La parálisis del Brexit complica la negociación entre Madrid y Londres sobre el futuro de Gibraltar
Londres se niega a ir más a allá de los temas meramente burocráticos necesarios para mantener la fluidez de la frontera entre España y el Peñón
Las negociaciones entre la UE y el Reino Unido sobre su futura relación tras la consumación definitiva del Brexit el próximo 1 de enero se han estancado a pesar del impulso de ambas partes durante este mes de julio. “Estamos todavía muy lejos [del acuerdo]”, ha reconocido el negociador europeo, Michel Barnier, tras la ronda celebrada esta semana en Londres. La parálisis pone en peligro a su vez las negociaciones entre Madrid y Londres para pactar el encaje del peñón de Gibraltar en un mercado interior europeo del que depende en gran parte la prosperidad del territorio pero al que dejará de pertenecer dentro de cinco meses. España prepara una inyección de recursos en la zona para paliar los posibles daños económicos de una ruptura que para el Peñón puede resultar letal.
La semana que viene se celebrará la segunda ronda de negociación de los comités encargados del seguimiento de los cuatro memorándum que enmarcan la relación con el Peñón durante el período transitorio del Brexit. El nerviosismo es creciente a ambos lados de la verja, una frontera abierta que cruzan miles de trabajadores hacia uno y otro lado.
Las negociaciones entre España y Reino Unido, en las que participan las autoridades gibraltareñas, solo han avanzado en los temas prácticos sobre movilidad de los ciudadanos de uno y otro lado de la verja. “El Reino Unido, Gibraltar y España mantuvieron en junio unas discusiones constructivas en los asuntos relevantes para Gibraltar en el marco de la futura relación entre la UE y el Reino Unido”, señala un portavoz del Gobierno de Boris Johnson a este diario.
Fuentes al tanto de los contactos, sin embargo, indican que Londres se niega a ir más a allá de los temas meramente burocráticos necesarios para mantener la fluidez de la frontera entre España y un Peñón que el pasado 31 de enero dejó de pertenecer a la UE y que el próximo 1 de enero perderá los privilegios que ahora disfruta de forma transitoria.
Londres ya descartó de antemano cualquier debate sobre la soberanía del Peñón, tanto durante la negociación del Brexit (2017-2019) como tras la entrada en vigor del acuerdo de salida el pasado 31 de enero. Aun así, el ejecutivo de Johnson parece temer que la ampliación del ámbito de negociación con España a cualquier tema que desborde la mera circulación de personas podría tener repercusión sobre otros contenciosos entre ambas partes, como el territorio ocupado donde se asienta el aeropuerto gibraltareño o la presencia de las bases de la armada británica. Para Londres abordar esos asuntos “equivale a debatir la soberanía por la puerta de atrás”, apunta una fuente europea.
A ello se une la falta de progresos en la negociación general post-Brexit, una parálisis que lleva a Johnson a reservarse todas las cartas para la recta final que se espera a partir de octubre. Fuentes españolas reconocen que “la mala marcha de la negociación general entre Bruselas y Londres enturbia los contactos sobre Gibraltar y lleva a Londres a encerrarse en su posición aunque sea en detrimento do los intereses del Peñón”.
En esta ocasión, curiosamente, Gibraltar se perfila como el mejor aliado del Gobierno español para presionar a Londres. El ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, no dudó este jueves en desplazarse hasta Algeciras para reunirse con la ministra española de Exteriores, Arancha González-Laya, de visita en el Campo de Gibraltar.
Picardo reconoció que “queda mucho trabajo por hacer (…) para ultimar acuerdos ambiciosos que puedan dar lugar a la futura zona de prosperidad compartida que todos queremos ver”. Y admitió que “ no hay mucho tiempo para hacerlo”. La ministra española se mostró abierta a redoblar los esfuerzos para alcanzar un acuerdo en beneficio de ambas partes. Pero advirtió que “la cuenta atrás está en marcha y la decisión depende de Londres”.
Ayudas europeas a la parte española
La falta de avances sobre el post-Brexit entre el equipo de la Comisión Europea, dirigido por Michel Barnier, y el británico, con David Frost al frente, hace aún más difícil que Londres haga ningún tipo de movimiento sobre Gibraltar. El bloqueo empieza a provocar inquietud en fuentes diplomáticas de ambas partes. E incluso en Bruselas, donde se teme que un choque entre Madrid y Londres pudiera complicar aún más, o incluso abortar, los intentos por sellar un acuerdo sobre la relación futura entre la UE y Reino Unido.
Barnier ya comprobó el carácter potencialmente explosivo del expediente gibraltareño en 2019, cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, amenazó con vetar el acuerdo del Brexit si no se concedía a España la última palabra sobre cualquier futura negociación que afectase al Peñón.
Fuentes españolas aseguran que parte del plan de ayudas pactadas esta semana por el Consejo Europeo, que podrían reportar a España hasta 140.000 millones de euros, se utilizará para potenciar el desarrollo de Algeciras, La línea de la Concepción o el campo de Gibraltar. Se trata de una zona castigada por el paro y la economía sumergida, una situación que España atribuye, en parte, a la peculiar situación económica de Gibraltar.
Gibraltar manifestó en su día, tras la aprobación del Brexit en el referéndum de 2016, su deseo de seguir perteneciendo al mercado interior europeo, una posibilidad rechazada tajantemente por la UE. El Peñón también quedó fuera del Acuerdo de salida suscrito por la UE y el Reino Unido, que regula el período transitorio actual y establece las bases, junto a la Declaración política firmada por ambas partes, para la nueva relación que se quiere construir entre ambas orillas del canal de la Mancha.
Picardo hace llamamientos una y otra vez a un acuerdo que garantice prácticamente el mantenimiento de la situación actual. Un status quo difícil de mantener con un territorio extracomunitario si no hay concesiones por parte de quien desea acceder al lucrativo mercado interior europeo.
Sin planes de contingencia
La Unión Europea se niega a preparar planes de contingencia ante la posibilidad de que fracasen las negociaciones actuales con Londres para forjar una relación futura acaben. El período transitorio del Brexit, que ha mantenido el status quo en casi todos los terrenos expira el 31 de diciembre, un final que provoca vértigo en algunos países y sectores. Pero la Comisión Europea asegura que, incluso si no se logra un acuerdo, la UE no se enfrenta el 1 de enero a ningún abismo regulatorio como hubiera ocurrido a principios de este año si el Reino Unido hubiera abandonado el club sin un acuerdo de salida.
Fuentes de la Comisión insisten en que el riesgo y el peligro de un Brexit duro son cosa del pasado. Bruselas recuerda que el 31 de enero de este año entró en vigor el acuerdo de retirada firmado con Londres, un texto que puso fin a más de cuatro décadas de pertenencia del Reino Unido al club comunitario. Con ese pacto quedaron los asuntos más polémicos del divorcio, como las facturas pendientes o los derechos de los ciudadanos europeos residentes en suelo británico y viceversa.
La Comisión reconoce que las perturbaciones en la relación con el Reino Unido serán mayores en caso de falta de acuerdo antes del 1 de enero, entre otras cosas, porque una y otra parte aplicarían aranceles a las respectivas exportaciones. Pero Bruselas se niega a asimilar ese percance con el cataclismo que hubiera provocado un Brexit brutal y sin acuerdo el pasado 31 de enero. Y se limita a animar a las administraciones públicas a prepararse para un aumento del trabajo en fronteras y aduanas y a las empresas a adaptarse a la nueva relación comercial con el Reino Unido que, con o sin acuerdo, será menos fluida y sujeta a mayores requisitos de documentación y control.
La relación actual con Gibraltar también está enmarcada por cuatro memorándum (sobre derecho de los ciudadanos, contrabando de tabaco, medio ambiente y cooperación policial y aduanera) que llevan como fecha de caducidad, salvo el primero, el próximo 31 de diciembre. En este caso, las fuentes consultadas indican que se podría prolongar la vigencia de los textos con un acuerdo bilateral. Pero todo ello está también vinculando a la negociación entre Bruselas y Londres
La ronda de negociación celebrada esta semana en la capital británica., entre el representante europeo, Michel Barnier, y el británico, David Frost, se han saldado sin avances. “Estamos todavía muy lejos”, señaló Barnier al término de los contactos. Y para ilustrar la falta de entendimiento, citó al autor de El principito. “Como decía Saint-Exupéry, negociar no es solo mirarse y hablar. Consiste en mirar juntos en la misma dirección”, señaló Barnier.
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