Una exposición revisa la vigencia de El Paso en su 50º aniversario
"Nunca pensamos que nos íbamos a convertir en un grupo mítico", afirma con una punta de ironía Luis Feito, uno de los fundadores del grupo El Paso, quien con su compañero de aquella época Rafael Canogar acudió a la inauguración de la exposición organizada por la Fundación Fran Daurel, ubicada en el Pueblo Español de Barcelona, para celebrar el 50º aniversario del movimiento que revolucionó la escena artística de la España de la posguerra. Puentes a la abstracción: 50 años del grupo El Paso, abierta hasta el 7 de enero, reúne 34 obras, procedentes en su totalidad de colecciones privadas, que reflejan las heterogéneas personalidades de los 10 artistas (además de Canogar y Feito, Antonio Suárez, Martín Chirino y los fallecidos Juana Francés, Manuel Millares, Antonio Saura, Manuel Rivera, Pablo Serrano y Manuel Viola) que, con los escritores Manuel Conde y José Ayllón, provocaron un terremoto en el arte español.
La exposición de El Paso en el pabellón de España en la Bienal de Venecia de 1958, no sólo marcó su consagración, sino que introdujo el arte español en las corrientes de la vanguardia internacional. "Abrimos muchas puertas, por las que se metieron también otros artistas jóvenes", apunta Feito. A propósito de aquella bienal, el artista desmintió la opinión de muchos historiadores, incluida la comisaria de la muestra, Dolores Durán, que la consideraron una operación para "lavar la cara del franquismo". "El régimen no se aprovechó de nosotros, ni siquiera sabía que existíamos. Hubo un gran debate interno y decidimos participar. ¿Cómo podíamos desperdiciar una ocasión así? Nosotros no representábamos a España, sino a la pintura española", matizó Feito. "Salvo raras excepciones, como Juan Eduardo Cirlot o José Corredor Matheos, la mayoría de críticos afortunadamente nos atacó; si nos hubieran defendido habría sido mucho peor", añadió Canogar.
La materia
Las obras seleccionadas abarcan los tres años -entre 1957, fecha de redacción del manifiesto fundacional, y 1960, fecha de la disolución oficial- de actividad del grupo en su conjunto, si bien hay alguna pieza posterior. Ambos artistas negaron que la ruptura se debiera a tensiones o incomprensiones entre los miembros del grupo. "El Paso no quería convertirse en una institución, ni nosotros en funcionarios", señala Feito. "Los artistas suelen ser individualistas y todos queríamos seguir nuestro camino", matiza Canogar.
El informalismo, al que se adscriben todas las piezas, se plasma en las líneas estilizadas y geométricas de Suárez, el expresionismo hierático de Francés, las sugerencias primitivistas de Chirino, el surrealismo de Saura y la pintura gestual de Canogar. La arena que Feito mezcla con los colores a óleo, o la arpillera y la rejilla metálica que despuntan de las telas de Millares y Rivera, respectivamente, son los ejemplos más evidentes de una común preocupación por la materia que, con la actitud ética y social, se convertiría en el carácter definitorio del grupo.
Babelia
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