Rotunda, sensual
Encontrar y captar aspectos y detalles del cuerpo humano que el ojo nunca podrá llegar a ver aunque la acción suceda ante nosotros. Ésa parece ser la misión que se impone Isabel Muñoz (Barcelona, 1951) en sus continuos viajes por el mundo. Más que nunca queda olvidado el viejo axioma de que la fotografía tiene como tarea principal la de reproducir fielmente lo que vemos porque aquí el fotógrafo afronta el desafío de crear nuevas realidades. Muchas de estas imágenes atrapadas por la cámara se convierten inmediatamente en iconos porque reflejan instantes que nose habían podido ver congelados anteriormente y que seducen por su original enfoque.
Las bailarinas del ballet real de Camboya, los miembros de la tribu surma de Etiopía, los luchadores turcos o el mundo del toreo son algunos de los terrenos en los que se sumerge la artista para encontrar escorzos, rostros, expresiones o detalles corporales que descubren aspectos inéditos de las personas y actividades retratadas.
ISABEL MUÑOZ
Auditorio de Galicia
Avenida de Burgo das Nacións
Santiago de Compostela
Hasta el 16 de abril
La aparición en primer plano de unos labios agrietados que parecen haberse convertido en un corazón o el delicado detalle del brazo enjoyado de una bailarina son estampas difíciles de olvidar una vez vistas. Como contrapunto, es imposible no estremecerse ante la descarnada imagen de unas piernas ortopédicas en Camboya.
Las fotografías de Isabel Muñoz cuentan además con un componente escultórico evidente. Tienen tanta fuerza que parecen que podemos tocarlas.
El uso de los grandes formatos y, sobre todo, la maestría de la artista a la hora de realizar las copias al platino hacen que el espectador tenga la sensación de que se encuentra ante una imagen tridimensional. Incluso los encuadres que utiliza hacen que muchas de las imágenes remitan irremediablemente a la escultura, aunque la artista es capaz de combinar la rotundidad de las formas con una atmósfera de sensualidad que es otra de las características esenciales de su obra.
Hemos visto trabajos de
otros fotógrafos que han acudido a lugares remotos para descubrir culturas casi perdidas y que han conseguido captar momentos de gran belleza. Pero las imágenes creadas por Isabel Muñoz son algo muy distinto. No tiene un especial afán documental ni se conforma simplemente con inmortalizar un momento o un rostro hermoso. Su objetivo es más bien el de demostrar cómo el cuerpo humano puede liberarse y convertirse en objeto de deseo incluso en los momentos en los que está sometido a la dura disciplina del ballet o al esfuerzo físico de que supone la lucha.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.