De glorias, amales y rihannas
Amal Clooney es la abogada de los pobres que pisa con garbo, pisa morena, como si la ONU, los tribunales de Derechos Humanos y el mundo entero fueran una inabarcable alfombra roja
Vamos a ganar dinero
Let's make some money (Venga, vamos a hacer algo de dinero). Así de claro lo tiene Rihanna, tal y como cita en su Twitter la periodista Vanessa Friedman, testigo de la segunda colección de la cantante en la Semana de la Moda de París. Corsés sobre camisetas tipo Melody en clase de zumba con mallas chic de las de arreglá pero informal. Según RiRi, lo que María Antonieta llevaría si fuera al gimnasio y no tuviera qué ponerse. Desde luego, no es el Christian Dior de los cincuenta pero es que estamos en el año VI de la era Yeezy de Kanye West.
Juicios con glamour
Hablando de mariantonietas, Amal Clooney —née Alamuddin— es la abogada de los pobres que pisa con garbo, pisa morena, como si la ONU, los tribunales de Derechos Humanos y el mundo entero fueran una inabarcable alfombra roja. Amal gana juicios contra sátrapas y expoliadores a la par que se echa en dolcegabanas y guccis el equivalente del sueldo de todo el personal del juzgado. La declaramos culpable de un delito de endomingamiento con los agravantes de hipermarquismo y sobredosis de glamour. Lamentablemente, la vida real no es un estreno del bracete de George.
Gloria en la carretera
¿Qué diría Gloria Steinem de las mujeres que después de toda una vida labrándose un futuro y un nombre, a la primera de Hollywood se lo cambian por el del marido? Steinem se manifestó contra el matrimonio hasta que, legalmente, pudo conservar su apellido. Por cierto, se casó con el padre del actor Christian Bale. Lo cuenta todo en Mi vida en la carretera, las memorias que publica ahora en español, un poco antes de cumplir los 82. Todavía bella en la forma y en el fondo, ese don que fue un obstáculo en su carrera es un ejemplo en estos tiempos de féminas kirchnerizadas. Ganemos dinero, ganemos juicios, pero por favor no nos confundamos: la elegancia es otra cosa. Curiosamente, Gloria Steinem, de eso, sabe más que RiRi y Amal.
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