Hombre prevenido no vale nada
París está contaminada. Tengo la garganta que me rasca y la nariz me pica. Sí, ya sé qué vais a decir: ¡de todas formas, Frédéric, estás acostumbrado a meterte partículas finas por ahí! ¡Sí, pero las que flotan por el aire de mi ciudad son menos divertidas! Me duele la cabeza, los ojos me lloran. ¿Os acordáis de aquellas películas futuristas de los años setenta que describían un planeta donde el aire era irrespirable? Pues bien, ya existe, es Cuando el destino nos alcance en el París de 2016. En la película rodada, en 1974, la acción transcurre en 2022: la realidad se ha adelantado seis años a la ficción. La ciencia ficción lo ha predicho todo de nuestro mundo. Por ejemplo, todo sobre la guerra contra el terrorismo está en Minority Report, de Philip K. Dick, y La naranja mecánica, de Anthony Burguess. Las dos han sido adaptadas al cine. La primera por Spielberg, la segunda por Kubrick.
"Lo de evitar un crimen es al mismo tiempo genial y superinquietante. Eso quiere decir que todos nuestros correos electrónicos, SMS, tuits, etcétera son ya materia de análisis de nuestros servicios de seguridad"
En Minority report (2002) se ve a Tom Cruise interpretar a un poli médium encargado de predecir los atentados antes de que sucedan. ¿Y qué pedimos hoy a los policías? Detener a los terroristas antes de que se conviertan en terroristas. Minority report transcurre en Washington en 2054 pero en estos momentos lo que se relata sucede todos los días en Francia. Y en Israel. Allí la policía dispone de algoritmos de espionaje que rastrean todas las comunicaciones privadas de los palestinos. La policía detuvo a una tía que se disponía a cometer un atentado sólo ADIVINANDO que IBA TAL VEZ a atacar a alguien. Lo de evitar un crimen es al mismo tiempo genial y superinquietante. Eso quiere decir que todos nuestros correos electrónicos, SMS, posts de Facebook, tuits, etcétera son ya materia de análisis de nuestros servicios de seguridad. Adiós a la vida privada. Desaconsejamos a las personas un poco bronceadas que tengan pensado hospedarse en Francia durante los próximos 20 años enviar mensajes con frases como “Alá es grande” o “I’m on a hiiighway to heeell”.
La versión de La naranja mecánica que dirigió Stanley Kubrick en 1971 predijo la existencia de centros de desradicalización. ¿Os acordáis del final, cuando le abren desmesuradamente los ojos a Alex, el drugo interpretado por Malcolm McDowell, para obligarle a ver las imágenes de la Alemania nazi a la vez que escucha Beethoven? El violador se convierte en un corderito alérgico a la Novena Sinfonía así como a toda forma de violencia. No sé qué ocurrirá en los centros que están abriendo por toda Francia, pero hay que reconocer que su misión es complicada: se trata de convencer a adolescentes rebeldes de que no es deseable conducir un camión por encima de niños. El método Naranja Mecánica (empleado sobre todo en Guantánamo) consistiría en obligarles a visionar en bucle imágenes de la matanza de Niza con Rammstein de fondo, hasta que no puedan más. Ya. No es seguro que funcione. Sugiero obligar a los aprendices de yihadistas a leer En la carretera de Jack Kerouac mientras escuchan a Pink Floyd. Los tíos, cuando entren en el centro, serán islamistas que buscan suicidarse, y cuando salgan, se habrán convertido en miembros de la Beat generation con pelos largos y chapas de Peace and love en la cazadora vaquera: ¡es la solución!
Me gusta la ciencia ficción porque imagina las catástrofes antes de que ocurran. Desgraciadamente, no impide que sucedan. 1984 (Big Brother is watching you): ya estamos. Un mundo feliz (bebés probeta): también. Matrix (dominio de Internet): hecho. Terminator (victoria de la inteligencia artificial): pronto. Hay un refrán que dice: “Hombre prevenido vale por dos”. Es falso. Estamos avisados y no hacemos nada.
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