¿Turismo artístico o arte turístico? El caso de Ciudad del Cabo
La apertura del museo Zeitz MOCAA consolida a la ciudad sudafricana como la meca del arte contemporáneo en el continente y reabre el debate de la autenticidad africana
De manera automática se suele asociar un gran destino de turismo cultural con un museo. París y el Louvre, Londres y la National Gallery, Nueva York y el MET. Sin ir más lejos, los últimos datos registrados por el Museo del Prado señalan que el 60,96% de las visitas son extranjeras. El museo Zeitz de Arte Contemporáneo de África (Zeitz MOCAA), situado en Ciudad del Cabo, aspira a propiciar el mismo efecto.
“Por todo el mundo los principales museos de arte de las ciudades son sostenidos por los grandes números de visitas de turistas. El Zeitz MOCAA está donde está porque Ciudad del Cabo es uno de los principales destinos turísticos africanos”, afirma Hamish Robertson, director de Investigación y Exhibiciones de los Museos Iziko de Sudáfrica, que cuentan con 87 años de trayectoria en el país y cuya Galería Nacional de Arte Sudafricano (ISANG) se encuentra también en Ciudad del Cabo.
A diferencia del ISANG, cuya colección alberga desde pinturas europeas a partir del año 1400 hasta arte sudafricano moderno, el Zeitz MOCAA se dedica exclusivamente a obras contemporáneas de artistas del continente y la diáspora. Inaugurado el pasado mes de septiembre sobre un antiguo almacén de cereales construido hace casi un siglo en la zona portuaria de la ciudad, el entonces edificio más alto de Sudáfrica se alza ahora como el museo más grande del mundo dedicado a arte africano contemporáneo. De los más de 9.500 metros cuadrados distribuidos en 10 pisos, 6.000 metros cuadrados serán destinados exclusivamente a acoger 80 galerías y el resto del espacio se dedicará a una terraza en su azotea, un jardín con esculturas, un hotel, restaurantes y tiendas.
Esta vieja planta industrial ubicada en el paseo marítimo de la ciudad ha sido renovada por el diseñador británico Thomas Heatherwick y su coste ha sido valorado en 35 millones de euros. Su principal mecenas es el empresario alemán y expresidente de la marca deportiva Puma, Jochen Zeitz, quien además ha destinado su colección privada de arte africano al museo que lleva su nombre. De hecho, la pieza central es una obra del artista sudafricano Nicholas Hlobo que Zeitz adquirió en 2011 tras ser exhibida en la Bienal de Venecia.
En total, el museo exhibe casi 300 trabajos de artistas, lo que le convierte en la primera institución pública dedicada exclusivamente al arte africano contemporáneo. Un hito que no ha estado exento de crítica entre quienes señalan la preponderancia blanca en su creación y orientación (con un arquitecto británico, un fundador alemán y su comisario, Mark Coetzee, un sudafricano blanco) en un país en el que el 80% de la población es negra. "Al investigar a Zeitz, sin duda hay alguna dificultad para ignorar la gran cantidad de voces masculinas blancas presentes en la construcción del museo", afirma Ellen Agnew en Art Africa. La controversia alcanza también a la selección de trabajos expuestos, “en su mayoría valiosos a los ojos occidentales” según aquellos que consideran que el MOCAA parece más centrado en el mercado turístico que en la proyección artística, tal y como recoge Pauline Bax de Bloomberg.
Dividir el arte en occidental contra africano es simplista Hamish Robertson, director de Investigación y Exhibiciones de los Museos Iziko de Sudáfrica
“Realmente llega un punto en el que el arte es producido para un cierto gusto percibido por el turista”, reconoce Charl Bezuidenhout, director de la Galería Worldart de Ciudad del Cabo. “Esto, por lo general, suele encontrarse en el sector informal y en unas pocas galerías que se especializan en este mercado”. En el caso del Zeitz MOCAA, el artista sudafricano Gavin Rain se pregunta: “¿Debe todo el arte en Zeitz ser africano? ¿Quiénes serán la mayoría de sus visitantes? Inicialmente, muchos vecinos, pero a la larga probablemente sobre todo turistas. Hay una discusión política aquí: lo que deberían mostrar contra lo que gusta ver. Es imposible andar sobre una línea tan fina, porque siempre habrá crítica en ambos campos. La solución para mí es tener una colección permanente y un escaparate temporal. Así si algo es muy elogiado, habría que poner un poco de ello en la colección permanente”, propone este pintor. “Si el museo inspira a la gente a visitar más galerías y esto a su vez les lleva a comprar más arte, entonces es un triunfo para los artistas locales”.
Robertson zanja el debate advirtiendo de que “dividir el arte en occidental contra africano es simplista”. Para él la clave está en el concepto de sostenibilidad. “Por todo el mundo hay publicaciones sobre las enormes sumas de dinero que se han puesto en museos contemporáneos de arte cuando hay tantas personas que viven en la pobreza, lo que es aún más obvio en Ciudad del Cabo, donde existen miles de habitantes que apenas se arreglan con lo que tienen a un kilómetro del Zeitz MOCAA. Por otro lado, el Zeitz apoya el arte africano, lo que en última instancia estimula la economía del arte en África. Entonces, tiene que haber un equilibrio: el arte en África tiene que estar en la vanguardia del desarrollo internacional, pero al mismo tiempo tenemos que ser realmente conscientes de las injusticias en nuestra sociedad y dirigirnos a ellas”, dice Robertson.
Crecimiento económico inclusivo y sostenible, y reducción de la pobreza son dos de los cinco ámbitos fundamentales del Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo recién concluido. Con cifras que superan los 1.235 millones de euros de ingresos a escala internacional, según los últimos datos de la Organización Mundial del Turismo, el potencial de este sector para contribuir a la sostenibilidad de las economías, la inclusión social, la protección ambiental, la diversidad cultural y la seguridad de una sociedad es inmenso. También en África, donde el número de turistas internacionales se ha duplicado en las últimas dos décadas hasta alcanzar los 56 millones, tal y como se recoge del informe anual de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
Elegida como el tercer destino más popular del continente por el portal Trip Advisor, Ciudad del Cabo es ahora más que nunca la meca del arte contemporáneo africano. Nombrada Capital Mundial del Diseño en 2014, con cinco ediciones celebradas de la Feria del Arte de la ciudad y base del Design Indaba, la cita anual de diseño, arquitectura y arte internacional, la apertura del Zeitz MOCAA consolida el arte como la joya de la corona turística de la urbe sudafricana. “Tenemos la fortuna de contar con un sector turístico sano en Ciudad del Cabo, con gente que a menudo aprecia el arte y disfruta visitando galerías locales. Hasta el 20% de nuestras ventas en la galería WorldArt son de compradores extranjeros que han visitado la ciudad”, indica Bezuidenhout. Coincide con él Robertson: “Mi impresión es que las artes y los oficios relacionados con ellas en Ciudad del Cabo (vendedores de la calle, tiendas especializadas,…) son en gran parte sostenidas por el turismo extranjero”. Sin embargo, el director de Exhibiciones de Iziko revela que, más allá del crecimiento económico, el papel del turismo en el desarrollo sostenible en este gran destino sudafricano aún está verde. “Nuestro énfasis principal está en la atracción de una audiencia local amplia, los visitantes también son importantes y apuntamos para mejorar nuestra contribución al turismo en el futuro”.
Con uno de los índices de peligrosidad más altos del mundo, una periferia empobrecida y unos astronómicos precios de la vivienda, Ciudad del Cabo tiene aún camino por recorrer en los ámbitos clave que sitúan al turismo como motor de desarrollo. Pero ni Roma se construyó en un día, ni la integración en la brecha social que divide a esta ciudad se consigue en un año. Mientras tanto, además de salvaguardar su floreciente desarrollo de creaciones artísticas africanas, resulta crucial apuntar a cómo se puede gestionar el sector artístico para que su beneficio sea local.
Wiriko es una magacín especializado en artes y culturas africanas que pretende explicar el África contemporánea a través de su creatividad y de la voz de sus artistas. Está formado por investigadores del campo africanista, activistas culturales y periodistas especializados en el Sur del Sáhara dispuestos a romper con la imagen estereotipada que se tiene del continente.
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