El niño que se divertía con Robinho
El brasileño Diego, que coincidió con el delantero madridista en el Santos, aspira a liderar al Werder
La quinta de los Meninos da Vila, chavales de la Vila Belmiro, barrio de la ciudad brasileña de Santos, es la mejor hornada de futbolistas brasileños de los últimos años. Con el equipo del Santos en bancarrota, los dirigentes paulistas ascendieron al primer equipo a jovenzuelos de 17 y 18 años que ganaron, ya en su estreno, el campeonato brasileño de 2002. El líder y más famoso del grupo era Robinho, hoy en el Real Madrid. Los aficionados santistas no tardaron en compararle con Pelé, después de presenciar sus goles y bicicletas. Pero quién llevaba el número 10 del rey, el brazalete de capitán, y la batuta del equipo del Santos, era Diego Ribas, un media punta de 17 años, guapo y bajito.
Hoy, Diego, con 21 años, comandará el ataque del Werder Bremen contra el Barcelona en la Liga de Campeones, y avisa: "No vamos a esperar atrás al Barça porque sería fatal. Es un gran equipo pero también comete errores".
"Llevamos nuestra alegría a los campos", dice Diego cuando recuerda las jugadas con el amigo Robinho, y abre una gran sonrisa cuando añora "aquellos momentos maravillosos". Los dos se han marchado del equipo paulista, pero son recordados por los canteranos del Santos en todos los entrenamientos. En el mismísimo club del rey Pelé, el nuevo centro de entrenamiento tiene dos campos. Uno fue bautizado con el nombre de Robinho y el otro con el de Diego. Una placa conmemorativa en la entrada recuerda a ambos, y anuncia que los campos son "fundamentales para la formación de nuevos talentos y futuras conquistas".
En la temporada pasada, la primera del brasileño en Europa, Diego y Víctor Fernández, hoy entrenador del Zaragoza, coincidieron en el Oporto. Diego dice que el apoyo recibido del técnico "fue fundamental" en sus inicios en el fútbol europeo. Y se explica: "En Brasil tenía más tiempo para recibir el balón y pensar las jugadas, ahora las defino mucho más rápido". Víctor Fernández fue destituido, y Diego, a pesar de ganar la Liga portuguesa, fue vendido por seis millones de euros al Werder Bremen.
Víctor Fernández no sabe si el fútbol alemán, más físico, "entenderá la calidad del fútbol" del media punta, pero acredita que el jugador ha cumplido muy bien su proceso de adaptación. "Diego será una de las grandes figuras del fútbol en Europa. Es un gran organizador del juego, con potentes cambios de ritmo. Un jugador brasileño, con un fuerte carácter, y que nunca se arruga ante los desafíos", dice el técnico aragonés. Y para retos, el mal momento de juego del Werder Bremen. El equipo alemán es octavo en la Bundesliga, perdió su primer partido de Champions contra el Chelsea, y fue eliminado de la Copa de Alemania por un equipo de tercera. Diego explica que el equipo ha sufrido con las bajas del delantero Klose y del defensa Mertesacker, ambos internacionales alemanes, y recuperados para jugar contra el Barcelona. "Hemos incorporado a cuatro nuevos fichajes al equipo titular y eso exige tiempo para estar conjuntados. Al contrario del Barcelona, donde sus grandes jugadores juegan de memoria. Ronaldinho siempre tiene a muchos marcadores pero siempre se marcha de todos. Y Eto'o es un delantero completo porque es rapidísimo y muy tranquilo a la hora de definir la jugada", dice el media punta del Werder Bremen.
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