Alessandro Baricco: “Lo nuevo provoca pereza y miedo, es comprensible”
El escritor italiano, famoso por su libro 'Seda', publica su segundo ensayo dedicado al mundo digital, 'The Game', un vademécum de la civilización digital y una reflexión sobre nuestro encaje en ella
Alessandro Baricco (Turín, 1958), el novelista de Seda, vuelve en su faceta de ensayista y pensador con The Game (Anagrama), un libro profundo aunque narrado con un cierto coleguismo algo desconcertante, que quiere aportar un mapa para entender el nuevo mundo digital y moverse en él. Planteado como una especie de continuación de su exitoso Los bárbaros (2008), en el que reflexionaba sobre la mutación de nuestra sociedad por el impacto de las nuevas tecnologías, The Game es un vademécum, una obra de referencia con los conceptos fundamentales y a la vez un intento de explicar los orígenes de la nueva civilización digital, su desarrollo y el encaje de los seres humanos en ella. Analizando el mundo de los ordenadores personales, la PlayStation, los smartphones, Skype, Google, Amazon, WhatsApp, Twitter o Instagram, y también Airbnb, Uber, TripAdvisor, Pinterest o YouPorn, Baricco señala que todas esas nuevas herramientas que han ido viniendo —detalla sus orígenes— han cambiado nuestra relación con la realidad y nuestra propia concepción de ella. La entrevista es en Barcelona, en una sobria y fría habitación de La Pedrera que parece un cuarto de interrogatorios. Sin embargo, el escritor, que tiene el aire casi de un cantante de moda y viste con ejemplar desenfado, llena y caldea paulatinamente el lugar con su personalidad briosa y su discurso brillante y apasionado.
PREGUNTA. Tiene usted el mapa para movernos en este proceloso y confuso mundo digital que tanta neofobia y misoneísmo [aversión a las novedades] produce.
RESPUESTA. Me servía a mí para orientarme, era un sueño trazar este mapa y he trabajado dos años en él, con la ayuda de cartógrafos.
P. Muestra adónde vamos.
R. Primero, de dónde venimos. Qué hicimos en los últimos 40 años y por qué lo hicimos. Mi mapa no dice tanto adónde vamos, aunque hay indicios, se advierten peligros y se apuntan cosas como que llegarán las inteligencias artificiales. Es el mapa para saber el viaje que hemos hecho hasta llegar aquí y nos enseña quiénes somos hoy.
P. ¿Y quiénes somos?
R. Seres humanos de una civilización nueva. Se está cerrando el arco de una civilización iniciada con Descartes en el XVII y que acabó con el nacimiento del Mac de Apple en 1983 y la caída del Muro en 1989. Somos los primeros de una nueva historia, que durará 200 años al menos. Ser los primeros es lo que provoca estas reacciones de incertidumbre, aprensión y miedo.
P. ¿Qué nos define?
R. Tantas cosas… Nunca hemos comunicado tanto. Y nadie ha dejado tantos trazos, rastros. Ninguna sociedad ha conocido tanta libertad. Ni tantos humanos han podido expresar tantos sentimientos, la propia idea de belleza, los gustos personales.
P. Pero hay cosas muy negativas. Mire el caso actual de la mujer que se ha suicidado tras difundirse por las redes un vídeo sexual suyo.
R. Es muy valiente elegir esta cantidad de comunicación y libertad. También es muy arriesgado, y por eso nunca se ha dado antes. Pero esta nueva civilización ha decidido arriesgarse, y eso significa pagar cada día un precio y el caso que menciona es un ejemplo. Intentamos reducir los riesgos al mínimo, creamos leyes, educamos a las personas, pero siempre habrá riesgos.
Se cierra el arco de una civilización iniciada con Descartes en el siglo XVII y que acabó con el nacimiento del Mac en 1983
P. Parece que ese concepto suyo, el Game [juego, en inglés] ha tenido éxito. ¿Qué es?
R. Es un nombre que he acuñado para la civilización en la que estamos, que también nace gracias a un contacto con las máquinas que descubrimos al inventar el videojuego. Este se convirtió en un esquema formal que aplicamos a muchas creaciones.
P. Los que nacimos antes de Internet (a. I.), ¿podemos incorporarnos al Game? ¿O deberemos quedarnos a orillas del Jordán como Moisés, sin entrar en la Tierra Prometida?
R. Algo de eso es verdad para una parte de nosotros, pero Steve Jobs era más viejo que yo y Page y Brin, los creadores de Google, no tenían un smartphone en el bolsillo. Jobs no estaba en las redes porque no existían. Pero todos ellos no solo han vivido en el Game, sino que lo han inventado. No hay coartadas para mantenerse al margen. Es una cuestión de ganas.
P. Según usted, que viene de letras y humanismo, ¿puede pervivir la cultura clásica en el Game?
R. Por supuesto. Nunca ha habido una civilización que conserve tanto como el Game. Hemos abierto todos los archivos. Todo está disponible.
P. ¿Es más fácil ser miedoso ante el nuevo mundo?
R. Sí, porque es algo diferente, y eso impone. Lo nuevo provoca pereza y miedo. Es comprensible.
P. ¿Pereza?
R. Sí, hay malestar porque el Game ha desarrollado un número de posibilidades monstruoso, y eso nos supera. Hay mucha gente asustada.
P. ¿La nueva civilización tiene una nueva moral?
R. Las convicciones morales son más lentas de cambiar. Ese es un cambio casi de escala geológica.
P. En un momento como el actual, de encrucijada y de necesidad de ir más allá con valentía, ¿siempre nos quedará Alejandro?
R. ¿Yo?
P. Me refería a Alejandro Magno, a quien usted venera.
R. ¡Ah, Alejandro! Tengo un sueño que es, antes de morir, ir al sitio en el que él se detuvo. Donde decidió parar su conquista del mundo y regresar. Ese lugar es misterioso, no sabemos dónde está.
P. ¿Hay relación entre Alejandro Magno y el Game?
R. Él tenía una intuición global muy del Game: el mundo sin confines, sin fronteras. No había una barrera entre su mundo y el resto, entre griegos y bárbaros. Luego el Imperio Romano fue más miope.
P. Empezamos con la revolución digital y acabamos con Alejandro.
R. [Risas] Sí, ¿ves cómo no perdemos los clásicos?
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