al igual que hicieron en Vietnam con Camboya y Laos, peor.- Tomás Ramos. Canarias.
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