España celebra el regreso de Vicente
La vuelta del extremo zurdo, el más destacado del partido, fue la mejor noticia para la selección en la victoria ante Uruguay
La vuelta de Vicente fue la mejor noticia ofrecida por España ante una destartalada selección uruguaya que le sirvió de probeta de cara al trascendental duelo con Serbia del 7 de septiembre. Tras una temporada en la enfermería, el regreso del valencianista supone una bocanada de aire fresco para una selección que hace tiempo que no encuentra la tecla adecuada. Con Vicente de nuevo en plenitud, como demostró anoche, al tibio equipo de Luis Aragonés se le abre una vía luminosa. El extremo del Valencia permite a España explotar con enormes perspectivas la veta de la banda izquierda, una orilla en la que no han cuajado Reyes, Luque y Luis García. Para un equipo al que le gusta percutir por los costados, ser ancho para ser profundo, Joaquín -pese a sus intermitencias- y Vicente son una pareja difícil de rastrear en cualquier equipo. A Vicente aún le falta un pico de aceleración, pero frente a Uruguay demostró que ha recuperado la chispa. Como muestra elocuente, la pifia de Pablo García en el primer gol español. Tras una pared perfecta con Raúl, Vicente arrancó desde el perfil izquierdo dejando escombros uruguayos a su paso. Con un carrusel de rivales convertidos en marionetas, el madridista Pablo García acudió al rescate de sus compañeros y embocó en dirección contraria el pase de Vicente. La sutileza del español pudo con la vehemencia del capataz uruguayo, que acudió al quite con la sangre hervida, a su estilo.
ESPAÑA 2- URUGUAY 0
España: Reina; Salgado (Sergio Ramos, m. 59), Puyol, Marchena, Del Horno (Antonio López, m. 71); Joaquín (Luis García, m. 59), Xavi, Xabi Alonso (Sergio, m. 46), Vicente; Raúl (Luque, m. 68) y Morientes (Torres, m. 46).
Uruguay: Carini; Varela (D. Pérez, m. 78), D. López, Sorondo, Rodríguez; Estoyanoff (Regueiro, m. 46), Pablo García, Delgado (O. Morales, m. 60), Castro (Recoba, m. 46); R. Morales (Zalayeta, m. 70) y Forlán (Tejera, m. 65).
Goles: 1-0. M. 25. Jugada de Vicente, que centra desde del área pequeña, el balón rebota en Pablo García y se cuela en la portería. 2-0. M. 37. Vicente, de penalti cometido sobre Raúl.
Árbitro: Olegario Bartolo (Portugal). Amonestó a Salgado y Rodríguez.
Unos 21.000 espectadores en El Molinón.
Más allá de los fogonazos de Vicente y el espartano ejercicio de Raúl, en algunas fases España se mostró como un equipo excesivamente funcionarial. La imprecisión de Xabi Alonso tuvo mucho que ver al respecto. El donostiarra, parsimonioso en la entrega y con la pierna blanda en el quite, no ofreció su mejor versión. Luis le hizo bailar con Xavi unos metros por delante. El seleccionador no ha olvidado que con los dos al timón, España dibujó el mejor partido del último curso: el amistoso frente a Inglaterra en el Santiago Bernabéu. En la inminente cita con los serbios, la selección tendrá que hacer toda la faena desde el inicio y, ante ese panorama, Alonso y el medio azulgrana tendrán que jugar con todas las luces encendidas. El guipuzcoano, que ya ha comenzado su temporada oficial con el Liverpool, aún tiene margen de mejora.
A quien sí se vio afinado fue a Raúl. Lejos de su intrigante anonimato con el Madrid, en la selección aún se adivinan detalles del mejor Raúl. Con el puesto más amenazado que nunca en su equipo, el capitán español parece utilizar el tapete de España para reivindicarse. En la alineación de Luis no es el telonero de ningún Ronaldo, así que el siete copa todos los focos, se siente protagonista, el tótem de un equipo falto de referencias en estos tiempos. No importa que su compañero de ataque, caso de Morientes ayer, dimitiera desde el calentamiento. Él solo se bastó para dejar en tanga a los centrales suramericanos. Revoltoso cerca del área rival y sudoroso como siempre, Raúl barrió todo el frente de ataque español y fue decisivo en los dos tantos. En el primero por la mencionada pared con Vicente y en el segundo por su chicha al provocar el penalti que le hizo López. Raúl peleó en solitario con el gigantesco central uruguayo, soportó unos cuantos coscorrones y con la pelota finalmente controlada hizo caer en la trampa al defensa.
A falta de mayores emociones, el soso encuentro de Gijón dejó otros apuntes. Reina, debutante en la portería, ha alcanzado el grado de madurez necesario como para que Casillas no se descuide. Con él y Valdés al relevo, España tiene la meta a salvo. No es que Uruguay le exigiera mucho, pero al nuevo portero de Anfield se le vio sereno, siempre atento a cualquier imprevisto y con una extraordinaria decisión en todas sus acciones. Lástima que el equipo de Fossati no le examinara algo más, pero Uruguay no está ni para las verbenas.
En el Molinón quedó patente por qué en la fase mundialista suramericana Colombia le metió 5-0 y la débil Venezuela le azotó en Montevideo. Es un equipo sin identidad, con unos cuantos jugadores con una buena carrera en Europa pero que no mezclan del todo bien. Si quiere estar en el Mundial de Alemania el próximo año tendrá que someterse a un profundo maquillaje. España quizá no necesite tanto, pero el día 7 contra Serbia en el Calderón se jugará buena parte de sus opciones. Entonces nada importará que con Luis la selección lleve doce partidos sin perder. Lo importante es que el técnico esté convencido de una vez de que tiene un cesto interesante de jugadores a la hora de escoger. Quizá no congenien en la mejor selección del mundo, pero todos son titulares en equipos punteros. Un dato: de los 22 convocados ayer, es más que probable que 19 -faltarán los tres internacionales del Atlético- jugarán este año competición europea. Mimbres suficientes para al menos acudir a un Mundial. Lo contrario será un fracaso.
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