El senador Feijóo contra el presidente Sánchez
El PP estudia las opciones para intentar que su líder pueda intervenir en el debate del estado de la nación | El jefe de los conservadores aumentará su presencia en los medios y viajará por el país para lograr foco
Si Alberto Núñez Feijóo atiende a la historia de la derecha española, lo que no debe hacer es presentar una moción de censura con el único objetivo de buscar el cuerpo a cuerpo con el presidente del Gobierno. Esa fue la experiencia fallida de Antonio Hernández Mancha, el efímero líder de Alianza Popular, de quien siempre se ha dicho que su carrera política se fue al traste por la moción que presentó contra Felipe González en 1987. Hernández Mancha era entonces líder de la oposición sin escaño en el Congreso, solo con asiento en el Senado, y buscó esa vía para confrontar con el presidente socialista después de que se le denegara la solicitud de participar en el debate sobre el estado de la nación. Casi cuatro décadas después, un nuevo líder de la derecha recala en la Cámara alta, con la intención de que su experiencia no tenga ni un paralelismo más con la del malogrado jefe de los conservadores en los años ochenta.
Como Hernández Mancha, Alberto Núñez Feijóo pasará a ejercer el liderazgo de la oposición a finales de este mes desde el Senado. El PP está estudiando las opciones jurídicas para intentar que Feijóo pueda intervenir desde esa condición en el Congreso. Sobre todo en el caso del debate sobre el estado de la nación, previsto para julio.
El Grupo Parlamentario Popular ha elaborado un informe, que guarda celosamente, con las distintas posibilidades, pero el precedente de Hernández Mancha no deja muchas opciones. La única referencia en el Reglamento de la Cámara baja dice que “los senadores podrán asistir a las sesiones del Pleno y de las Comisiones que no tengan carácter secreto”, pero la asistencia no implica tener voz. A pesar de ello, en el PP no renuncian a dar esa batalla. “Algo de ruido habrá que hacer con eso”, se escucha en las filas conservadoras.
Entretanto, Feijóo perfila su estrategia para sortear su ausencia del Congreso. En su equipo avanzan que aumentará su presencia en los medios de comunicación y emprenderá una gira de viajes por todo el país, convencidos de que no tendrá problemas para captar el foco. Esta semana, el líder popular ensayó el señuelo al convocar el miércoles una rueda de prensa “urgente” desde Santiago para valorar la destitución de la directora del CNI, el día anterior. Lo hizo después de la sesión de control al Gobierno en el Congreso, en la que su secretaria general, Cuca Gamarra, ya se había enfrentado por ese asunto con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por lo que su movimiento molestó a algunos diputados populares.
Los tiempos han cambiado, dicen en el equipo del líder del PP, y el Parlamento ya no es el centro de la vida política. Una tesis de la que no es nada entusiasta, en cambio, la dirección del grupo popular, según reconocen fuentes de la misma, pero esa tensión todavía es incipiente.
Entre los expertos hay opiniones diversas sobre los efectos del asiento vacío en el Congreso. “El foco de los medios está ahora en general fuera de los Parlamentos. Lo vimos con los nuevos partidos, que al principio no tenían escaño”, analiza el politólogo Pablo Simón. “Estar fuera permite a Feijóo estar menos encorsetado e ir a formatos más cómodos. Puede elegir a qué entrevistas va y a cuáles no”, reflexiona. En cambio, la también politóloga Sandra León considera que el líder del PP “pierde una imagen muy potente, que es la del líder de la oposición dirigiéndose al resto de los parlamentarios. Es una imagen presidenciable”.
El riesgo de que Vox se aproveche
A diferencia de lo que ocurría en los ochenta, el PP tiene ahora un rival fuerte en el Congreso, Vox, que estará tentado de llenar el hueco que deja la ausencia de Feijóo. “El mayor riesgo es que Vox presente una nueva moción de censura, aprovechando la debilidad del Gobierno”, opina un exidirigente del PP. “La pregunta es qué haría entonces Feijóo, porque no podría intervenir y confrontar con Santiago Abascal, como hizo Pablo Casado. La única opción sería dejarlo pasar o presentar una moción alternativa liderada por él, como permite hacer la Constitución a las 48 horas de que se registre la primera [censura]”.
Feijóo desembarca en el Senado tras un intenso debate en el PP. Al final, lo que pesó fue el contar con una plataforma institucional que, además, le permite ser aforado, un estatus de protección especial que no habría tenido después de abandonar su escaño en el Parlamento gallego. Está previsto que el 25 de mayo sea nombrado senador por designación autonómica, y en el primer pleno del Senado, el 7 de junio, asuma su condición plena de parlamentario.
El líder popular tendrá despacho en la Cámara alta y ejercerá de senador “con todas las circunstancias”, dicen en su equipo, algo que para algunos dirigentes populares plantea dudas. “Aquí hay que votar cada 15 días, y a veces eso obliga a dedicar el martes por la tarde y todo el miércoles entero a votar presencialmente. Si Feijóo no aparece, puede que eso le desgaste. Y cuando haya control al Gobierno, aunque no acuda Pedro Sánchez, ¿qué hará? Quedaría feo no estar”, opina un senador del PP.
La principal ventaja del Senado es que permite un duelo con el presidente, pero Feijóo estará al albur de lo que quiera Pedro Sánchez. Las sesiones de control en la Cámara alta no están recogidas en la ley; son una costumbre que inauguró José Luis Rodríguez Zapatero, y tampoco está reglada su programación. En lo que va de año, Sánchez ha ido solo dos veces a la sesión del Senado, mientras acude semanalmente al Congreso.
La incógnita es si el primer duelo Sánchez-Feijóo se celebrará antes del verano, porque en junio únicamente habrá dos plenos y la agenda del presidente será intensa, incluida una Cumbre de la OTAN en Madrid. En el entorno del líder popular aseguran que el cara a cara no le obsesiona, porque prefiere presentar su alternativa a ir a la confrontación, y por eso no se plantean hipotéticas mociones de censura. Pero reconocen que si Sánchez rehúye el debate, Feijóo “lo evidenciará”. Sea como sea, la batalla política está garantizada.
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