Un motín obligó a la tripulación a mantener abierta la puerta del avión de Palma del que se fugaron una veintena de personas
La magistrada concluye que fue un plan premeditado que desembocó en un “caos” en el espacio aéreo. Los 23 pasajeros que huyeron de la aeronave salieron del aeropuerto por un agujero en la alambrada
Gritos y empujones. Una tripulación increpada por un grupo de pasajeros que intenta taponar la puerta de salida del avión. Una veintena de personas que bajan a la carrera por las pistas a pesar de que el comandante no ha dado permiso. Una fuga en mitad de la noche por un agujero de la alambrada que rodea el aeropuerto. Estos son algunos de los aspectos que la magistrada del Juzgado de Instrucción número 6 de Palma en funciones de guardia relata en uno de los autos por los que ordenó el ingreso en prisión de 12 detenidos del avión marroquí que aterrizó de emergencia en Palma, del que huyeron 23 pasajeros. En el auto al que ha tenido acceso EL PAÍS, la jueza considera que los detenidos protagonizaron un incidente “provocado y organizado” que desembocó en una situación de “caos” que puso en entredicho la seguridad del tráfico aéreo.
La jueza realiza un relato pormenorizado de los hechos ocurridos en el interior del vuelo MAC437 de la compañía Air Arabia Maroc que el pasado viernes aterrizó por una supuesta emergencia médica en el aeropuerto de la capital balear y del que se fugaron, según el atestado policial, 22 personas, una cifra que se ha elevado a 23 en una última actualización. Un total de 12 hombres —entre los que se encuentran 10 fugados, la persona que provocó la emergencia médica y su acompañante— ya han ingresado en prisión provisional acusados de dos presuntos delitos de sedición, coacciones y favorecimiento de la inmigración ilegal. Mientras tanto, la Policía Nacional continúa investigando el paradero de 13 fugados, de los que al menos dos viajaron en ferri a Barcelona el día después del incidente.
A través de los atestados policiales y la documentación recopilada, la jueza Rosa Mas reconstruye lo sucedido en el interior del avión procedente de Casablanca que tenía como destino final Estambul. La torre de control del aeropuerto de Palma recibió una comunicación —sobre las 17.35 según el atestado policial y a las 18.35 según datos de Delegación de Gobierno— sobre un pasajero que padecía un posible coma diabético, que previamente había sido confirmado por un médico a bordo que no estuvo implicado en los hechos posteriores. Aprovechando que el avión se encontraba aparcado en un lateral de la pista del aeropuerto y no contaba con vigilancia policial tras el traslado de la persona enferma al hospital, se produjo un “importante altercado” en el que la tripulación de la aeronave fue “increpada e intimidada” por un grupo de pasajeros que exigían bajar del avión para fumar.
El comandante en ningún momento dio autorización para que los pasajeros salieran de la aeronave. “Ante la recomendación de las dos personas que ejercían la coordinación del vuelo del aeropuerto de Palma de que procedieran a cerrar las puertas del mismo o avisar a la Guardia Civil, 22 pasajeros, aprovechando que la puerta estaba abierta, huyeron de la aeronave”, reza el atestado policial incluido en el auto. La puerta del avión nunca se llegó a cerrar tras estallar el altercado porque ante el estado de amotinamiento de la veintena de personas que terminaron huyendo, la tripulación de cabina “temía por su integridad física”. De hecho, en el auto se expone que los tripulantes que trataron de impedir la fuga fueron zarandeados y uno de ellos resultó herido en el brazo, el hombro y la espalda. Las dos personas encargadas de la coordinación del vuelo de Palma intentaron evitar la huida de los pasajeros: una de ellas se interpuso para taponar la puerta, “si bien fue imposible”, relata la magistrada, que continúa diciendo que el responsable fue apartado “a empujones” por los pasajeros, algunos de ellos “muy nerviosos”.
Los fugados ejecutaron la salida al exterior del recinto aeroportuario mediante un hueco en la alambrada que delimita las instalaciones y que fue descubierto por el personal de seguridad de la cercana base aérea de Son Sant Joan, movilizada por el teniente del Ejército del Aire. En el interior del avión quedaron algunas de las pertenencias de los huidos; según comprobó la Policía Nacional, de los 24 pasajeros que abandonaron la aeronave solo había una maleta facturada en la bodega del avión y algunos bolsos de mano en la zona de pasajeros.
El vuelo partió del aeropuerto balear a la 1.18 —según el auto, una hora más tarde según los datos de tráfico aéreo—, con 102 personas que finalmente volaron de vuelta a Casablanca. Mientras tanto, el pasajero enfermo fue atendido en el hospital de Son Llàtzer, donde el médico emitió un parte en el que señalaba que no había “signos de patología urgente”. El enfermo afirmó ante la jueza que es diabético, algo que aseguró que podría acreditar mediante certificados de sus doctores en Marruecos.
“Caos sin precedentes”
En el auto, la jueza hace referencia al parte incorporado por AENA al atestado policial, en el que se detalla el perjuicio que provocó el motín y que, en su opinión, puede ser definido como “caos aéreo”. La actividad se vio interrumpida durante casi cuatro horas afectando a alrededor de 34 operaciones. La magistrada es clara sobre lo ocurrido en el interior del avión y apunta a un hecho “provocado y organizado” que desembocó en un “caos sin precedentes en el espacio aéreo europeo” que llegó a poner en entredicho la seguridad del tráfico. La magistrada concluye que existió el concierto entre los fugados porque se trata de una huida que “carece de sentido si no se relaciona con un plan previo”.
Indiciariamente, la magistrada considera que el plan pudo estar impulsado por la estrategia que se publicó en el grupo privado de Facebook llamado Brooklyn en verano de 2021 “puesto que el modus operandi es el mismo que el descrito en dicho grupo”. También alude a publicaciones que han desaparecido de la red, lo que también “permite considerar la existencia de ese concierto previo” entre los pasajeros del avión. “Los detenidos tenían una finalidad clara, infringir la ley de extranjería, entrar en España de manera irregular e inevitablemente afectar al orden público, al ser impensable que no fueran conscientes de las graves consecuencias que para el orden público podía acarrear su comportamiento”, sostiene.
El letrado Jesús Baena, del bufete Horrach-Salvà, afirma que las defensas de los detenidos recurrirán en apelación el auto de prisión al considerar que no se ha acreditado suficientemente la comisión de los presuntos delitos que se les imputan. Durante la vista de prisión, las defensas de los arrestados apelaron al cumplimiento de la ley de extranjería y abogaron por la expulsión a su país de origen.
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