El testimonio del ex jefe del espionaje pone a Villepin contra las cuerdas
Rondot declara que en una reunión con el ex primer ministro se citó a Sarkozy
Philippe Rondot, el viejo general de 73 años y tres estrellas, antiguo gerifalte de los servicios secretos franceses, descrito como maestro de espías, testificó ayer en el proceso que juzga el caso Clearstream y su testimonio resultó demoledor para el ex primer ministro Dominique de Villepin, acusado de instigar una denuncia falsa contra Nicolas Sarkozy a fin de torpedear en 2004 su carrera política. Rondot, alto, envarado, calvo, lacónico, vestido con un traje de chaqueta verde, acostumbrado al secreto, a las sombras y al anonimato, cuyos diarios personales y sus frasecitas algo enigmáticas constituyen la principal prueba de este proceso, se convirtió ayer, a su pesar, en el hombre del día. Y aseguró, contra lo mantenido por Villepin, que éste por lo menos oyó y tal vez mencionó el nombre de Nicolas Sarkozy a propósito de las comprometedoras listas bancarias fraudulentas encaminadas a minar la credibilidad del actual presidente de la República.
El ex primer ministro francés está acusado de preparar una denuncia falsa
Para entender el alcance del testimonio de Rondot hay que volver a una reunión clave en esta historia, celebrada el 9 de enero de 2004 en el despacho de Villepin, por entonces ministro de Asuntos Exteriores. Participaron en ella Villepin, el ex vicepresidente del conglomerado aeronáutico EADS Jean-Louis Gergorin, acusado de denuncia falsa y viejo conocido del ex primer ministro, y el general Rondot. Gergorin sacó las falsas listas en las que aparecían cuentas bancarias susceptibles de blanqueo de dinero relacionadas con prominentes nombres de la sociedad francesa (Sarkozy entre ellos) y Villepin, que aseguró que entonces no sabía que eran un fraude, encargó a Rondot investigar el asunto. El ex primer ministro también testificó hace una semana que nunca, a lo largo de esa reunión, se nombró a Sarkozy fuera de mencionarlo de pasada por el cargo que ocupara entonces (ministro del Interior). Es decir: Villepin aseguró que ignoraba que Sarkozy aparecía en las listas.
El general negó esto ayer de forma contundente, colocando al ex primer ministro en una posición delicada: "Estábamos en el despacho de Villepin. Y yo saqué mi cuaderno y fui anotando las cosas que no entendía bien. Y efectivamente, el nombre de Sarkozy salió citado por los unos o los otros. Y Jean-Louis Gergorin habló de una cuenta bancaria, a nombre de un tal Bocsa, relacionada con Sarkozy. Yo lo apunté porque no lo entendía bien". Rondot no entendía bien la relación entre Bocsa y Sarkozy porque entonces ignoraba que ése es uno de los segundos apellidos de origen húngaro del actual presidente. Y anotó en su cuaderno: "Bocsa. Cuenta que se achaca a Sarkozy". La frase constituye ahora una prueba contra Villepin, ya que apunta a que éste sabía más sobre las listas bancarias y su relación con Sarkozy de lo que confesó hace una semana.
Es más: al salir de la reunión, Rondot se acuerda de haber anotado en sus cuadernitos a propósito de la reunión y de la historia de las cuentas bancarias: "Bella construcción intelectual que atrae (y mucho) a Villepin".
Hay otro punto embarazoso para el ex primer ministro en el que el antiguo general incidió ayer: Villepin le ordenó que todo lo que averiguara sobre el episodio debía comunicárselo directamente a él, sin participar a la por entonces ministra de Defensa, Michèle Alliot-Marie.
Villepin, en su intervención ante el tribunal, desconfió de la veracidad de los cuadernos de campo del general. Rondot replicó ayer que escribe diarios desde que su padre se lo aconsejó, en el inicio de su carrera militar. Luego, algo harto de que se cuestionara su método de trabajo y de haber sido acusado de dejarse engañar en este caso, dijo: "Ya sé que los militares no tenemos la mejor reputación en Francia. Pero créanme: no tengo el coeficiente intelectual de un mejillón".
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