Los demócratas se oponen al envío de refuerzos
La reacción del nuevo Congreso demócrata a los eventuales planes del presidente George Bush de incrementar el número de tropas en Irak no se ha hecho esperar. A sólo un día de su toma de posesión, el líder de la mayoría demócrata en la Cámara alta y senador por el Estado de Nevada, Harry Reid, así como la nueva presidenta de la Cámara de Representantes y legisladora de California, Nancy Pelosi, presentaban ayer una carta al presidente en la que criticaban dicha línea de acción y reclamaban el inicio de la retirada de las tropas de Irak en un plazo de entre cuatro y seis meses.
"Se pasó el tiempo de enviar más tropas a Irak", escriben Nancy Pelosi y Harry Reid en la misiva. La crítica de los demócratas no es nueva. Pero sí es novedoso que el presidente George W. Bush se enfrente a una diferente realidad: el recién estrenado liderazgo demócrata en el Congreso obligará a consensuar la política que el presidente quiera aplicar a Irak, algo hasta la fecha innecesario tras 12 años de dominio republicano del Capitolio.
En una jornada como la de ayer de nuevos nombramientos en la cúpula militar y del espionaje, Bush dedicó parte del día a reunirse de forma privada con una docena de senadores, entre los que se encontraban algunos de sus más fervientes defensores así como algunos de sus más persistentes detractores.
Los encuentros con los senadores se espera que se sucedan también a lo largo de la semana que viene y culminarán en un encuentro con líderes de ambos partidos previsto para el próximo miércoles, día que se especula que el presidente anunciará a la nación su nueva estrategia para Irak, según fuentes de Capitol Hill citadas por la agencia Associated Press.
Una de las opciones consideradas por el presidente incluye el envío de entre 8.000 y 9.000 soldados más a Irak, con la función principal de reforzar la seguridad en Bagdad. Actualmente se encuentran desplegados en el país mesopotámico algo más de 140.000 efectivos estadounidenses.
El saliente general John Abizaid testificó ante el Congreso el pasado mes de noviembre y dijo que podrían desplegarse 20.000 nuevos hombres, pero que ni el Ejército ni el cuerpo de marines podía asumir el incremento. El general George Casey, también con sus horas ya contadas al frente del teatro de operaciones de la guerra, expresó sus reservas sobre la posible efectividad de aumentar las tropas en Irak.
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