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VELA | Vuelta al Mundo
Columna
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La primera ducha

Hasta que te das la primera ducha, después de tres semanas sin tocar el líquido elemento con fines higiénicos, no te das cuenta de que has llegado a tierra. Durante un buen rato te quedas embobado viendo cómo el agua dulce se lleva la sal que impregna tu cuerpo, que ha sido tu compañera de viaje y que, a veces, aliada con la humedad, te provoca infecciones y llagas.

Después de 21 días de regata, el Ericsson descansa, igual que nosotros, bajo el sol veraniego de Ciudad del Cabo. La última semana ha sido la más intensa y tensa. Una avería en el sistema hidráulico de la quilla basculante ha puesto pendiente de un hilo o, mejor dicho, de una válvula no sólo la integridad del barco, sino también de los que estábamos dentro. El final de la etapa ha sido una mezcla de desilusión por el resultado y de respirar hondo por haber podido cruzar la línea y acumular unos puntos que nos mantienen segundos, a uno del holandés ABN 1, el líder provisional.

Cruzar la línea de una competición que dura 21 días las 24 horas del día es siempre motivo de orgullo y alegría. No sólo luchas contra tus contrincantes, sino también contra la imbatible naturaleza y una avería en los miles de piezas que componen un sofisticado barco de regatas como el Ericsson puede tener todas las tonalidades del catálogo de peligros. Desde una leve hasta la que pone en riesgo la vida. Ahora nos toca recuperarnos físicamente mientras nuestro equipo de tierra empieza la dura tarea de trabajar a destajo para poner el barco a punto, reparar las roturas, reforzar las zonas con problemas... En resumen, mejorar con lo aprendido en las primeras 6.500 millas y tener el barco listo para la segunda etapa, más dura y con más riesgo.

Los otros equipos pasan por diferentes vicisitudes. Algunos, como el Movistar, llegarán con el barco en un carguero tras retirarse por su prematura avería en la estructura de su quilla basculante. Otros, como los hollywoodenses Piratas del Caribe desplazaron hace días su barco a bordo de un avión de carga, que destrozó la pista del aeropuerto de Ciudad del Cabo al tomar tierra y éste tuvo que cerrarse varias horas para ser reparado.

Mientras tanto, continúan los rumores sobre la inseguridad de estos barcos para afrontar los Océanos del Sur. Periodistas, aficionados y regatistas ponen en cuestión la nueva clase VOR 70 creada para este evento y con un patrocinador como Volvo, que vende sus coches asociados a la máxima seguridad y fiabilidad, algo escaso en estos barcos. La respuesta se empezará a dilucidar al final de la siguiente etapa. De momento, se saben los barcos que saldrán de Ciudad del Cabo el segundo día de 2006, pero no los que llegarán tres semanas más tarde a Melbourne.

Personalmente, también necesito una exhaustiva puesta a punto con un dedo de la mano roto, algunas infecciones de piel en cuello y muñecas por el roce con las gomas del traje de agua, la pérdida de cinco kilos, una tendinitis en un hombro y la pierna izquierda operada antes de la salida de Vigo.

Guillermo Altadill, timonel del velero Ericsson, desde Ciudad del Cabo

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