El Mazda MX-5 es uno de esos pocos coches que ha conseguido dejar huella en la historia del automóvil. Tras tres generaciones producidas y un millón de unidades entregadas, ostenta el récord Guinness de deportivo abierto más vendido del mundo y se ha convertido en un auténtico icono de las cuatro ruedas. Y es que desde su nacimiento en 1989, su propuesta encontró la receta del éxito: se trataba de ofrecer un deportivo pequeño y accesible que permitiera disfrutar de la conducción tanto como los modelos más grandes y exclusivos.
La cuarta generación que llega ahora mantiene la misma mentalidad lúdica: es como un kart para dos, un descapotable biplaza muy ligero y con propulsión trasera. Sigue enfocado por completo en la conducción, y ahonda ahora en la reducción de peso (aplicando materiales ligeros y rediseñando muchos componentes) para brindar un manejo aún más divertido y mejorar al mismo tiempo las prestaciones y el consumo sin tener que recurrir a una mayor potencia, eludiendo así el círculo vicioso del aumento del peso y del coste.
El MX-5 2015 ya se vende desde 23.000 euros (con descuento), y apenas tiene equivalentes en el mercado. El modelo que más se acerca es el BMW Z4, aunque cuesta el doble. El Audi TT Roadster responde también a una filosofía similar, pero es de tracción delantera o 4×4. Y ambos pesan unos 300 kilos más.
Con una longitud de 3,91 metros, la cuarta entrega del juguete de Mazda es todavía más pequeña que la anterior, que medía 3,99. Esta jibarización ayuda también a contener el peso, pero condiciona un interior ya de por sí pequeño y hace que los más altos (1,85 metros en adelante) tengan serias complicaciones para acomodarse a los mandos. El interior y la capota, de lona y con accionamiento manual, transmiten una calidad similar a la del tercer MX-5, pero la carrocería, por su parte, presenta una imagen más sofisticada y con mayor empaque que mejora el poder de seducción del nuevo modelo.
La gama mecánica se estructura alrededor de dos motores de gasolina, ambas con cambio manual de seis marchas: 1.5 de 131 CV, con un peso de 975 kilos (sin conductor), y 2.0 de 160 CV, que solo sube a 1.000. La primera (desde 23.000 euros) viene con llantas de 16 pulgadas, mientras que la superior (desde 25.800) equipa llantas de 17 y una amortiguación más firme. Pero cualquiera divierte al volante, e incluso la menos enérgica otorga prestaciones llamativas: acelera de 0 a 100 km/h en 8,3 segundos y alcanza 204 km/h (7,3 segundos y 213 km/h la otra). La ligereza beneficia también al consumo, que es bajo en las dos alternativas: 6 y 6,6 litros de media oficial, respectivamente.
Sin embargo, el MX-5 se disfruta, más que por lo que corre, por cómo va. Y cuanto más lenta y revirada sea la carretera, mejor: permite encontrar la esencia de la conducción más pura.
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