La revolución cubana y los desafíos de la política social
Por, Francisco López Segrera, cubano, ex director del Instituto Internacional de Educación Superior de América Latina y el Caribe (IESALC) de la UNESCO.
Serie Desafíos Latinoamericanos, 1
La política social de la revolución cubana puede dividirse en tres grandes períodos.
El primero, de 1959 hasta 1963, en el cual se aplico una política pública tradicional de carácter reformista que se agotó rápidamente. El objetivo esencial era erradicar el desempleo y alcanzar la redistribución de la riqueza acorde con el programa expresado por Fidel Castro en La Historia me Absolverá.
El segundo, entre 1963 y 1989, donde, en el marco de los Planes de Desarrollo Económicos y Sociales, se llevó a cabo una política pública que alcanzó a toda la población cubana. Esta política integral incluyó las áreas de empleo (grandes inversiones para erradicar el desempleo y una amplia oferta de oportunidades de formación profesional); nutrición (subvenciones a la cesta básica); asistencia médica (cobertura gratuita universal a toda la población); educación (servicios públicos de educación gratuitos en los niveles primario, secundario, enseñanza superior y técnica); seguridad social (servicios sociales para niños, ancianos e inválidos); ayuda social (servicios de ayuda social a grupos vulnerables o en riesgo, así como a damnificados por situaciones de emergencia, trabajo social con las familias y en las comunidades, educación de trabajadores sociales); deportes y recreación (programas universales en escuelas y vecindades); cultura (promoción de actividades culturales y de cultura nacional); vivienda (erradicación de barrios insalubres y otorgamiento de nuevas casas a sus antiguos habitantes; construcción y reparación de viviendas).
Una vez producida la reestructuración de los ingresos de la población mediante los cambios estructurales y la política redistributiva, el desarrollo de la política social se convirtió en la condición principal para reducir la desigualdad social.
Esto implicó una enorme construcción intensiva de capital social y humano y una rápida movilidad social ascendente de amplios sectores de la población, gracias al pleno empleo, a la redistribución de la riqueza, al sistema universal de salud y a la calificación profesional mediante programas de educación.
Finalmente, entre 1990 y 2015, la política social debió recuperarse del impacto del llamado “período special” y recobrar su desarrollo. Estos años se caracterizaron por prioridad que ha tenido la política social, tendencia expresada en el incremento de su gasto que pasó de 20 % del PIB en 1989 a 30 % en 2006. Cuba se elevó del lugar 144º en el Informe de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas de 1992 – el momento más difícil del “período especial” – al lugar 51º en el informe de 2007-2008. En 2014, pasó a ocupar el lugar 44º. En el bienio 2002-2003, según CEPAL, Cuba, junto a Uruguay, Costa Rica y Argentina, estaba entre los países que dedicaron un porcentaje más alto del PIB a la política social. Sin embargo, esta recuperación ha sido más cuantitativa que cualitativa. Muchas actividades, en las diferentes esferas de la política social, no han recuperado la calidad que sus servicios tenían anteriormente, como ocurre en el caso de la educación y de la asistencia médica entre otros.
Algunos logros de la política social cubana pueden ser resumidos de la siguiente forma:
Empleo: De un paro permanente del 18 % y estacional del 30%, en 1958, el pleno empleo fue alcanzado prácticamente al final de los años setenta. La crisis de los años 90 produjo un nivel de paro de más del 7%, aunque las políticas para revertirlo permitieron que éste disminuyera a menos del 2% en 2006. No obstante, en el 2010 había 1.300.000 subempleados como resultado del “periodo especial”.
Asistencia médica. La esperanza de vida de la población aumentó en 16 años entre 1958 y 2007, alcanzando la cifra de 79 años. La mortalidad infantil bajó de 60 por cada mil nacidos vivos en 1958, a 5,7 en 2007. En 1958, había un médico por cada 1.076 habitantes; en 2006, uno por cada 158.
Educación. El analfabetismo, que en 1958 alcanzaba el 23% de la población, se redujo a cero en los años ochenta. La cobertura de la instrucción primaria pasó de 50% en 1958 a 100% en 2006; la secundaria del 8,9% al 90% en los mismos años; y la inscripción de alumnos universitarios en el primer año pasó de 15 mil estudiantes en 1958 a 658.134 en 2007, para una tasa de matrícula universitaria del 80%, la más alta de América Latina y una de las más altas del mundo.
Seguridad Social. La cobertura pasó de un 53 % de los trabajadores en 1958 a 100% en 2006.
A esto podríamos añadir logros importantes en el campo del deportes, la cultura y muchos otros.
El impacto del derrumbe del socialismo europeo y del bloqueo norteamericano
El derrumbe del campo socialista europeo y de la URSS, a principios de los 90, así como la disolución del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), con el que la isla mantenía el 90% de su comercio de importación y exportación, tuvieron un impacto significativo en la política social. Una tendencia que se agudizó con el recrudecimiento del bloqueo comercial, económico y financiero de EEUU hacia Cuba.
Vale destacar que, entre 1991 y 2013, Cuba ha tenido un crecimiento similar al de las denominadas “economías en transición”. Como sostiene Emily Morris: “una profunda recesión a principios de los noventa, fue seguida de una recuperación que demoró alrededor de una década en restaurar la renta nacional per cápita real a su nivel de 1990, aumentando aproximadamente el 40% por encima de ella en 2013.”
Gráfico 1. PIB real per cápita en Cuba y otras economías en transición
Fuente: Morris, 2014.
Si bien el “Periodo Especial” implicó una bajada drástica del nivel de vida de los cubanos, el estudio de Emily Morris muestra que, en términos de los resultados sociales, otros países del extinto CAME lo han pasado mucho peor, como producto de sus políticas de privatización y liberalización del mercado.
El gráfico 2, muestra que la tasa de mortalidad infantil de Cuba era, en 1990, de 11 por mil, una de las más bajas del CAME. Una década más tarde, en el año 2000, ella se había reducido a sólo el 6 por mil, una cifra mucho mejor que la de muchos países de Europa. En 2014, era del 5 por mil, una cifra mejor a la de EE.UU y muy superior a la de los otros países de América Latina y el Caribe.
Gráfico 2. Mortalidad infantil en Cuba y otros países (1990-2010)
Fuente: Morris, 2014.
En Cuba, la esperanza de vida se elevó de 74 a 78 años en el transcurso de la década de 1990 (gráfico 3). Sin embargo, en los otros países miembros del CAME, el aumento de la pobreza y de la desigualdad, implicó que la misma se redujera de 69 a 68 años. En 2014, Cuba tenía la mayor expectativa de vida entre todos los ex miembros del CAME, y una de las más altas de América Latina y el Caribe.
Gráfico 3. Esperanza de vida al nacer en Cuba y otros países (1990-2012)
Fuente: Morris, 2014.
Ajuste sin des-socialización
Sin embargo, pese a las grandes inversiones públicas y de los esfuerzos del gobierno por evitar la pobreza y la desigualdad mediante una activa y avanzada la política social, el “Período Especial”, el bloqueo, la adversa situación económica internacional, catástrofes naturales como huracanes y los fracasos del modelo económico, han aumentado la marginalidad, la pobreza y la desigualdad en Cuba desde 1990.
Entre 1988 y 2001, la población cubana en riesgo creció del 6% al 20%. En La Habana, en 2004, fueron identificadas enormes diferencias de ingreso per cápita: de 37 pesos mensuales, en algunas familias, a 7.266 en otras. También existen diferencias territoriales en la pobreza. Como señala Mayra Espina Prieto, investigadora de FLACSO Cuba, en la parte oriental de la isla la pobreza urbana alcanza el 22% y en la parte occidental sólo al 14,7%.
En síntesis, incluso si las cifras que conciernen a la asistencia médica y a la educación muestran un buen nivel y los problemas de alimentación están muy lejanos a los que se presentan en otros países de la región, es indispensable admitir que el deterioro del nivel de vida en el “período especial” ha sido de gran magnitud. Una situación que se agrava aún más, dado el incremento de la desigualdad social que se ha producido desde los años 90.
En lo que respecta a las conquistas sociales alcanzadas durante los últimos 55 años, y que hoy son patrimonio de la nación cubana (como educación, salud pública, seguridad y asistencia social, deportes, bienes culturales y en general niveles elevados de justicia social), debe elaborarse un nuevo modelo conforme a las nuevas realidades. Esto implicará mantener y desarrollar el sistema nacional de salud pública, educación y seguridad social, con fórmulas más descentralizadas y menos burocratizadas, e igualmente con una menor carga relativa para el presupuesto central del Estado. El desarrollo positivo de este nuevo modelo en lo social, estará condicionado por los escenarios y por la adopción de alternativas que contribuyan a la cristalización de los rasgos del modelo económico en lo que se ha denominado “actualización del modelo económico”. El reto consiste en llevar a cabo un cierto tipo de “ajuste” que no implique des-socialización. Esto es, sin eliminar los grandes logros sociales del proceso revolucionario.
Francisco López Segrera ha sido funcionario de UNESCO entre 1994 y 2002, donde se desempeñó como Director del Instituto Internacional de Educación Superior de América Latina y el Caribe (IESALC). Vicerrector del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de Cuba (1980-1989). Asesor Académico (2004-2012) y actual Consultor de la Red GUNI y Profesor de la Cátedra UNESCO de dirección universitaria de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Profesor del Centro de Prospectiva de la Universidad Externado de Colombia. Ha sido profesor visitante en más de 14 universidades de América Latina, España, Estados Unidos, Canadá, Francia y África. Autor de 25 libros y diversos artículos traducidos a siete idiomas. Entre sus principales libros sobre prospectiva se encuentran: Cuba Cairá? (Vozes, Rio de Janeiro, 1995); América Latina y el Caribe en el siglo XXI. Perspectiva y prospectiva de la globalización (Coordinador y coautor con Francisco José Mojica. UNAM, México, 2004); Escenarios Mundiales de la Educación Superior (CLACSO, Buenos Aires, 2006); La Revolución Cubana: propuestas, escenarios, alternativas (Ed. El Viejo Topo. Barcelona, 2010); ¿Hacia dónde va el mundo? Prospectiva, megatendencias y escenarios latinoamericanos (coautor con Francisco Mojica. Ed. El Viejo Topo. Barcelona, 2015).
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