Moratinos ofrece al Vaticano renegociar la financiación de la Iglesia en España

El Gobierno no modificará unilateralmente los acuerdos de 1979 y está dispuesto a estudiar la propuesta de reforma, total o parcial, del sistema de financiación pública de la Iglesia española que proponga la Santa Sede. Ésta es la amplia oferta de negociación que el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, formalizó ayer ante el secretario de Estado vaticano, Angelo Sodano, en la primera reunión de trabajo que las dos partes celebran bajo el pontificado de Benedicto XVI. Moratinos calificó el encuentro de "largo, cordial y positivo".

La entrevista, que duró una hora y 20 minutos, marca un punto de inflexión en unas relaciones que han conocido momentos tormentosos en torno a las políticas del presidente José Luis Rodríguez Zapatero acerca de la enseñanza de la religión y la familia. Ambas partes se esforzaron en subrayar este cambio de tono, saludándose ante la prensa con especial cordialidad. Angelo Sodano bromeó sobre el alto número de periodistas atraídos por la cita. Moratinos insistió en que se trataba de la "primera reunión formal de trabajo, que debe ser constructiva".

El ministro diría más tarde que su interlocutor apreció como expresión de disposición al diálogo esta visita, que, añadió, resume "la determinación de los dos Estados de trabajar juntos en un clima de buena voluntad y entendimiento, aunque diverjan en algunas cuestiones". El Vaticano, como es su costumbre, no comentó ni informó sobre la entrevista.

Reconoció Moratinos que el cardenal Sodano aludió, aunque "de forma marginal", al enojo de la Iglesia por la aprobación del matrimonio entre homosexuales, e informó de que la conversación había versado, además, sobre la Ley de Educación, si bien "brevemente", precisó, "porque no se trataba de negociar". Sodano "ha apreciado los esfuerzos del Gobierno por acercar puntos de vista [en materia de enseñanza], aunque persisten divergencias y habrá que seguir negociando", añadió el ministro, en un encuentro con la prensa celebrado en la Embajada de España ante la Santa Sede.

IVA y aportación pública

En cuanto a la financiación, el otro semillero potencial de conflictos, el representante español puso especial empeño en aclarar una posición que se ha ido perfilando, con tonos a veces amenazantes, mientras arreciaban las tensiones. Moratinos quiso dejar ayer claro que la Iglesia no tiene que temer una acción unilateral del Gobierno, porque lo que éste quiere es negociar. A continuación, dejó la pelota en el otro campo: la Santa Sede debe decidir si prefiere renegociar el acuerdo actual o simplemente adaptarlo. Las autoridades españolas esperan que Roma haga una propuesta para que comience el diálogo.

El cardenal Sodano, según el ministro, reconoció el problema en su doble vertiente: la necesidad de poner fin a la exención del IVA de que goza la Iglesia en España, porque la UE así lo exige, y la más general de que, en tres años, cesarán las aportaciones públicas extraordinarias para cubrir el déficit eclesial crónico, según anunció el vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía, Pedro Solbes. Desde el episcopado español han surgido voces diciendo que si el porcentaje del IRPF que los contribuyentes pueden dedicar a la Iglesia católica pasara de, 0,5% al 0,8% vigente en Italia, el problema del déficit quedaría resuelto. El Gobierno, según fuentes diplomáticas, podría contemplar otros métodos, como financiar directamente actividades sanitarias, asistenciales o educativas de la Iglesia. El margen de dialogo es amplio.

Los puntos de convergencia se sitúan, sobre todo, en la agenda internacional, según señaló Moratinos, especialmente en Oriente Próximo, donde ambas partes comparten la vocación de paz, y en la Alianza de Civilizaciones. Sodano dijo que la Santa Sede quiere participar en todos los trabajos de la alianza y tener un puesto de observador en el Proceso de Barcelona para el diálogo euromediterráneo. El ministro aseguró que apoyará estas peticiones. De todo ello, se seguirá hablando a través de contactos "que hay que intensificar, tanto entre España y la Santa Sede como entre las autoridades españolas y la Conferencia Episcopal, porque unos y otros no son incompatibles", señaló el ministro.

Próxima cita

La próxima cita corresponderá a la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, que viajará a Roma, probablemente después de Semana Santa, para preparar la visita del Papa, en julio, a Valencia. A la reunión de ayer asistieron el subsecretario de Exteriores, Luis Calvo, el embajador de España en el Vaticano, Jorge Dezcallar, el llamado ministro vaticano de Exteriores, Giovanni Lajolo, y Claudio Gualtieri, responsable de España en la Secretaría de Estado, además de los dos interlocutores principales.

Moratinos informó a Sodano de que el Gobierno asistirá plenamente al Papa si quiere visitar Madrid o el castillo de Javier en Navarra, además de Valencia. Pero precisó que el Gobierno no le ha pedido que venga a la capital, aunque también afirmó que "la idea" es que la estancia del Papa en España, sin perjuicio de que su sentido sea primordialmente pastoral, "pueda servir también de ocasión para encuentros del más alto nivel".

Por último, el ministro rechazó que se sienta dolido porque Benedicto XVI no le haya recibido: "Se pidió la audiencia por simple cortesía, pero hay incluso una nota verbal que dice que no es práctica de este Papa recibir a ministros. Me han recibido muy bien y me he sentido muy acogido".