Entre el zoquito y el txantxis: las monedas sociales van por barrios
Barcelona prepara su propia divisa alternativa. En España hay decenas y cada vez más Ayuntamientos las promueven
La turuta, el res, el puma, el txantxi, el zoquito... Hay decenas de monedas sociales en España. “Son medios de pago creados por personas o grupos de la sociedad civil y gestionados democráticamente”, explica Miguel Yasuyuki Hirota, doctor en Economía Social en la Universidad de Valencia y experto en estos métodos de intercambio con los que se compran y venden productos y servicios. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, acaba de anunciar su intención de implantar una moneda social a partir del año que viene. La mayoría de estas divisas alternativas —hay entre 40 y 50, según Yasuyuki, colaborador en el blog Alterconsumismo de EL PAÍS, y funcionan “con entre 2.000 y 5.000 usuarios”— se usan en zonas muy delimitadas. Sin embargo, algunos ayuntamientos preparan iniciativas más ambiciosas que pueden incluir el pago de parte de los salarios.
El Ayuntamiento de Barcelona reveló ayer que la moneda local, de la que hará un plan piloto en 2017 y 2018 en los barrios del eje del Besòs, llegará a mil familias. Lo explicó al final de su intervención el Comisionado de Economía Social y Cooperativa, Jordi Via, durante la comisión de Economía en la que el Gobierno expuso ante los partidos el plan de impulso de este sector, que contempla iniciar la implantación de la moneda en 2019. El equipo de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, llevaba la creación de una moneda social en el programa electoral, pero poco más ha desgranado de los detalles concretos de esta moneda que busca fomentar el comercio de proximidad y el empleo y la riqueza que genera sobre el territorio.
La más veterana, andaluza
La moneda social en activo más veterana en España es El Zoquito del Jerez. El próximo 2017 cumple su primera década en funcionamiento y por eso será la encargada de organizar el encuentro nacional de la moneda local para el año que viene. "Estamos contactando con todas las iniciativas y organizando el programa", adelanta uno de los coordinadores del la iniciativa, Javier Saborido, que cuenta que no existe límite de gasto para la moneda al basarse en una red de confianza. "Apenas hemos tenido un par de casos en estos últimos cinco años de gente que se haya querido aprovechar del sistema", asegura Saborido, que detalla que al menos 90 miembros utilizan esta moneda social en la ciudad gaditana. "Lo más ofertado son productos de alimentación ecológica, pero también tenemos servicios para llevar a alguien al aeropuerto, hacer reportajes de boda, o dar ropa. Todos pueden aportar algo", explica.
Tanto El Zoquito como la moneda social El Puma, de Sevilla, utilizan el llamado sistema LETS, (Local Exchange Trading System), que consiste en que la suma de su compra y su venta siempre es igual a cero. El Puma, surgido en el barrio de El Pumarejo de la ciudad en 2012, cuenta con 450 usuarios activos, que ofrecen y consultan los servicios en Internet, además de poder acudir a mercadillos específicos y una central de abastecimiento en la que se dispensan alimentos y otros productos con la moneda local. El próximo paso será digitalizar todo el proceso. "Estamos trabajando para implantar la aplicación de móvil Clickcoin, que va a permitir tener un control mayor con estadísticas y datos de la contabilidad. Poco a poco vamos a ir explicando a todos cómo funciona el sistema", detalla Noemí González, promotora de la iniciativa, que comenta que el perfil medio de usuario es mujer de entre 25 y 40 años con estudios superiores, aunque también lo usan personas de más de 60 años.
El pasado octubre, el Ayuntamiento de Sevilla abrió a concurso la licitación para contratar un estudio de viabilidad sobre una propuesta de implementación de una moneda social pública, de ámbito local, en el distrito Cerro Amate, que aún está pendiente de resolución. El Ayuntamiento de Córdoba también se ha interesado por el funcionamiento de esta moneda. En Andalucía también funciona en las localidades sevillanas de San Juan de Aznalfarache y en Alcalá de Guadaíra, además de en Málaga y Almería.
Entre turutas y res en Cataluña
Ada Colau llevaba en el programa electoral impulsar una y la quiere implantar en 2019. No será la primera divisa alternativa de Cataluña. En Vilanova i la Geltrú (67.000 habitantes), las turutas, nacidas por iniciativa popular en 2010, las usan 350 personas. Se pueden gastar en 35 tiendas del municipio y en mercados de la asociación promotora. Todos los usuarios son socios de la entidad y consiguen la moneda destinando tiempo a trabajar la tierra, en huertos urbanos, cambiándola por servicios o conocimientos o participando en proyectos sociales. También es posible cambiar euros por turutas a través de su Oficina de Cambio Local y una entidad de banca ética. Desde 2014 cuentan con el apoyo del Ayuntamiento de Vilanova i la Geltrú, que en un pleno decidió por unanimidad aprobar la turuta como moneda social de la ciudad.
Ton Dalmau, cofundador de la moneda y presidente de ECOL3VNG (la asociación que la gestiona), cuenta que han creado un modelo de moneda propio con el objetivo de "avanzar hacia la soberanía alimentaria y energética, hacia un modelo sostenible". Si hay productos globales, mercado global y moneda global, detalla, su apuesta es para los "productos locales, mercados locales y monedas locales".
El res, de Girona, es una de las monedas con mayor implantación. Arrancó en esta provincia en 2012 y cuenta con unos 500 comercios asociados y 1.000 consumidores. En Bélgica esta divisa alternativa existe hace 20 años. En Girona capital se concentran 400 asociados entre bares, restaurantes, hoteles, y todo tipo de comercios locales y otro centenar se reparten entre Figueres y Olot. El último año ha crecido entre un 10-15%. El 55% de usuarias son mujeres y el 45% hombres. El perfil principal, mujer de más de 40 años, ama de casa que planifica las compras, es el que gasta más, en viernes y sábado. Los hombres, en domingo.
La mayor apuesta: en Santa Coloma de Gramenet
Pero la apuesta más ambiciosa es la iniciativa municipal de Santa Coloma de Gramenet, que tiene casi lista una moneda que entrará en circulación en 2017. Su alcaldesa, Núria Parlon, destaca que, a semejanza de la de Bristol (Reino Unido), se trata de una “moneda local que canaliza el gasto público”. No tiene nombre (aunque popularmente se la conoce como parlones). Serán los ciudadanos quienes lo decidan en un proceso participativo abierto. Esta ciudad de la corona metropolitana barcelonesa ha recibido una subvención de 132.028 euros de la UE para implantar el sistema de pago complementario al euro.
El Ayuntamiento ha elaborado un reglamento de uso, que ha recibido el aprobado del Banco de España después de exigirles algunas salvedades, y en una primera fase se pondrá en circulación a través del pago de las subvenciones a entidades públicas. A partir de enero, el 50% de las partidas se transferirán en la moneda local, para fomentar que las asociaciones utilicen este sistema en parte de sus gastos y así reviertan en Santa Coloma. “Queremos mejorar la economía local y multiplicar el gasto público en la ciudad”, explica Parlon.
En una segunda fase, dentro del primer semestre del 2017, los funcionarios que lo deseen podrán percibir hasta un 30% de su salario de esta forma. Ya hay 108 comercios que se han sumado a esta campaña y 50 se van a adherir próximamente.
La moneda local, que equivale a un euro, también se puede canjear por la divisa europea. Pero si se hace antes de 45 días de haberla recibido, el usuario tendrá que asumir una penalización de retirada anticipada, con un cargo del 5% del total. Se trata de la llamada tasa de oxidación”, añade Parlon, que supone una pequeña penalización, y es una medida que también tiene la moneda de Bristol.
Ekhis y Txantxis en el País Vasco
El Ekhi es la moneda social de Bilbao y ha dejado de ser de papel. Ahora es virtual. El proyecto Ekhi surgió en 2013 para favorecer el comercio local, ético y sostenible y hasta el año pasado ha estado funcionando como moneda de papel en unos 80 comercios y asociaciones de Bilbao, Mungia y Basauri, en Bizkaia. En ese periodo llegó a haber hasta 7.000 ekhis (cada unidad equivale a un euro) en circulación y el volumen total de operaciones en estos tres años ha sido de unos 30.000.
Ahora los Ekhi solo existen como moneda electrónica que se puede usar a través de cualquier teléfono y tableta, pero de manera experimental en 25 comercios hasta principios de 2017, cuando se volverá a abrir a todos los usuarios. Ya se pueden bajar las app para Android e IOS y el sistema funciona como un monedero electrónico que se recarga en los comercios asociados. El proyecto impulsa la economía del entorno y a los proyectos sociales porque los usuarios donan el 0,5% de su saldo medio del mes anterior, a la entidad que decidan. La asociación sin ánimo de lucro que la impulsa está asociada a la cooperativa de consumo de energías renovables GoiEner,
Otra experiencia de moneda social en el País Vasco es la del Txantxi. Impulsada por el Ayuntamiento de Oñati (Gipuzkoa) , —11 concejales EH Bildu, 7 PNV—. El objetivo de su creación fue el de fidelizar y premiar el consumo local al llevar incorporado un descuento anticipado de un 5% sobre el valor marcado en euros en los productos de los comercios asociados, incluidos hoteles y restaurantes. Además genera un fondo social destinado al desarrollo de proyectos solidarios y al fomento del comercio local.
Según el último acuerdo municipal, tiene garantizada la supervivencia, al menos, hasta el 30 de junio de 2017. De los 91 establecimientos comerciales que se han sumado a la iniciativa, 60 han manifestado al Ayuntamiento su intención de seguir pese a que los resultados no han sido los esperados. Desde octubre de 2014, cuando se puso en marcha, la moneda social ha puesto en circulación más de 140.000 txantxis equivalentes a un euro cada unidad, aunque en la actualidad están en circulación unos 50.000. Ha generado un fondo social de 2.900 euros.
En Valencia, todavía en fase de estudio
El Ayuntamiento de Valencia ha estado estudiando en los últimos meses el impulso de la llamada moneda social en algún barrio de la ciudad, apuntan fuentes municipales. La Concejalía de Innovación de la capital valenciana ha recopilado diferentes experiencias similares en otras ciudades, y está ultimando cuál sería la mejor fórmula para su puesta en marcha.
La implantación de la moneda social en Valencia responde, según el Consistorio que gobiernan desde 2015 Compromís, Socialistas y València en Comú, a tres objetivos: el estímulo del comercio de proximidad en el propio barrio, los beneficios sociales que puede conllevar, y el aumento del autoempleo en las zonas de la ciudad más castigadas por el paro. De hecho, la intención es poner en marcha un proyecto piloto en un solo barrio que pueda ser emulado más tarde en otros. No se ha concretado todavía ni la fecha de la puesta en marcha del proyecto ni se ha elegido el barrio.
El alcalde de Valencia, Joan Ribó, de Compromís, llevaba en el programa electoral con que se presentó a las elecciones locales de 2015 la creación de una moneda social parecida a la que ha anunciado la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
Con información de Pedro Gorospe, Ángeles Lucas, Mar Rocabert, Marta Rodríguez, Javier Salvatierra, Amara Santos y Cristina Vázquez.
En Madrid, nuevas iniciativas ciudadanas
En Rivas, en la comunidad de Madrid, la asociación Vaciarivas-Espacio Progresista quiere implantar el Jarama, una moneda electrónica y complementaria —detrás de la que habrá un euro de respaldo— que funcionará a través de una app y una plataforma web —en construcción—. Está previsto que entre en funcionamiento en marzo de 2017. La idea de crear esta moneda partió de José Mayora, que dice que se inspiran en el modelo Chiemgauer, una moneda complementaria implantada en 2003 en Baviera y que en 2013 había movido más de seis millones de euros. El objetivo, como en todos los otros casos, es el impulso del comercio local y el apoyo al tejido asociativo de la ciudad, según asegura Mayoral. “La novedad es que los negocios que incluyan elementos de eficiencia social como probadores adaptados a minusválidos, tendrán un beneficio en el cambio de Jaramas a euros, una especie de descuento”, explica.
Esta moneda es todavía un proyecto, pero en la Comunidad de Madrid hay otras iniciativas que ya son una realidad. En Alcalá de Henares la asociación Simbiosis lanzó el Henar en noviembre de 2015. Esta moneda social no está soportada por euros y funciona a través de la plataforma cyclos, en la que el usuario puede crear un monedero y consultar y crear ofertas. En la app con la que se gestiona hay más de 200 usuarios. “La finalidad es que la gente entienda qué es el dinero y cómo se crea. Además, queremos fomentar nuevas alternativas de consumo”, afirma César Gallego, miembro de Simbiosis. “Lo que buscamos son alianzas entre los comercios y cuatro o cinco usuarios que generen entre sí una relación comercial”, matiza.
Con información de Clara Blanchar (Barcelona), Pedro Gorospe (Bilbao), Ángeles Lucas (Sevilla), Mar Rocabert (Barcelona), Marta Rodríguez (Girona), Javier Salvatierra (Madrid), Amara Santos (Madrid) y Cristina Vázquez (Valencia).
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