Fraudes del pasado
En apenas dos años de ruido y furia, Mario Conde y Javier de la Rosa, los representantes más destacados del aventurerismo empresarial en la segunda mitad de los ochenta, desaparecieron por el sumidero de la historia. Banesto fue intervenido en 1993 y un año después la fiscalía de Barcelona presentaba una querella contra De la Rosa por la presunta descapitalización fraudulenta de la sociedad financiera Grand Tibidabo. El financiero catalán -nadie se atrevió jamás a llamarle empresario- ya estaba profundamente tocado por el escándalo de Torras-KIO, otro caso de descapitalización fraudulenta. Conde y De la Rosa medraron apoyados en técnicas de vaciamiento empresarial, pocos escrúpulos, connivencias políticas y la manipulación de cuadras de periodistas dispuestos a trompetear sus alabanzas en libros y columnas como si fueran los Mesías del capitalismo español. El caso judicial de De la Rosa todavía colea y ayer vivió uno de sus enredos laberínticos.
Porque De la Rosa y otros siete acusados -entre ellos, Manuel Prado y Colón de Carvajal- habían llegado a un acuerdo con el ministerio fiscal para, a cambio de declararse culpables, reducir sus penas y acortar la vista oral del proceso por los fraudes en Grand Tibidabo. Trece años de instrucción podían quedar reducidos a una sesión de una hora y los 13 años de prisión que se pedían para el financiero catalán todavía pueden quedarse en no más de tres. El abogado del Estado se ha resistido al pacto extrajudicial y el juez ha aplazado la decisión hasta el próximo 14 de enero.
Los ciudadanos tienen derecho a conocer cómo ejecutaron sus rapiñas De la Rosa y los otros imputados. El pacto de la fiscalía hurta los efectos preventivos y didácticos que tiene toda acción civil o penal. Priva, además, a la sociedad de un debate útil: ¿son tres años una pena justa por una apropiación fraudulenta de 68 millones de euros? ¿Incluso aunque se sepa que De la Rosa, perito en vaciamiento de empresas y experto en comisiones millonarias por operaciones fantasmas, no devolverá el dinero desaparecido?
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