España se sitúa a la cabeza de Europa en el envío de remesas fuera de la UE
El primer estudio de la CE calcula que la inmigración envió 3.258 millones a sus países en 2004
España ostenta un nuevo récord en materia de inmigración. Se ha convertido en el primer Estado miembro de la Unión Europea por envío de remesas a países terceros. La Comisión Europea concluyó el mes pasado su primer estudio comparativo sobre estas transferencias que efectúan los inmigrantes a sus países de origen. Abarca hasta 2004, y ese año los inmigrantes extracomunitarios afincados en España enviaron 3.258 millones de euros, lo que representa casi el 40% de las remesas de toda la UE y el 0,39% del PIB español. Este año esa cifra quedará superada hasta rondar los 6.000 millones.
Un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), publicado a finales de la primavera, ya atribuyó a España varios récords. El más espectacular era que en una década (1994-2004) el empleo desempeñado por extranjeros aumentó un 551%, el mayor crecimiento del mundo.
En 2004 España fue también, según la OCDE, el país que más inmigrantes acogió (645.000), detrás de Estados Unidos, siete veces más poblado. La tasa de actividad de los inmigrantes era además de las más altas del mundo y superior a la de los españoles.
El informe de la Dirección General de Asuntos Económicos y Financieros de la Comisión Europea añade ahora una nueva medalla de oro, la del principal emisor de remesas, por delante de Alemania y Francia. Fuera de la Unión Europea (UE), Estados Unidos y Arabia Saudí superan a España.
En el lustro analizado (2000-2004), España es además el socio comunitario en el que se ha producido el mayor incremento de las remesas (141,9%) después de Portugal (183,2%). Es, por último, el Estado miembro en el que las remesas representan el más alto porcentaje del PIB (0,39%).
Estos datos van acompañado por un elogio de Bruseñas. La Administración española es, entre los Veinticinco, la que más esfuerzos consagra a efectuar una detallada contabilidad de las remesas.En su introducción, la Comisión Europea reconoce que los resultados de su estudio "pueden sufrir distorsiones a causa del problema que supone la mala e imprecisa información" proporcionada por algunos Estados miembros.
Por sorprendente que parezca, nada menos que ocho países de la UE no poseen datos sobre ese flujo financiero. Algunos, como la República Checa, apenas acogen a trabajadores extranjeros, pero otros, como Dinamarca, Luxemburgo, Austria, Finlandia o Suecia, tienen una larga tradición de inmigración. Por último, el Reino Unido comunicó a Bruselas cifras algo antiguas.
"La minuciosidad de la estadística española explica, en parte, la preeminencia en Europa de las remesas que giran los inmigrantes asentados en España", asegura Iñigo Moré, fundador de una asociación dedicada al estudio del fenómeno (Remesas.org).
Otro factor que permite comprender la fuerza del flujo es, prosigue Moré, "el poco tiempo que llevan los inmigrantes afincados en España y, por tanto, los fuertes lazos que mantienen con sus países de origen". Con el paso del tiempo estos vínculos acaban siendo más tenues y, en consecuencia, se reducen los envíos.
El informe de la Comisión Europea fue efectuado con la primera estadística que le suministró el Banco de España. Esta institución calculó las remesas emitidas desde España fuera de la UE en 2004 en 3.258 millones de euros, una cifra que luego revisó al alza.Ese año las remesas que salieron de España rebasaron, por primera vez, a las que se recibían de los emigrantes españoles residentes en el extranjero, sobre todo en Europa.
El crecimiento de las remesas que se transfieren desde España supera ahora el 30% anual. En 2005 ya se situaron en 4.614 millones y en los nueve primeros meses de este año alcanzaron un nuevo máximo: 4.426 millones, un 34,03% más que durante el mismo periodo del año anterior. La previsión es que en todo 2006 se acerquen a los 6.000 millones.
A estas cantidades habría que añadir las remesas ocultas, aquellas que los inmigrantes llevan en mano cuando regresan de visita a su país. En el caso de los 600.000 marroquíes instalados en España se estima que la cantidad es elevada a causa de su cercanía geográfica con el país de origen.
Las remesas que parten de España se diferencian de las del resto de Europa no sólo por su elevada cuantía, sino su lugar de destino. El grueso de los envíos (53%) van a parar a América Latina -principalmente a Colombia y Ecuador-, seguida por el Magreb y sólo en un tercer lugar figura Europa del Este. Sólo otros dos países industrializados, Estados Unidos y Canadá, mandan la mayoría de sus remesas a Latinoamérica y el Caribe.
La orilla sur del Mediterráneo -Turquía y el Magreb- es, en cambio, el principal destino de las transferencias que hacen los inmigrantes fuera de la UE, empezando por las que tienen su origen en Francia y Alemania. En el caso de este último país, Europa del Este ocupa, no obstante, un lugar preponderante.
La treintena de páginas del primer estudio de la Comisión Europea no toman en cuenta las remesas intracomunitarias. Si lo hiciese, los expertos estiman que la preponderancia española quedaría algo mermada porque, por ejemplo, los envíos de inmigrantes portugueses en Francia o polacos en Alemania son muy intensos.
Tarifas elevadas
El negocio de las remesas, con sus pingües comisiones, no está en manos de la banca.
Nada menos que el 80% de los envíos que efectúan los inmigrantes se hacen a través de 46 empresas especializadas que operan en España, según asegura Anaed, la asociación que las reagrupa.
La facilidad del trámite, la inmediatez de la transferencia, la escasa bancarización de algunos de los países de destino y, sobre todo, el amplio horario de apertura y sus tarifas más baratas, explican el éxito de las remesadoras.
A finales del siglo XIX mandar dinero de América Latina a España costaba, aproximadamente, un 0,5% del importe transferido.
Ahora las empresas especializadas cobran un 7% para un giro medio de unos 150 euros, pero la banca triplica fácilmente esa comisión.
Bancos y cajas alcanzaron, el sábado pasado, un acuerdo no vinculante con la Administración. Se comprometen, por fin, a abaratar el envío de remesas.
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