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Blogs / El Viajero
El blog de viajes
Por Paco Nadal

A pie por La Palma: una de las maneras más originales y menos trilladas de visitar la isla

Más allá del previsible sol y playa, las Canarias ofrecen uno de los mejores escenarios para hacer senderismo. En la isla de La Palma, dos senderos de Gran Recorrido permiten descubrir paisajes volcánicos, territorios montañosos y rincones naturales vedados a quienes solo van en coche

La Palma
Paco Nadal en un alto de la ruta El Bastón (GR 131) en la Caldera de Taburiente, en la isla de La Palma (Canarias).Ida Plaza
Paco Nadal

Visto desde el aire es un pedacito de roca volcánica de apenas 700 kilómetros cuadrados perdido al noroeste del archipiélago canario. Pero pese a estas modestas dimensiones, La Palma es un planeta en miniatura. En la isla se pasa de bosques casi tropicales a pinares que resisten el fuego, de enormes extensiones de plataneras a retazos de la selva de laurisilva que un día cubrió toda la Macaronesia. El norte es tan salvaje y con barrancos tan abruptos que si en uno de ellos te cruzas con King Kong no lo verías extraño. Y sus mares de lava, aún calientes por la última erupción de 2021, dan vida a alguno de los parajes volcánicos más singulares de toda Canarias.

La Palma se puede visitar de muchas maneras. Pero hay una de lo más original y poco trillada: a pie. El senderismo en las Canarias no lo descubrimos los godos peninsulares ―que siempre hemos imaginado el archipiélago como un destino exclusivo de sol y playa―, sino que fueron los turistas extranjeros ―alemanes en su mayoría― quienes supieron ver hace ya mucho tiempo las posibilidades de estas islas tan afortunadas también para la práctica de esta forma de explorar un destino.

Vaya por delante que la misión no es para débiles de piernas. La Palma es un puro desnivel, una ladera sin fin, como casi todas sus islas hermanas. La acción de los volcanes elevó el reducido perímetro de la isla hasta los 2.426 metros de altitud del Roque de los Muchachos, la cota más alta, por lo que cualquier sendero tiene un perfil más quebrado que el índice Nasdaq. Pero ahí radica también su belleza, en el reto de atravesar territorios solitarios, virginales y muy montañosos.

Aparte de los senderos de pequeño recorrido de carácter más municipal, hay dos grandes rutas marcadas como senderos GR (Gran Recorrido) y Caminos Naturales (la señalización del Ministerio de Agricultura y Pesca) que cruzan toda la isla: el Camino Real de la Costa y las Medianías ―nombre precioso donde los haya― y El Bastón, que es una variante del primero que recorre toda la cresta del parque nacional de la Caldera de Taburiente.

Señalización del Camino Real de la Costa y las Medianías, en la isla de La Palma.
Señalización del Camino Real de la Costa y las Medianías, en la isla de La Palma.Ida Plaza

El de la Costa y las Medianías, o GR 130, es un sendero circular que utiliza las antiguas veredas que comunicaban los poblados isleños. Discurre en paralelo a la línea de costa, tiene 159 kilómetros de longitud y se puede hacer en ocho etapas. Empieza (o acaba) en la plaza de España de Santa Cruz de la Palma, la capital. Allí está la primera señal blanca y roja del GR y también el primer cartel rojo y blanco de Caminos Naturales. Una buena excusa para dedicar un poco de tiempo a descubrir, antes de empezar la caminata, la que para mí es una de las ciudades más bonitas de Canarias. Aunque la primera impresión del visitante es de una ciudad moderna más, basta deambular por su casco antiguo para darse cuenta del maravilloso tipismo colonial de la principal urbe de la isla, con sus famosos balcones de madera y sus casas encaladas. De hecho, Santa Cruz es una de las ciudades más antiguas de Canarias: fue fundada en 1493.

Tras atravesar el barrio histórico de Santa Cruz y los arrabales más urbanizados, la ruta se sumerge enseguida en lo que va a ser el paisaje que caracteriza la mitad norte del sendero de la Costa: plataneras, laurisilva y barrancos, muchos barrancos. Antes de San Juan de Puntallana hay que salvar el barranco del Agua, de 355 metros de profundidad y declarado Sitio de Interés Científico. Entre Puntallana y Barlovento aparecen las tierras más fértiles de la isla, con plataneras que se pierden hasta donde se pierde la vista. Y cinco nuevos barrancos que suman un desnivel acumulado de 1.110 metros. ¡Casi como una etapa pirenaica!

Descenso a un barranco cerca de Puntallana en uno de los tramos del  Camino Real de la Costa y las Medianías.
Descenso a un barranco cerca de Puntallana en uno de los tramos del Camino Real de la Costa y las Medianías.Ida Plaza

Entre Barlovento y Puntagorda aparecen las dos etapas más duras, pero también más bonitas, del sendero GR 130. Son las que salvan el arco norte de la isla. La zona más aislada y los barrancos más profundos de La Palma. Un escenario que serviría para el rodaje de una película de aventuras en la prehistoria. Bosques densos de laurisilva, profundos e inaccesibles barrancos que bajan desde la cumbre de los volcanes prácticamente hasta el mar y una escasa presencia humana serán el envoltorio durante más de 54 kilómetros y unos 3.700 metros de desnivel positivo total.

Una vez en la costa oeste, el sendero pasa por Tijarafe y sigue hasta Los Llanos de Aridane, una de las zonas más urbanizadas de la isla. Atención porque entre La Laguna y Todoque, al sur de Aridane, el sendero ya no existe: está bajo la lava del volcán Cumbre Vieja, que estalló en 2021; hay que salvar esos kilómetros en taxi o en alguna forma de transporte público. Se llega finalmente a Fuencaliente, en el extremo sur, donde se atraviesan muchos más campos de lava. Luego sube a Los Canarios y de allí se va a Villa de Mazo, ya en la costa este, por una zona muy urbanizada y sin mayor interés, para terminar donde empezó, en Santa Cruz.

Paco Nadal en el tramo en costa norte de La Palma, entre Barlovento y Puntagorda, del Camino Real de la Costa y las Medianías.
Paco Nadal en el tramo en costa norte de La Palma, entre Barlovento y Puntagorda, del Camino Real de la Costa y las Medianías.Ida Plaza

Por su parte, El Bastón, o GR 131, es una variante del anterior que empieza en el Puerto de Tazacorte y sube a las cresterías del parque nacional de la Caldera de Taburiente, el icono de la naturaleza palmera, uno de los cuatro parques nacionales que existen en Canarias y, quizá, el más espectacular de todos para el visitante. Taburiente es un gigantesco cono de más de 4.600 hectáreas de superficie a 2.400 metros de altitud, visible fácilmente desde el aire o en las fotografías aéreas que venden en los comercios, que modela y da forma a la isla. Posiblemente, este GR 131 sea la ruta más dura de todo el país, pero también la más bella. El subidón es de Champions League: sales del nivel del mar y asciendes de tirón, sin resuello, hasta 2.426 metros de altitud en el Roque de los Muchachos. A partir de allí, tras pasar el observatorio astronómico, la senda se interna por toda la cornisa superior de la Caldera de Taburiente, que no es sino el borde de la gigantesca sucesión de cráteres que dieron forma a la isla. ¡Todo un espectáculo! El camino, duro y exigente, circula de mirador en mirador, a cuál más excepcional sobre la capa de nubes que suele cubrir el interior del cráter, como si fuera un mar de algodón. Mientras arriba, en la cresta, todo es negra y desnuda roca volcánica, abajo en el barranco, un manto casi tropical formado por pinos canarios, beleques, helechos, cedros, tajinastes y otros endemismos pone una nota de verdor entre el monótono color de la lava.

El GR 131 baja luego hasta el Refugio de El Pilar, en la carretera que une El Paso con San Isidro, un lugar emblemático en el centro de la isla. Allí acaba el GR 131 y empieza la famosísima Ruta de los Volcanes. Una senda que recorre toda la cresta sur de la isla, enlazando los cráteres del Hoyo Negro, el Duraznero, el Cabrito o la Montaña de Fuego a través de un paisaje torturado y único, donde la lava, las escorias y las extrusiones basálticas pintan el decorado con toda la gama del ocre al negro. La senda no presenta ninguna dificultad técnica, pero precisa de una buena condición física para afrontar ocho horas de subidas y bajadas por un terreno irregular hasta Fuencaliente.

Mar de nubes en la Caldera de Taburiente, en la ruta de El Bastón (GR 131).
Mar de nubes en la Caldera de Taburiente, en la ruta de El Bastón (GR 131).Ida Plaza

Algunos consejos por si quieres repetir la aventura

Ambos senderos, el de la costa y el que sube a la Caldera de Taburiente, están bien señalizados con los carteles metálicos rojos y blancos de Caminos Naturales. El tramo final de la Ruta de los Volcanes también está bien marcado y no tiene pérdida. Otra cosa son los alojamientos: no existen refugios ni albergues específicos para senderistas, como pueda ocurrir en los Alpes o Pirineos. Los finales de etapa están planteados en núcleos urbanos, pero no en todos es fácil encontrar donde dormir. En zonas como entre Barlovento y Puntagorda apenas hay servicios. Conviene planificar esto antes de lanzarse al camino. Lo mismo ocurre con el avituallamiento.

Por otra parte, no conozco a nadie que haya hecho el GR 130 entero y del tirón. Yo lo veo más como una propuesta para elegir tramos concretos y organizar algún sistema de dos coches o transporte público para regresar al punto de partida. El tramo más concurrido, sin duda, es la Ruta de los Volcanes, entre el refugio del Pilar y Fuencaliente. Por eso hay varias empresas de transporte que prestan el servicio de llevarte hasta el inicio, en El Pilar. Por ejemplo, Isla Bonita Tours. También se pueden encontrar mapas, información y perfiles con altitud de ambas rutas en la web de Caminos Naturales.

Puedes ver el vídeo que hice sobre estos senderos de La Palma y de otras islas canarias, en mi canal de YouTube:



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