Felipe VI elogia la “firmeza y autoridad” de Juan Carlos I frente al 23-F
El Rey recuerda que la actitud de su padre fue “determinante para la defensa y el triunfo de la democracia”
Felipe VI ha subrayado este martes, en el acto conmemorativo del 40º aniversario de la intentona golpista del 23-F, que la “firmeza y autoridad” del rey Juan Carlos I “fueron determinantes para la defensa y el triunfo de la democracia” aquel día. Ha sido la primera vez que el jefe del Estado se ha referido expresamente al rey emérito desde que se marchó de España, en agosto pasado, en medio del escándalo por sus cuentas en paraísos fiscales. Y lo ha hecho en un acto solemne en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados, en presencia de las más altas autoridades del Estado.
“Ante aquella inaceptable fractura del legítimo y legal orden democrático, el rey Juan Carlos I asumió como Jefe del Estado su responsabilidad y su compromiso para que se tomaran ‘todas las medidas necesarias para mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente”, ha añadido, parafraseando el mensaje televisado del entonces Monarca, “que ya forma parte de nuestra memoria colectiva”. Felipe VI, que entonces tenía 13 años y estuvo esa noche al lado de su padre, ha recordado que fue “testigo de aquel episodio histórico” y aprendió “el incalculable valor que la libertad tiene para el pueblo español”.
El Rey ha querido compartir el protagonismo de Juan Carlos I en la derrota del intento golpista con el entonces presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, hacia el que ha mostrado su “admiración y gratitud”, y se ha referido también a la larga lista de hombres y mujeres, “civiles y militares, que todos tenemos en mente”, que ofrecieron, junto a los medios de comunicación, ha dicho Felipe VI “un ejemplo de coraje y de lealtad a las instituciones del Estado y a nuestra Constitución”. Además de elogiar “la honda convicción democrática” de los parlamentarios y miembros del Gobierno secuestrados durante toda la noche del 23 al 24 de febrero de 1981, ha subrayado que “el rechazo institucional y ciudadano a la ruptura de nuestro marco de convivencia fue decisivo para detener y vencer aquel golpe de Estado”.
Felipe VI ha aprovechado la ocasión para reafirmar su compromiso, “más firme y fuerte que nunca”, con la Constitución y expresar la “inequívoca voluntad de la Corona de ser una institución que incluya, integre y cohesione a todos los españoles”. Tras subrayar que “el respeto al Estado social y democrático de Derecho [...] es condición previa y necesaria para la convivencia y el progreso de nuestra sociedad”, ha llamado a defender, proteger y preservar la democracia y la libertad. “Defenderla porque sabemos lo difícil que fue alcanzarla [...]; protegerla porque sabemos que es un bien delicado que precisa del mayor cuidado [...] y preservarla porque sabemos que es una premisa irrenunciable para [...] el progreso”, ha argumentado. “Se lo debemos al pueblo español que, días después de aquella noche, manifestó de manera ejemplar su defensa” de la Constitución, ha concluido, recordando la multitudinaria marcha del 27 de febrero de 1981 en Madrid.
La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que le ha precedido en el uso de la palabra, también ha aludido a “la decidida reacción de las instituciones públicas que, encabezadas por su majestad el rey Juan Carlos, asumieron la defensa de la democracia ante la amenaza de golpe”.
La presidenta del Congreso, que ha calificado la ceremonia de “acto de compromiso con la democracia”, ha repondido implícitamente al vicepresidente segundo Pablo Iglesias, quien cuestionó la calidad de la democracia española, asegurando que España es “una democracia reconocida en el mundo y plenamente integrada en la comunidad internacional de los estados libres”. Su discurso se ha centrado, sin embargo, en los nuevos peligros que la acechan y que, “desde luego, no son de menor magnitud”, ha advertido. Ha enumerado “la desnaturalización y la instrumentalización de las propias instituciones democráticas”; “la creciente polarización política y su traslado a los ciudadanos, con las fracturas sociales que genera”; o “el populismo de las respuestas fáciles o de las presuntas verdades incontestables”. Sin mencionarlo, ha aludido al asalto al Capitolio de Estados Unidos de los seguidores de Donald Trump el pasado 6 de enero, al destacar que se ha podido ver en directo en todo el mundo que “incluso las democracias más asentadas no están exentas de estos riesgos”.
Juan Carlos I, expatriado desde hace casi siete meses en Abu Dabi, ha sido el gran ausente de un acto al que han acudido el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, y sus cuatro vicepresidentes, incluido el líder de Unidas Podemos, así como el presidente del PP, Pablo Casado, los miembros de la Mesa y los portavoces de Vox, Ciudadanos y Más País; entre otros. Los representantes de Unidas Podemos han asistido al acto, pero no han aplaudido el discurso del Rey.
Quienes ya habían anunciado su inasistencia eran los representantes de ERC, Junts, el PDeCAT, Bildu, BNG, la CUP y el PNV. En una rueda de prensa en el Congreso, los seis primeros han leído un manifiesto en el que aseguran que el 23-F fue “una operación de Estado para salvar el régimen del 78″, al que califican de “candado” para el avance democrático; mientras que el portavoz del PNV, Aitor Esteban, ha justificado su ausencia alegando que aún hay muchas brumas sobre lo sucedido ese día y la negativa a reformar la Ley de Secretos Oficiales impide que se conozcan. Precisamente, el pleno del Congreso debate este martes una iniciativa de ERC en favor de retirar la inmunidad a Felipe VI y el aforamiento a su padre y otros miembros de la Familia Real.
El Rey ha sido recibido en la Carrera de San Jerónimo por Sánchez y Batet, además de los presidentes del Senado, Pilar Llop, del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas, y del Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes. Numerosas personas congregadas en los alrededores le han aplaudido y vitoreado, a lo que el Rey ha correspondido saludándolas con la mano. Tras acceder a la Cámara baja por la puerta de los leones, que se abre para las ocasiones solemnes, ha pasado al Escritorio del Reloj para encontrarse con los invitados; entre ellos, los dos padres aún vivos de la Constitución, Miquel Roca y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón.
Tras el acto, el Rey ha visitado el hemiclo acompañado por las presidentas del Congreso y el Senado, el presidente del Gobierno, la vicepresidenta primera Carmen Calvo, los presidentes del Constitucional y del Supremo, Casado, Roca y Herrero. Batet ha ofrecido después un almuerzo institucional a todos ellos.
El 23 de febrero de 2011, con motivo del 30º aniversario de la intentona golpista, el entonces presidente de la Cámara baja, José Bono, organizó un almuerzo al que asistieron el rey Juan Carlos I y los dirigentes políticos de 1981, algunos de los cuales han fallecido luego, como Santiago Carrillo o Manuel Fraga. Juan Carlos I bromeó entonces asegurando que España estaba “mucho mejor” que tres décadas atrás y que esa noche había dormido muy bien, a diferencia de la larga madrugada del 23-F.
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