La crisis cuestiona la posición de BRICS como potencias emergentes
Los problemas desinflan las expectativas volcadas en las cinco economías
Con la sola excepción de India, los países emergentes que más fuerza cobraron en los últimos años afrontan problemas que cuestionan su papel en la economía global. Cuando en 2001 se acuñó el término BRICS, este grupo de cinco potencias formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica emergió como un bloque sólido, la gran promesa del crecimiento imparable. Pero la crisis global también ha hecho mella en ellos, en mayor o menor medida. Cada uno arrastra una losa distinta, desde el exceso de deuda a los problemas de sus divisas. Todavía son potencias emergentes, pero sus caminos se han separado.
En 2009 el Comité Olímpico Internacional asignó a Río de Janeiro los Juegos Olímpicos que se están celebrando en estos días. Un año más tarde, la economía brasileña crecía un 7,5%, y el país se postulaba como nueva superpotencia mundial. Si a la elección de las sedes de los grandes eventos deportivos subyacen criterios geopolíticos, las decisiones más recientes atestiguan que hace algo más de un lustro, los BRICS eran imparables: Brasil, Rusia, China y Sudáfrica fueron las elegidas a partir de 2008 para acoger todas las grandes citas deportivas, desde los Juegos, al Mundial de fútbol. Pero hoy ese protagonismo internacional se ha desinflado.
“De las cinco economías BRICS, cuatro se han ralentizado e incluso contraído en 2015. La economía de China continuó frenando, y su reequilibrio desde de la producción de mercancías hacia los servicios ha pesado sobre el comercio mundial y sobre precios de las materias primas. Brasil y Rusia, dos grandes exportadores de materias primas, atraviesan una fuerte contracción acompañada de la depreciación de su moneda, superan sus metas de inflación y sus finanzas públicas se deterioran. En Sudáfrica, los cuellos de botella de suministro de energía crónicos son un factor importante detrás del crecimiento débil”. Así repasaba el Banco Mundial, en un informe de perspectivas económicas globales publicado en enero, la débil salud del grupo estrella de los emergentes. Salvaba de la quema a India. “El crecimiento en India siguió siendo sólido, impulsado por un fuerte optimismo de los inversores y el efecto positivo en los ingresos reales de la caída de los precios del petróleo”, apunta.
Más allá de la potencia de su crecimiento, la diversidad de los problemas que cada uno de estos emergentes arrastra pone en duda incluso el propio concepto de BRICS. ¿Son todavía un bloque? Algunos expertos dudan de que les unan suficientes lazos ahora como para valorarlos en conjunto. Goldman Sachs, el banco de inversión en el que trabajaba el economista Jim O’Neill cuando acuño el término en 2001, cerró hace unos meses, tras años de pérdidas, el fondo de inversión dedicado a los BRICS. Integró sus inversiones en uno más amplio, destinado a todos los mercados emergentes.
Brasil, con pies de barro
El Fondo Monetario Internacional prevé que la economía brasileña vuelva a crecer un 0,5% en 2017. Pero de momento está sumido en el abismo de la recesión. Fadi Hassan, profesor de economía al Trinity College de Dublín y asesor del banco Italiano Unicredit, explica que el del año próximo será “un rebote tras años durísimos. Brasil es un exportador de materias primas y paga el desplome de los precios. Dar nueva forma a la economía moviendo recursos hacía otros sectores requerirá mucho tiempo”. Pese a la dura desaceleración vivida, Rosa Duce, economista jefe de Deutsche Bank, recuerda que en el panorama financiero global Brasil sigue siendo clave. “Cuando los fondos de inversión ponen en el punto de mira América Latina nunca prescinden de ese país, es demasiado importante”.
El petróleo golpea a Rusia
El desplome del rublo (que en 2014 llegó a caer un 8% frente al dólar) y el azote de las sanciones internaciones han sido los factores que más han golpeado la economía rusa. “El embargo es sin duda el desafío más duro para la economía de Moscú”, sentencia Fai Hasan.
Además de las decisiones políticas, la caída en picado del precio del crudo ha pasado factura al país tercer productor de petróleo mundial, según los datos de British Petroleum (el brent, la referencia europea, cotiza alrededor de los 50 dólares, un 63% menos que en julio de 2014).
India se salva
India representa la excepción que confirma la regla, y ha remado en la dirección contraria respecto al resto de lo BRICS: creció un 7,6% en 2015 y lo hará un 7,4% este año y el que viene, según el FMI. Es el cuarto mayor consumidor de crudo del mundo, y la bajada de los precios del petróleo ha alimentado su economía. Los analistas coinciden en que las políticas de Raghuram Rajan, el hasta ahora gobernador del Banco Central indio (deja su puesto el próximo 4 de septiembre), tienen mucho que ver en estos resultados. Entre las medidas estrella de Rajan está la lucha contra la inflación: aunque tocó en la segunda semana de agosto el 6,07%, el nivel más alto desde septiembre de 2014, sigue muy por debajo del 10,92% de 2013, cuando Rajan asumió el cargo. Es un logro importante en una economía cuyos buenos resultados, según Duce, de Deutsche Bank, están muy ligados al consumo. “India no tiene gran dependencia de la financiación extranjera, y esta autosuficiencia ha sido una de sus fuerzas”, opina además Jean-Michel Six, economista jefe de S&P para Europa, Oriente Próximo y África, que advierte: “El crecimiento es notable, pero para nada comparable a los resultados que obtuvo China hace 15 años”.
El dragón pierde potencia
Parece exagerado dudar de una potencia como China, que el año pasado creció al 6,9%. Pero este gigante necesita una economía boyante para garantizar cada año trabajo a millones de recién licenciados y al incesante flujo de migrantes que abandonan el campo para buscar fortuna en los centros urbanos. La reciente ralentización, pues, ha hecho saltar las alarmas. El dato del PIB de 2015 ha sido el peor desde 1990, y ha llevado a Pekín a rebajar las previsiones de crecimiento desde un 7% a un 6,5% en el plan quinquenal vigente hasta 2020. Las consecuencias de la tormenta bursátil que azotó el país el año pasado siguen afectando las plazas de China, que además “padece un grave problema por lo que tiene que ver la deuda privada: el endeudamiento bancario roza el 200% del PIB”, afirma Hasan, del Trinity College. Sin embargo, Six destaca el hecho de que el crecimiento de China “sigue siendo casi el triple del de la Unión Europea [2,6% según las estimaciones del FMI]”, y hace hincapié en otro dato: “Las reservas de monedas extranjeras chinas eran el 7% de las de EE UU en 1980 y hoy son el 60%. ¿Tiene sentido considerar parte del mismo grupo a un país economía de esta envergadura y a Brasil?”, se pregunta.
Sudáfrica y el talón de aquiles energético
El crecimiento de Sudáfrica, que según el FMI superó la barrera del 3% en 2011, conllevó una fuerte inversión en infraestructuras, fundamental para la modernizaron el país. Pero ahora la falta de manutención debida al empeoramiento de la economía —el FMI augura para 2016 un débil crecimiento del 0,1%— pasa factura: “Las interrupciones del suministro de energía son tan frecuentes y de tal envergadura que han penalizado seriamente la producción industrial”, asegura Six. Otro factor que ha minado el desarrollo sudafricano, insiste, ha sido “la inestabilidad de las relaciones laborales, que a menudo ha provocado huelgas [como la del sector petrolero a principios de este mes] y violentas manifestaciones”. Sin embargo, Duce subraya que el aumento de las exportaciones de oro, un activo refugio ante la actual incertidumbre de los mercados, podría servir como base para una lenta recuperación.
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