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Bruselas aprueba que los pescadores puedan faenar casi los mismos días en el Mediterráneo, pero de forma más sostenible

El “radical” recorte de 130 a 27 días del arrastre en el Mediterráneo podrá ser compensado con mecanismos de contrapeso. El comisario de Pesca, Costas Kadis, celebra un acuerdo difícil, pero “equilibrado y responsable”. El sector lamenta el “esfuerzo adicional” que se le pide

El ministro español de Agricultura y Pesca, Luis Planas, este miércoles en Bruselas.Foto: Pablo Garrigós | Vídeo: EPV
Silvia Ayuso

La Unión Europea ha aprobado, tras largas negociaciones, las posibilidades de pesca para 2025. El acuerdo conlleva también el visto bueno —y por unanimidad— de los días de pesca de arrastre para el Mediterráneo, el capítulo más duramente negociado (más de 30 horas) por el rechazo absoluto de España a un “recorte” radical de 130 a 27 días de pesca al año que, según la industria pesquera, habría supuesto el fin de este sector. El tijeretazo se mantiene, pero se han acordado una serie de mecanismos de compensación, es decir, medidas para hacer la pesca más sostenible que, si se aplican, Bruselas asegura que permitirán a los barcos salir los mismos o casi los mismos días a faenar como en 2024, que era el reclamo básico del sector. Este, sin embargo, mira con desconfianza el “esfuerzo adicional” que requerirá.

“Si los pescadores se adaptan, si implementan las medidas acordadas, podrán pescar los mismos días, o casi, que este año”, ha asegurado el nuevo comisario de Pesca y Océanos, Costas Kadis, en rueda de prensa ya al filo de la madrugada bruselense.

Son en total 12 mecanismos de compensación acumulativos —aunque está por ver si sirven todos a todos los países afectados— que suponen un incremento sustancial de los días de pesca, hasta el punto de que, si se cumplen ampliamente, pueden prácticamente igualar la tasa de 130 días para España aplicada este año, ha asegurado Kadis.

“Los pescadores podrán beneficiarse de un aumento sustancial de los días de pesca si se comprometen a la selectividad, a respetar vedas en ciertas zonas y a la utilización de artes de pesca innovadoras”, ha insistido.

El chipriota, que había recibido el lunes a representantes del sector de la pesca mediterránea española, ha asegurado que “escuchó” atentamente y “tomó nota” de sus demandas y temores —la pérdida de empleo para 17.000 familias en toda la costa mediterránea española— por lo que pidió la máxima flexibilidad a los servicios jurídicos para poder paliar el recorte español que el ministro Luis Planas había calificado también de “radical”, “inviable” y “desenfocado”.

“Hemos hecho todo lo posible para lograr todas las flexibilidades posibles para garantizar el mejor equilibrio entre consideraciones sociales, económicas y medioambientales”, ha subrayado. El resultado, ha afirmado, es “equilibrado y responsable”.

También el ministro húngaro de Agricultora, István Nagy, cuyo país ostenta este semestre que ahora acaba la presidencia de turno de la UE, ha saludado un acuerdo que, ha dicho, permite a todos volver a casa satisfechos. “Teníamos un margen muy estrecho y hemos tenido que buscar los compromisos que permitieran que todos pudieran volver a casa con un acuerdo aceptable”, ha explicado. Lo logrado es “el mínimo denominador común aceptable para todos”, ha asegurado.

Algo que no parecía posible solo unas horas antes. “Un papelón complicado”. Así resumían los que conocían el estado de las difíciles negociaciones, el impasse en el que, hasta bien entrada la tarde del martes, se encontraba el acuerdo.

Los pescadores de la flota del Mediterráneo protestan frente a la sede de la Comisión Europea en Madrid, este martes.
Los pescadores de la flota del Mediterráneo protestan frente a la sede de la Comisión Europea en Madrid, este martes.FERNANDO VILLAR (EFE)

España, Francia e Italia, que comenzaron juntas las discusiones frente a la propuesta del Ejecutivo europeo, se habían topado a primera hora de la mañana con que la propuesta de compromiso presentada por la presidencia húngara para las posibilidades de pesca en 2025 no incluía al Mediterráneo. Algo que dificultó las negociaciones de este dosier, que pese a ello continuaron, en un estricto hermetismo, a lo largo de la jornada.

Bruselas había fijado para España una reducción en 2025 de días de pesca en el Mediterráneo del 79%, lo que implicaba —y sigue implicando— permitir faenar solo 27 días al año a la pesca de arrastre, frente a los 130 actuales. Algo que tanto el Gobierno como el sector —que el lunes se manifestó en Madrid— y hasta algunas organizaciones medioambientales consideran “inviable” porque implicaría, prácticamente, la desaparición de toda la flota y la industria y comercio que conlleva en la zona. “Se han pasado de frenada”, señalaba en la tarde del martes Javier López, director de campañas de pesca de Oceana. La ONG, normalmente muy crítica con el sector pesquero, se ha alineado esta vez, excepcionalmente, con este, consciente de que el esfuerzo que pide Bruselas no tenía en cuenta otros “objetivos socioeconómicos”, como la protección del empleo y las poblaciones locales, en sus planes. “27 días es una implementación demasiado estricta. Es lo legal, pero a veces lo legal no es lo correcto. Se necesita una transición justa”, explicó López a un grupo de periodistas.

En 2019, la UE adoptó un plan plurianual de “conservación y explotación sostenible” de las poblaciones demersales (especie de pez que vive en el fondo marino o cerca de él) del Mediterráneo occidental. El programa incluía un periodo transitorio de cinco años, que acaba este 2024, en el que se ha ido reduciendo progresivamente el número de días en que los barcos con redes de arrastre salen a pescar y, también, se han aplicado medidas de selectividad. A partir del 1 de enero, está prevista la aplicación de todas las disposiciones del plan plurianual, que busca asegurar el respeto del rendimiento máximo sostenible (RMS), es decir, las cantidades máximas que se pueden pescar en una población concreta de peces sin que su tamaño disminuya.

Para cumplir estos objetivos en 2025, Bruselas ha calculado el “radical” recorte —como lo calificó Planas— para España, que rebate los informes sobre el estado de la población de peces en los que se ha basado la Comisión para sus cálculos. Mientras, las organizaciones medioambientales recuerdan que ya se sabía, al menos desde 2022, que no se lograrían esa meta de RMS para algunas de las especies incluidas en el plan.

Barcos de arrastre amarrados en señal de protesta este martes en el puerto de La Caleta de Vélez-Málaga (Málaga).
Barcos de arrastre amarrados en señal de protesta este martes en el puerto de La Caleta de Vélez-Málaga (Málaga).Jorge Zapata (EFE)

España, junto con Italia y Francia —los otros países mediterráneos afectados— había abogado por poner una moratoria de al menos un año. Ante la dificultad de lograr el visto bueno de esta vía, la estrategia pasó a centrarse en paliar el recorte con los denominados “mecanismos de compensación” que puedan arañar más días de pesca, como se hizo el año pasado, por ejemplo, acordando un cambio de malla de las redes. Pero el sector pesquero era enfático: asegura que ya está al límite y que su línea roja era mantener los actuales 130 días de pesca asignados el año pasado. Tras el anuncio del acuerdo, los representantes que habían viajado hasta Bruselas estaban estudiando los compromisos alcanzados.

En una primera reacción y a falta de una lectura sosegada de un acuerdo “complejo”, el secretario de la Confederación Española de Pesca (Cepesca), Javier Garat, se ha mostrado menos entusiasta ante un acuerdo que supone, ha dicho, “un nuevo giro de tuerca al sector pesquero del Mediterráneo”.

“Para poder mantener los días de pesca habrá que hacer un esfuerzo adicional, que no todos podrán cumplir. En particular, la necesidad de cambiar las mallas de pesca otra vez (...) Asimismo, se reduce un 10% las posibilidades de pesca de gamba roja. En definitiva, tendrá consecuencias sociales y económicas en el sector pesquero del Mediterráneo. Veremos cuántos logran sobrevivir”, ha adelantado desde Bruselas.

Por su parte, Planas valorará este miércoles a primera hora los resultados en una rueda de prensa, también en la capital belga.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.
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