La galaxia del catolicismo conspiranoico donde Francisco no es el Papa sino un “masón”
Un avispero de grupos convencidos de la ilegitimidad de Bergoglio y defensores de ideas de extrema derecha fanatiza a creyentes descontentos y pone en guardia a los obispos, que admiten que la “polarización” ha llegado a los fieles
César Sánchez, antiguo seminarista, de 35 años, estudia minuciosamente encíclicas y exhortaciones del papa Francisco. Luego las contrasta con la doctrina católica y desgrana las contradicciones. Admite que el trabajo es “agotador”, pero persevera porque el propósito es elevado: proclamar que en la silla de Pedro se sienta un farsante. No, algo peor: un enemigo mortal de la Iglesia. Es, dice, “como si tuviéramos de presidente del Real Madrid a Joan Gaspart”, expresidente del Barça. Este “católico de a pie” abrió en 2018 su canal de Youtube César para Jesucristo, que suma más de 97.000 suscriptores. Trabajaba como profesor, cuenta, pero Dios le pidió dedicarse “solo a esto”. Y “esto” es defender una visión rigorista de la fe y en particular cargar contra Francisco, cuyo magisterio es “contradictorio” con la esencia católica, sostiene Sánchez. ¿Por qué?
Un motivo —arranca el exseminarista— es la permisividad del Papa con el adulterio en su exhortación de 2016 Amoris Laeitia, que llevó a cuatro cardenales a plantearle públicamente sus dudas. “Dos de ellos murieron al poco tiempo, repentinamente”, desliza. ¿Sospechas de asesinato? “Es difícil de saber”. Otra aberración, a ojos de Sánchez, fue permitir en 2019 una “adoración” a la diosa andina Pachamama, acontecimiento que vincula con la aparición “40 días después, como los 40 días que estuvo Jesucristo en el desierto”, del primer caso de covid 19. La lista no se agota ahí. Francisco, añade, es máson, tiene un “pacto con el Partido Comunista Chino”, apoya la Agenda 2030. Y lo más grave: ni siquiera es papa. Según Sánchez, es un “antipapa” que usurpó el trono tras un “golpe de Estado”.
Luis Santamaría, investigador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas, ha identificado más de 40 grupos que se denominan católicos con actividad en España y que están apartados de la línea de la Iglesia, a los que se se suma una amplia miríada de canales digitales. En torno a una veintena de unos y otros, sostiene, niegan la legitimidad del Papa. Sus otros tres rasgos comunes, señala el autor de A las afueras de la cruz. Las sectas de origen cristiano en España, son el “tradicionalismo religioso”, el “ultraconservadurismo político” y la inclinación por las “teorías de la conspiración” sobre la Iglesia o el mundo. Algunos altavoces de estas posiciones son seglares, otros se declaran clérigos pese a carecer de reconocimiento oficial. Santamaría explica que este fenómeno, de histórico arraigo, creció tras la elección de Francisco en 2013. Sus representantes, añade, han “elevado el tono” a raíz de la muerte el 31 de diciembre de 2022 de Benedicto XVI, que era visto por muchos como una suerte de último cortafuegos para evitar la llegada del “anticristo”.
Uno de los grupos anti-Francisco, que a diferencia de César para Jesucristo no es un canal digital sino toda una organización, está ahora bajo el foco. Es la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli, liderada por el obispo excomulgado Pablo de Rojas, bajo cuya tutela se ha colocado un grupo de monjas en un caso que parece diseñado para enganchar audiencias. La Pía Unión, que sostiene que Francisco es un “simple lego”, no está sola. Hay más autoproclamadas iglesias y órdenes en posiciones similares. La Sede de la Sabiduría, por ejemplo, espera un “papa legítimamente elegido” para aprobar sus estatutos. La Iglesia Mercedaria se declara “sucesora” de la romana. Y la Iglesia Palmariana, con sede en el Palmar de Troya (Sevilla), tiene su propio papa, el suizo Markus Josef Odermatt, entronizado como Pedro III.
Un papa falso para un “nuevo orden mundial”
Aunque los ecos tridentinos y la nostalgia franquista han sobresalido en las descripciones sobre la Pía Unión de Pablo de Rojas, otra corriente atraviesa su actividad: el conspiracionismo. En sus cartas, este grupo acusa al Gobierno de “esclavizar” España ante “poderes extranjeros” para instaurar el “Nuevo Orden Mundial”. Es el mismo orden que teme César Sánchez, de César para Jesucristo, que en su canal pone bajo sospecha que la nieve caída en Madrid en 2021 fuera eso, nieve: “No quiero decir que tenga plástico, no quiero decir que sea un arma climática, pero tampoco lo quiero descartar”, dice en un vídeo. Aunque consciente de que sus opiniones pueden ser tachadas de “conspiranoia”, Sánchez rechaza esa etiqueta. También la de fanático. “Fanático es el que no usa la razón”, defiende.
La narración de César para Jesucristo podría resumirse así: el mundo asiste “al final de la batalla entre el bien y el mal”, que tiene ventaja porque al frente de la Iglesia hay un “masón luciferino”. “La situación es tan grave”, afirma, “que sólo el retorno de Cristo la puede arreglar”. A su juicio, la elección de otro papa no bastaría, ya que el papado de Francisco está “viciado de origen”, todo ello según una teoría de amplia difusión en estos círculos según la cual o bien la renuncia de Benedicto XVI no tuvo validez o bien no la tuvo la elección de Francisco. O una cosa y la otra.
En esas tesis se mueve Isaac García, de 39 años, que emite desde Valencia en su canal Macabeo, con más de 20.000 suscriptores. La elección de Francisco, sostiene, se debió a que un conciliábulo de clérigos progresistas, la “Mafia de San Galo”, logró pervertir el cónclave de 2013. Para García, Francisco es “un anticristo” en “herejía manifiesta” que actúa con la “inquina propia” de quien “no tiene fe”, como prueban sus ideas sobre las bendiciones a parejas homosexuales.
Esquemas narrativos similares se encuentran en Adoración y Liberación, un “apostolado” con más de 150.000 suscriptores en Youtube que complementa su oferta con una web y espacios en redes sociales. “Hay que convocar un cónclave que dote a la Iglesia Católica de un verdadero papa”, sostiene Adoración y Liberación. Los mensajes se adentran en la conspiración, dando pábulo a la omnipresente teoría sobre un plan globalista para un “Nuevo Orden Mundial” y a la que sostiene que hay un poderoso lobby gay en la Iglesia, la “mafia lavanda”. Los mensajes contra las vacunas también gozan de espacio.
Una fuente citada con frecuencia en este avispero es la web Como vara de almendro, donde junto a autores que rechazan que Francisco sea papa hay uno que duda incluso que llegara a ser ordenado diácono. Un editorial llama a los católicos a exigirle el “fin de su apoyo a la diabólica agenda de la ONU” y varios textos alertan de una deriva “homosexualista” de la Iglesia. El viaje por grupos y canales sigue. Las “herejías” del “pseudopapa” y la “continuación del nazismo” con la Agenda 2030 son objeto de atención de Ejército Remanente, cuyos casi 25.000 suscritos en Telegram reciben mensajes contra las vacunas y contra la censura que sufre la teoría xenófoba del gran reemplazo (según la cual la población blanca y cristiana está siendo sistemáticamente reemplazada en todo el mundo por el avance de la inmigración).
El impacto sobre los fieles
Luis Santamaría alerta del impacto de todo este conjunto de mensajes entre la conspiranoia, el fanatismo apocalíptico y el ultraconservadurismo. “Cuando las clarisas [de Belorado] dicen que el Papa es un hereje, repiten tergiversaciones que salen de este entorno desinformativo”, señala el investigador. Muestra también su preocupación el periodista Vicens Lozano, con más de 35 años de experiencia en la Santa Sede, que señala cómo el auge de la conspiranoia vinculada a ideas de extrema derecha, tendencia global que desborda lo religioso, tiene en la Iglesia “una expresión especialmente significativa”. Autor de Vaticangate, una investigación sobre un “complot utra” contra el Papa, Lozano cree que hay jerarcas católicos cuyo discurso alimenta este fenómeno. Cita al cardenal alemán Gerhard Müller, al que Lozano sitúa como “enemigo número uno” de Francisco y que también se declara en guerra contra el “diabólico nuevo orden mundial”, lo cual le granjea simpatías en los círculos conspiranonicos.
El caso de QAnon, una amalgama de teorías que implica en una trama de pederastia a toda una supuesta élite progresista, ya ha demostrado cómo la difusión de este tipo de pensamiento puede herir a las confesiones religiosas. Un artículo de 2020 de la MIT Technology Review, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, expone que QAnon aprovechó la pandemia para captar adeptos entre las bases evangélicas. Juantxo Domínguez, presidente de la Red de Prevención Sectaria y del Abuso de Debilidad, no ve casual esta permeabilidad entre los espacios de la religión y la conspiración. “El fanatismo religioso es un terreno propicio para estas teorías, que además utilizan esquemas típicos de la narración religiosa”, añade, en referencia a la lucha entre el bien y el mal o la pronta llegada de un salvador o un cataclismo.
Carolina Galais, investigadora sobre movimientos sociales de la Universitat Autònoma de Barcelona y estudiosa de este campo, afirma que es lógico que en las crisis —caso de la pandemia— afloren teorías de la conspiración, porque “ayudan a procesar hechos complejos” a personas “vulnerables”. Pero advierte sobre la insuficiente base para atribuir a los creyentes mayor exposición al riesgo. Eso sí, cita un estudio realizado en Polonia y publicado en 2021 que concluye que el fanatismo religioso —no la religiosidad per se— facilita el abrazo a estas creencias.
La tensión provocada por la expansión del virulento ideario anti-Francisco ha obligado ya a actuar a la jerarquía española. El obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, apartó a un cura de sus funciones en febrero por llamar “hereje” al pontífice. “Un caso aislado no es síntoma de un problema generalizado”, responde por escrito a EL PAÍS la Conferencia Episcopal Española (CEE), que sí admite que “el clima de polarización” en la sociedad también afecta “desgraciadamente” a la Iglesia.
La CEE pone énfasis en expresar su rechazo al “movimiento reaccionario” conocido como “sedevacantismo”, que niega la legitimidad de los papas posteriores al pontificado de Pío XII (1939-1958), ya que crea “guetos espiritualistas” sin “conexión con la realidad”. Aunque la respuesta episcopal no cita a este grupo ni a ningún otro, entre los sedevacantistas está la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli, la que da cobertura a las monjas clarisas rebeldes. “Es importante estar atentos al surgimiento de estos grupos por el daño espiritual y la confusión que pueden causar en muchos de los fieles”, señala la Conferencia Episcopal Española.
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