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Sánchez y Macron cierran una alianza europeísta en un “momento crítico” para la Unión Europea

El presidente francés pide a la derecha comunitaria que no pacte con la ultraderecha: “Es el odio al otro”

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, a la izquierda, observaban Barcelona durante un momento de la cumbre bilateral celebrada entre los dos países este jueves en la capital catalana.
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, a la izquierda, observaban Barcelona durante un momento de la cumbre bilateral celebrada entre los dos países este jueves en la capital catalana.Emilio Morenatti (AP)

Pedro Sánchez y Emmanuel Macron han firmado en Barcelona un acuerdo que incluye, desde el punto de vista político, una alianza europeísta de dos gobernantes especialmente preocupados por el momento que vive la Unión Europea y que creen que la única salida es más Europa y menos nacionalismo, y no al revés. Los dos líderes han consolidado la relación entre España y Francia con un tratado de amistad que los vecinos solo tienen con Alemania e Italia. Ambos mandatarios han mostrado en la rueda de prensa con la que finaliza la cumbre una sintonía política casi total alrededor, sobre todo, de tres asuntos centrales de la agenda europea que afectan directamente a Francia y España.

Primero, la respuesta que debe dar la Unión Europea al plan de Joe Biden que acaba de aprobar Estados Unidos para subvencionar hasta con 400.000 millones de dólares la implantación acelerada de la energía verde en este país. Esa descomunal inyección de dinero amenaza a toda la industria europea, porque las inversiones podrían irse a EE UU, que ofrece condiciones muy ventajosas, soluciones muy rápidas y mucho dinero público. Los dos líderes han insistido en que Europa debe dar una respuesta rápida a esta amenaza con una inyección de dinero público similar y sobre todo facilitando el gasto y reduciendo la burocracia europea.

Pedro Sánchez y Emmanuel Macron durante la ceremonia de firma de acuerdos celebrada en el marco de la Cumbre Hispanofrancesa, este jueves, en Barcelona.Foto: Andreu Dalmau (EFE)

“Europa está en un momento crítico por estas decisiones de EE UU que amenazan su industria, pero igual que hizo en la pandemia, la UE sabrá compartir el diagnóstico y reaccionar en positivo”, ha afirmado Sánchez. “Tenemos la voluntad política y las herramientas para responder, por un lado, a este embate de Putin con la guerra de Ucrania y, por otro, a estas medidas de EE UU y lo que representan para la industria europea. Celebramos que EE UU se comprometa con la transición verde, pero hay que evitar que eso suponga la desindustrialización de Europa. Las inversiones se pierden en una maraña burocrática europea. Necesitamos fondos más ágiles”.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente francés, Emmanuel Macron, conversaban en el marco de su participación en la Cumbre Hispanofrancesa que se celebra, este jueves en Barcelona.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente francés, Emmanuel Macron, conversaban en el marco de su participación en la Cumbre Hispanofrancesa que se celebra, este jueves en Barcelona.Gianluca Battista

A continuación, Macron ha apuntado: “Europa es el continente más afectado por esta guerra. Esto disminuye nuestra competitividad por los altos precios de la energía. Además, EE UU ha decidido acelerar la descarbonización de su economía. Esto nos afecta. Se lo dije a Biden. Debemos negociar con EE UU regímenes de exención como tienen Canadá y México. Preservar nuestros proyectos de baterías eléctricas. Debemos dar una respuesta europea con tecnologías verdes y limpias. Ese es el mandato que le hemos dado a la comisión. Queremos mecanismos rápidos como los de EEUU, no fragmentar la UE; que no haya respuestas desiguales. Vamos a movilizar dinero nacional y europeo”.

El segundo gran asunto abordado es la batalla sobre la reforma del mercado eléctrico para bajar el precio de la energía en Europa en la línea de lo que ha logrado España con la excepción ibérica. Ambos han trenzado una especie de frente común con posiciones “muy similares” que llevarán a la próxima cumbre europea.

Y el tercer desafío es el tratamiento de la extrema derecha, con gran relevancia en ambos países. Sánchez ha criticado en el pasado que el PP haya pactado con Vox en Castilla y León, y hoy ha insistido en que el Gobierno hará todo lo necesario para proteger los derechos de las mujeres frente a las políticas antiabortistas anunciadas por este Ejecutivo regional. Mientras tanto, Macron, que no ha querido entrar abiertamente en temas de política española por una cuestión de respeto formal, ha hecho una reflexión que demuestra que está en contra de que la derecha europea pacte con la extrema derecha.

“Yo formo parte de la gente que piensa que la extrema derecha no es lo mismo que los demás”, ha argumentado Macron. “Es el nacionalismo, el odio al otro. Yo soy patriota, pero para ser patriota francés no necesito hacer la guerra a Alemania o a España. La extrema derecha quiere cambiar el Estado de derecho, controlar la justicia, atacar la libertad de los periodistas, y tiene relación con la xenofobia. Normalizar a la extrema derecha no da buenos resultados. No creo que se pueda transigir”.

Lo que ha sucedido en Castilla y León podría pasar en muchos otros lugares tras las elecciones locales de mayo e incluso en La Moncloa tras las generales. En Francia, Macron ha derrotado dos veces a la líder ultra Marine Le Pen en elecciones presidenciales, pero esta sacó un 42% en las últimas, en mayo. Es su máxima rival electoral.

Sánchez no se ha referido tan expresamente a la ultraderecha. Sin embargo, ha planteado que la mayoría de los españoles están en el medio entre la manifestación independentista que se convocó contra esta cumbre en Barcelona y la protesta “con motivos opuestos” que está moviendo Vox para el sábado, a la que también es posible que acuda una importante representación del PP. “La Constitución permite la manifestación pacífica con ideales en contra de la Constitución, como hemos visto hoy en Barcelona. Y en unos días habrá otra manifestación en Madrid donde se reivindicará lo contrario. Entre lo de hoy y lo del sábado, en Madrid se encuentra la amplia mayoría de los españoles, que quieren una España unida en la diversidad”, ha dicho el presidente.

Hay pocas discrepancias de fondo entre Francia y España. La más significativa era por el proyecto MidCat, un gasoducto transpirenaico: Sánchez estaba a favor; Macron, en contra. En octubre, llegaron a un acuerdo para construir un conducto de hidrógeno submarino en el Mediterráneo. Queda otro motivo de fricción: el cierre de nueve pasos fronterizos entre Francia y España por decisión de París, que esgrime la lucha antiterrorista y el control de la inmigración. En Barcelona, los líderes acordaron crear brigadas policiales conjuntas para controlar la frontera, condición previa para que se reabran, cosa que podría empezar a hacerse en verano.

El presidente español ha minimizado el desplante de Pere Aragonés, que no se ha quedado a los himnos y solo ha estado en el saludo inicial, y le ha agradecido que acudiera. Sánchez ha dicho que, en otras cumbres similares, otros presidentes autonómicos ni siquiera han acudido. Se refería al presidente de Galicia y a la de Madrid, ambos del PP, que no asistieron pese a estar invitados al saludo a la delegación alemana en la cumbre en A Coruña o la polaca en la cita en Alcalá de Henares. Sánchez ha decidido hacer todas estas cumbres fuera de Madrid y de La Moncloa, que era lo habitual, para lanzar un mensaje de descentralización. Y, en especial, buscaba en Barcelona el símbolo de que el procés ha acabado y la normalización de Cataluña permite que se pueda hacer una cumbre como esta, impensable hace unos años.

En La Moncloa creen que el independentismo ha fracasado en su intento de boicotear la cumbre con una gran manifestación, porque no solo ha reunido a 6.000 personas, un número muy bajo para lo que llegó a lograr el movimiento, sino que además se ha visto su división, porque Oriol Junqueras tuvo que salir entre insultos de un grupo de independentistas. Para el Gobierno, el éxito de la cumbre es rotundo porque lanza varios mensajes claros de normalización, de apuesta del Ejecutivo por Cataluña —Sánchez recordó que se han pactado recientemente grandes inversiones como la de Cisco— y de la división del independentismo, que es una de las bazas que el presidente suele utilizar para reivindicar que su política en Cataluña, criticada por la oposición y algunos sectores de su partido, está dando sus frutos y ha logrado que la situación esté mucho mejor que en 2017.

“Que este tratado con Francia se llame de Barcelona representa un homenaje de respeto y admiración a esta ciudad”, clamó Sánchez mientras Macron asentía. “Barcelona es sinónimo de vanguardia, y aquí estamos hablando de hidrógeno, de energías de vanguardia. Y de europeísmo; trasladamos un mensaje de compromiso rotundo con el fortalecimiento de Europa. Y de convivencia. Las inversiones que se han anunciado tienen que ver con la apuesta de Barcelona por la concordia. Durante muchos años, con razón, Barcelona se quejaba de que la administración central no se comprometía con ella. Y eso es lo que estamos haciendo”, remató el presidente, claramente eufórico con una cumbre que era arriesgada por la reacción de los independentistas y que, finalmente, al menos según La Moncloa, ha salido incluso mejor de lo esperado. Todo ello, a pesar de que Aragonés haya hecho aquel desplante de no quedarse a los himnos, un gesto menor para el Ejecutivo, teniendo en cuenta que cumplió con lo más importante: acudir a la cita.

Sánchez y Macron durante la ceremonia de firma de acuerdos celebrada en el marco de su participación en la cumbre.
Sánchez y Macron durante la ceremonia de firma de acuerdos celebrada en el marco de su participación en la cumbre.

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