Sánchez y Díaz acuerdan cerrar un programa de Gobierno en octubre
Los socialistas crean una comisión negociadora con los grupos y el presidente en funciones estará en “coordinación permanente” con Illa en las cuestiones relacionadas con Cataluña
El PSOE y Sumar se dan menos de cuatro semanas para cerrar un programa de Gobierno. Pedro Sánchez y Yolanda Díaz han acordado este miércoles, en su primera reunión oficial para abordar la investidura del candidato socialista, “intensificar y acelerar” las negociaciones entre ambas fuerzas para sellar un pacto a lo largo del mes de octubre que permita formar un nuevo Ejecutivo progresista. El encuentro es el primero de Sánchez con los grupos parlamentarios después de que el martes recibiera el encargo del Rey para intentar una investidura que tiene como fecha límite el 27 de noviembre, y muestra una voluntad de entendimiento con el socio prioritario, que en los últimos días había hecho públicas algunas discrepancias elevando la presión al PSOE sobre ciertos asuntos en los que, afirman, todavía están muy alejados.
“No concebimos otro escenario que no sea alcanzar un acuerdo que reedite un Gobierno de coalición. Pero no vale cualquier Gobierno. No podemos conformarnos con legislar al ralentí”, ha denunciado al término de la reunión en el Congreso de los Diputados Nacho Álvarez, secretario de Estado de Derechos Sociales y principal encargado de las conversaciones con los socialistas por parte del equipo de Sumar. “Tiene que ser un Gobierno que no se conforme con lo que ha hecho en la legislatura anterior, sino que siga avanzando en materia de derechos sociales y laborales, que es donde tenemos diferencias”, ha precisado. La portavoz de la dirección federal del PSOE, Pilar Alegría, se ha mostrado conciliadora: “El camino se hace andando, este partido y este Gobierno ya hemos andado un camino desde 2018 (...) Hemos acordado avanzar, acelerar los trabajos para poder tener este mes de octubre un programa de Gobierno progresista”, ha destacado. Alegría ha comparecido en Huesca, donde había participado en un acto del Día Internacional de las Mujeres Rurales. Desde allí, ha destacado el ambiente de “máxima cordialidad y máxima confianza” en la reunión de una hora que han mantenido el presidente y la vicepresidenta segunda en funciones.
El PSOE, que a diferencia de Sumar guarda silencio sobre cualquier discusión programática, ha creado una comisión negociadora con los grupos parlamentarios que estará compuesta por siete integrantes: María Jesús Montero, vicesecretaria general del PSOE y ministra de Hacienda en funciones; Santos Cerdán, secretario de Organización; Pilar Alegría, portavoz de la dirección federal y ministra de Educación en funciones; Félix Bolaños, ministro de la Presidencia en funciones; Hana Jalloul, secretaria de Política Internacional y Cooperación del PSOE; Óscar Puente, diputado nacional y portavoz del partido en la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo; y José Ramón Gómez Besteiro, diputado nacional y probable candidato en las elecciones gallegas. Alegría ha explicado que “acudirán unos u otros dependiendo del grupo parlamentario y los temas a tratar”. Sánchez se reunirá con todos los grupos menos con Vox, y luego la comisión negociadora tomará el relevo para seguir hasta un acuerdo. Además, el secretario general del PSOE estará “en coordinación permanente” con Salvador Illa, líder del PSC, para las cuestiones relacionadas con Cataluña.
Menos horas de trabajo y más conciliación
Frente al hermetismo del PSOE, Sumar ha reiterado algunos de los puntos de fricción con el socio en este momento, como son la reducción de la jornada laboral (una de las banderas de Díaz en la campaña del 23-J), la elaboración de un “nuevo estatuto del trabajo del siglo XXI” que actualice la regulación del despido, el impulso a la conciliación con permisos que sean retribuidos o la garantía en el acceso a la vivienda. “Confiamos en que a lo largo de las próximas semanas se vayan acercando las posturas y podamos tener un acuerdo que sea satisfactorio y dé lugar al nacimiento de un Gobierno útil para las necesidades de la ciudadanía”, ha expresado Nacho Álvarez, que exige, para ello, cerrar un programa “ambicioso”. Un término que también ha empleado Alegría. “Esta negociación nos ha permitido avanzar en temas de ámbito territorial, pero quedan aún muchas cosas por tratar en el ámbito social”, ha insistido Álvarez, queriendo centrar el debate en este apartado.
Ambos partidos llevan manteniendo contactos de manera discreta desde hace más de dos meses. Al día siguiente de las elecciones, Sumar ya reclamó a los socialistas sentarse a hablar para iniciar esas negociaciones y el 28 de julio el equipo de Díaz remitió un primer documento al PSOE, que en ese momento daba prioridad a las conversaciones para garantizar una mayoría en la Mesa del Congreso que les permitiera retener la presidencia de la Cámara baja. Entretanto, los socialistas no entran al detalle de cómo sería una amnistía a los encausados del procés que exigen ERC y Junts a cambio de permitir la investidura de Sánchez, a la que se abrió tras recibir el encargo del Rey. “Nosotros no nos movemos en el oscurantismo, en la opacidad. Cuando se llegue a un acuerdo, que no se preocupe ningún ciudadano: seremos transparentes”, ha dicho Alegría. La agenda de los independentistas, previsiblemente, condicionará los plazos para el debate de Sánchez en el Congreso. Esta misma mañana, el Consell de la República —controlado por el expresident Carles Puigdemont desde Bruselas—ha decidido someter a votación de sus miembros si hace campaña para bloquear la investidura del socialista entre el 17 y el 23 de octubre.
Pasado ya el turno de Feijóo y con el encargo de Felipe VI, Sumar ha abierto esta semana el debate sobre los contenidos a la opinión pública. En la formación, que no quiere hablar por ahora de ministerios ni perfiles para ocuparlos, deslizan, además, que los desacuerdos políticos con el PSOE son discrepancias entre estas dos formaciones y que en ningún caso se puede poner de excusa a terceras organizaciones, como pueden ser el PNV o Junts, para negarse a acordar un programa social y laboral alegando que estos partidos, más conversadores, no lo aceptarían.
A su llegada al Congreso, la vicepresidenta ha evitado posicionarse sobre el deseo expresado por fuentes socialistas el martes de recuperar Igualdad la próxima legislatura, una cartera ahora en manos de Podemos. El partido de Ione Belarra, que cuenta con tan solo cinco diputados en un grupo parlamentario de 31, solicitó hace semanas que fuese su actual responsable, Irene Montero, quien siguiera al frente en un futuro Gobierno. “En 2019 el PSOE quería todas las carteras para sí. Eso es normal, es lo que cualquier partido político que se presenta a las elecciones le gustaría, pero los votos son los que son”, ha minimizado la secretaria general de la formación este miércoles en declaraciones a los medios. La ministra de Derechos Sociales en funciones también ha pedido un Gobierno “estable y valiente”. “Para que sea estable, Podemos tiene que estar representado en él”, ha afirmado.
Sánchez e Illa escenifican su sintonía con una reunión en Ferraz
La relevancia que Pedro Sánchez da a la relación con Salvador Illa es máxima. Y por esa razón ha querido resaltar la sintonía que ambos se profesan desde hace años con una reunión este miércoles por tarde en Ferraz. El primer secretario del PSC llegó poco antes de las 17.00 de este miércoles a la sede del PSOE, donde ya le aguardaba el presidente en funciones, con quien se ha visto durante una hora y media. El objetivo del encuentro era escenificar el diálogo permanente entre Sánchez e Illa y para trasladar el mensaje implícito de que los acuerdos que se adopten con los independentistas catalanes, que exigen la amnistía a los encausados del procés para investir a Sánchez, contarán con el visto bueno del PSC. La confianza entre ambos se remonta a la etapa en que el primero decidió presentarse a las primarias a la secretaría general del PSOE de 2017; el líder del PSC fue nombrado en aquella época secretario de Organización del PSC y, por tanto, mano derecha de Miquel Iceta. El PSC fue uno de los grandes apoyos de Sánchez en su reelección al frente del PSOE. Sánchez contó posteriormente con Illa como ministro de Sanidad en el Gobierno de coalición con Unidas Podemos entre 2020 y principios de 2022, etapa en la que tuvo que gestionar la pandemia por la covid, la peor emergencia sanitaria en un siglo. Illa dejó el Gobierno para presentarse a las elecciones catalanas, en las que el PSC fue el partido más votado, como de nuevo sucedió en las municipales del 28-M y las generales del 23-J.
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