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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Infortunios judiciales del PP

El PP valenciano no puede quejarse. Lleva camino de cumplir su tercera legislatura, los sondeos demoscópicos le auspician una cuarta con mayoría absoluta y todo indica que, por ahora, ha superado sin desgaste notable los contratiempos, incluso los sobrevenidos a raíz de las varias y sonadas irregularidades penales que le van cerrando el dogal judicial. Por eso no se entiende, y menos desde un criterio estrictamente democrático, la airada reacción contra el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de la CV, Ricard Cabedo, por parte de los consejeros Portavoz, Esteban González Pons, y de Justicia e Interior, Miguel Peralta, con el obsequioso concurso del presidente de la Asociación Profesional de Abogados y Juristas.

A fuer de sinceros, los mentados portavoces del PP habrían de reconocer que su partido goza de una prolongada baraka o fortuna insólita propiciada por una sociedad indiferente o moralmente desarmada en punto a los episodios de corrupción pública, lo que no constituye un buen exponente de nuestro civismo colectivo, pero así se constata en las sucesivas catas de opinión divulgadas. Una bonanza favorecida, además, por el escaso crédito que suscita el principal partido de la oposición, el PSPV-PSOE, incapaz todavía de recuperar el espacio electoral perdido.

Dos circunstancias evidentes y confortantes para el partido que gobierna la autonomía y que deberían sosegar a algunos de sus responsables, aquejados aparentemente por el síndrome del perseguido, en este caso por el citado titular del ministerio fiscal. Sin embargo, también hay que comprender esta inquietud y animosidad que le dedican a la vista de cómo van cuajando las denuncias y perfilando los hechos delictivos que pueden acabar sentando en el banquillo a los reos del PP en vísperas electorales o, mucho más grave, que los fallos condenatorios se agavillen en plena campaña por el voto. ¿Cómo vender entonces el código ético, aunque permanezca inédito?

Puestos a comprender, habría que considerar cuán desapacible ha sido la semana que termina para las huestes de Francisco Camps, laceradas por asuntos tan infaustos como simultáneos. Para empezar, el regurgitante caso Fabra, con el inevitable desfile de ex ministros del PP -cuatro nada menos- y otras altas personalidades en condición de testigos por el juzgado de Nules el próximo día 26. Y con ello, la investigación del patrimonio familiar, un trámite que, dada la naturaleza de las imputaciones, cae por su propio peso. No obstante, tanto los cualificados testimonios como el escudriñamiento patrimonial, puede ser decisivos para disipar las persistentes sospechas. En este sentido, el presidente de la Diputación de Castellón puede estar de suerte, como él mismo aduce.

En sintonía con este episodio, el fiscal anticorrupción de Alicante ha abierto 16 causas contra el pintoresco alcalde popular de Orihuela, José Manuel Medina, y otras personas, que deberán comparecer en calidad de denunciados por un puñado de presuntos delitos, cuya descripción incumbe más a una página de sucesos con tintes de picaresca y desmán. Viene a ser el corolario de 19 años de convulso poder consistorial a cargo del PP y eso es demasiado tiempo para que no se abran las ventanas, corra el aire y, si procede, desfile la cuerda de presos por este remedo de Marbella en que ha venido a parar la sede diocesana.

Para acabarlo de arreglar, Terra Mítica ha vuelto a ser noticia, y no por sus déficit crónicos o agobios financieros, sino por dos episodios asimismo ingratos para el Consell de la Generalitat. De un lado, vuelve a estar en danza el montaje de las facturas falsas que involucra al parque temático y otras 16 empresas. La Agencia Tributaria no suelta el bocado y ha denunciado el presunto fraude a la fiscalía. Los jueces no dan abasto.

De otro lado, Eduardo Zaplana ha comparecido por ese, su feudo, a modo de conseguidor para resolver los problemas, que se diría son los suyos propios. El presidente Camps se ha enterado por la prensa y aún estará preguntándose qué hace con el plan de viabilidad que había aprobado. Por lo pronto, lo que ha hecho es un papel de lo más desairado. Hay semanas que todo sale torcido, pero siempre quedará la Copa de América y la visita de SS.

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