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La Sindicatura de Greuges de Barcelona recibe 350 quejas en 6 meses

Multas de tráfico, atención social y afectados urbanísticos, principales problemas planteados

Blanca Cia

Pilar Malla, que el pasado mes de noviembre fue nombrada primera síndica de la ciudad de Barcelona, ya tiene una radiografía aproximada de cuáles son los problemas más acuciantes. La atención social de las personas mayores, la vivienda, la inmigración y la prostitución, además de múltiples quejas por la manera en que el Ayuntamiento notifica las multas de tráfico. Esas son las cuestiones más repetidas en las 350 quejas que ha recibido en seis meses.

Los problemas de los colectivos más desfavorecidos no le resultan nuevos a la síndica, que dirigió Cáritas Diocesana en la década de 1990 y siguió con los asuntos sociales como diputada del PSC-Ciutadans pel Canvi en la legislatura anterior. Lo que sí es una novedad para ella es que para resolver los problemas y quejas que se le plantean tiene que hacer de mediadora con diversos servicios municipales. "Te das cuenta de que el trabajo que hace el Ayuntamiento y sus servicios es importante, pero de que los problemas sociales y de convivencia son muchos", explicó a este diario.

Además de las quejas, Malla cree que en su función es importante actuar de oficio y saliendo de su oficina, habilitada en un edificio municipal de la ronda de Sant Pau, en la que trabajan una decena de personas que tramitan las quejas y atienden personalmente a los ciudadanos. Eso hizo en la calle de Robadors, del Raval, adonde acudió para conocer el estado y las condiciones de vida de personas de edad avanzada que vivían en edificios cuyas plantas inferiores se han convertido en una suerte de pensiones encubiertas de inmigrantes. "Hemos mediado para buscar soluciones que han sido pisos o alojamientos a través del Patronato Municipal de la Vivienda para los que estaban en una situación precaria", explica. Ahora, Malla cree que el problema de la prostitución es uno de los peores que tiene la ciudad porque se trata de mujeres muy jóvenes que, además, ejercen en la calle.

A juzgar por muchas de las quejas que recibe Malla en su oficina, los juzgados de distrito que prevé la Carta Municipal tendrán bastante trabajo porque la síndica recibe cuestiones derivadas de problemas de convivencia -ruidos y peleas de vecindad- y muchas quejas sobre el sistema de notificación de las multas. "Se quejan de que las notificaciones no se hacen bien y de que, en cambio, los servicios de Hacienda son muy rápidos para embargar las cuentas", aclara. Otra cosa que ha constatado es que los servicios sociales del Ayuntamiento funcionan, pero son insuficientes. Por ejemplo, algunas cuestiones reiteradas se refieren a la insuficiencia de la atención domiciliaria.

El área verde de aparcamiento también se ha planteado a la síndica: "Pero la primera semana, después ya no". Y también quejas de afectados urbanísticos del 22@. Pese a estar en el centro de la ciudad, las quejas que ha recibido son de todos los distritos. Malla considera que la ciudadanía todavía no conoce demasiado la institución: "Y debería saber que puede recurrir a la síndica".

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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