Mazón sale al ataque para exculparse y reclama al Gobierno ayudas equivalentes a todo el presupuesto autonómico
El presidente valenciano cambia de estrategia y ataca a las entidades dependientes del Gobierno y a la Unidad Militar de Emergencias como responsables de sus fallos mientras Feijóo le desautoriza
Y al sexto día, cambió el relato. La gratitud del presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, se tornó ayer en reproche al decidir mutar de estrategia mediática y empezar a señalar a los estamentos dependientes del Gobierno —la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), y la Unidad Militar de Emergencias(UME)— como responsables de sus fallos en la gestión de la crisis y a reclamar al Ejecutivo ayudas equivalentes a todo el prespuesto autonómico. Mazón se equiparaba con el ataque a su jefe de filas, Alberto Núñez Feijóo, que, sin embargo, decidió adelantarle por la derecha y elevar el órdago al Gobierno de España pidiendo la declaración de emergencia nacional, un estadio que supondría quitarle el mando al dirigente valenciano. Al cambio de estrategia y al envite de Feijóo se unió el malestar que el giro de guion provocó en una parte de quienes dirigen los servicios de emergencia. Con esos mimbres, un dirigente del PP se conformaba anoche con compartir la responsabilidad de los muertos con el Gobierno, mientras miles de efectivos y voluntarios seguían achicando agua de aparcamientos subterráneos y sacaban el barro y el fango de viviendas y calles. La búsqueda, de momento, ha elevado en uno el número de fallecidos, 211, aunque sigue sin conocerse la cifra de denuncias de desaparecidos.
Mazón había tratado de esquivar las críticas a la tardanza en dar el aviso a los valencianos, a través del sistema de alerta a los teléfonos móviles, argumentando el cumplimiento de protocolos y los mensajes ofrecidos en redes sociales. Seis días después de las lluvias torrenciales que han acabado con la vida de 211 personas, el jefe del Gobierno valenciano dijo que hubieran mandado la alerta unas horas antes de las ocho de la tarde si hubieran sabido que había una alerta hidrológica que el su propio Ejecutivo ha de comunicar. La jornada fue un continuo cruce de comunicados explicando protocolos y procesos de envío de información, pero todos con las mismas premisas: la Generalitat dice que no sabía lo que venía (pese a que a las 12 del mediodía ya había pueblos inundados) y la confederación exhibe redes de información públicas que se actualizan cada cinco minutos y a las que accede la Generalitat. Además, el Ministerio de Transición Ecológica fue tajante al señalar que las confederaciones hidrográficas no activan ni desactivan las alertas: “El organismo competente para lanzar alertas hidrológicas son los servicios de emergencias autonómicos”.
Entre la idea de evitar el enfrentamiento directo con el Gobierno y agradecer su colaboración y la ofensiva contra Sánchez solo ha habido un hecho, el de los altercados protagonizados por afectados y agitadores durante la visita del Rey y de los dirigentes nacional y autonómico a uno de los pueblos más afectados por la dana, Paiporta. Tras las agresiones, un juzgado de Torrent (Valencia) ha abierto diligencias para investigar los incidentes tras recibir un atestado de la Guardia Civil sobre lo ocurrido, unos hechos que Feijóo rechazó pero no condenó con la firmeza que exige el uso de la violencia.
La crítica de Carlos Mazón no se quedó en los hechos del primer día, también se arriesgó a acusar al Ejército de no haber entrado en Valencia con todos los efectivos que hubiera considerado necesarios desde el primer día. “Nadie necesita que el Gobierno autonómico pida más refuerzos, es el propio operativo el que los debe incorporar”, dijo Mazón, ignorando los principios competenciales y de autogobierno. “Puedo tener mil soldados en la puerta, pero no puedo entrar sin autorización”, le recordó el general jefe de la UME, Francisco Javier Marcos. “La distribución de medios y la petición de efectivos la hace la comunidad autónoma, que es la que dirige la emergencia”, señalaron desde el Ministerio de Defensa. “Hasta que no llegue su autorización, yo no puedo entrar [en la zona de la emergencia] y durante toda esta operación he sido un escrupuloso cumplidor de la legislación, que es lo que debo hacer “, apostilló el general jefe.
Tal fue la indignación por el cambio del “querido presidente” con el que Mazón alabó hace unos días la presencia de Pedro Sánchez a la crítica y la alineación con Feijóo, que los socialistas que tenían órdenes de no cuestionar el trabajo de la Generalitat salieron a exigirle “unidad, claridad, eficacia y empatía en la gestión de esta catástrofe”, tal como dijo el portavoz de los socialistas valencianos en las Cortes, José Muñoz. “Están todos los ministros dispuestos a trabajar con él, sin pretender en ningún momento quitarle el mando, pero no para de poner obstáculos a que la gestión de esta catástrofe se haga con paz”, indicaron fuentes del Gobierno. Además, otras fuentes del servicio de coordinación de emergencias mantiene que la gestión de los efectivos y los medios “sigue siendo un desastre”. La ministra de Defensa, Margarita Robles, lo verbalizó al pedir a Mazón, que “se dedique a coordinar adecuadamente” la emergencia provocada por la dana porque, a su juicio, la situación “no está lo mejor coordinada posible”. Aun así, el Gobierno sigue sin querer confrontar con el PP. “No habrá ninguna palabra para polemizar y que no sea para tender la mano” a los valencianos, afirmó el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres.
Después de tres días de pronunciarse solo a través de la red social X (antes Twitter), Alberto Núñez Feijóo, compareció en una medida declaración sin preguntas y leída. Insistió en pedir la declaración de “emergencia de interés nacional”, que supone arrebatar el mando de la gestión de la crisis a la Generalitat que preside su compañero de partido y entregárselo al Gobierno de Pedro Sánchez, en concreto al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, según regula la ley del Sistema Nacional de Protección Civil a la que se remite el PP.
Sí aceptó preguntas el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática tras la reunión del Cecopi, el órgano de gestión de la emergencia, quien habló de “colaboración interadministrativa”, y rechazó la idea de que al Gobierno asuma el mando en solitario.
Ayer, ningún dirigente de la Administración autonómica salió a ofrecer información. Tampoco explicaciones de por qué el número de fallecidos permanecía estancado desde el sábado pese a que un alcalde había notificado la localización de tres nuevos cadáveres. La buena noticia llegó en el aparcamiento subterráneo de Bonaire, en Aldaya, en el que tras dos días sacando agua, bomberos, guardias civiles y policías lograron entrar para inspeccionar los coches atrapados y concluir que no hay cadáveres atrapados dentro.
Sí compareció el presidente de la Generalitat a las nueve de la noche, sin admitir preguntas y olvidándose del tono bronco con el que recorrió teles y emisoras de radio por la mañana y se vistió con el traje institucional para hablar de la fuerza del pueblo valenciano para afrontar la tragedia. El jefe del Ejecutivo valenciano anunció 136 medidas por un importe de 31.402 millones que solicitó al Gobierno, tras reunirse con los ministros. Esa cantidad equivale al total del presupuesto autonómico de este año. Entre otras, incluye una primera línea de ayudas directas de 6.000 euros “a todas las familias cuyas casas se han visto afectadas por la riada, de máxima urgencia que recibirían antes de que finalice esta misma semana”. No hubo referencias a la petición de Feijóo de que se declare la emergencia nacional.
El anuncio de las ayudas llegó tras la reunión extraordinara del pleno del Consell en la primera cita desde el desastre de las lluvias. El pleno aprobó también una línea ayudas de 200.000 euros a los ayuntamientos por los gastos de urgente necesidad que han tenido que afrontar, y reclamará al Gobierno un primer paquete de medidas cifrado en 31.402 millones de euros
La ciudad de Valencia amaneció ayer con un verdadero colapso de tráfico debido a las restricciones de circulación de muchos accesos y a los desperfectos sufridos en otras vías. El catedrático de Ingeniería de la Construcción de la Universitat Politécnica de València, Víctor Yepes, hizo una estimación del coste de los daños en infraestructuras. “Dejar todo como antes y hacer las obras hidráulicas que tocan son de un orden de magnitud similar al PIB de España anual”, es decir de alrededor de 1,5 billones de euros, cifró, mientras apuntó a que esa es la cifra que debería ser de referencia para establecer políticas territoriales de emergencia con Europa.
Según datos de la Cámara de Comercio de Valencia, la suma de vecinos afectados por la dana asciende a una población de 845.371 habitantes, el 31,8% de la población de la provincia de Valencia. En esa área sur de Valencia, afectada por el desbordamiento del río Magro y el barranco del Poyo, se ubican 54.289 empresas ―una de cada tres empresas de la provincia―, 123 parques empresariales y polígonos industriales, mientras que la estimación de locales comerciales suma entre 4.000 y 4.500, situados en plantas bajas y, por tanto, afectados en gran parte. De estos, entre 1.600 y 1.800 corresponden a tiendas o establecimientos comerciales minoristas muy afectados por los daños.
La llegada de más efectivos, se ha hecho patente en las calles. Tras la reunión del comité de crisis presidida por el rey Felipe VI, el general jefe de la UME informó de que a los 6.600 miembros de las Fuerzas Armadas desplegados se unieron por la tarde otros 1.200 a los que hay que sumar otros muchos más ―5.000 en el caso del Ejército de Tierra― que están apoyando las operaciones desde la distancia. Francisco Javier Marcos reconoció el “dolor” de la población en las zonas afectadas y pidió “paciencia” dada la complejidad de la situación . En Paiporta, a la resaca por el tumulto en la visita de autoridades, se unió algo de esperanza por esa sensación de más ayuda, aunque sigue habiendo municipios en los que los vecinos reclaman la presencia de apoyo oficial, más allá de los voluntarios que siguen acudiendo con escobas, palas y cubos a ayudar a los afectados.
Después de seis días de acumulación de fango y lodo, la preocupación es que se produzcan infecciones. Para tratar de evitar que, además de la desgracia, la zona se convierta en foco de insalubridad, el presidente de la Generalitat instó a los vecinos de las zonas afectadas y a las personas que están ayudando a paliar las consecuencias del temporal, a vacunarse contra el tétanos en caso de sufrir “alguna herida o sangrar en las labores de reconstrucción”.
Además, el Ministerio de Sanidad ha enviado a Valencia a la máxima responsable actual del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, María José Sierra, junto a un equipo de profesionales que trabajar junto a la Generalitat para prevenir brotes. “Seguimos trabajando ministerio y consejería para proteger a quienes más lo necesitan: víctimas, afectados y voluntarios”. Para García, según escribió en la red social X, “el principal reto ahora es la vigilancia epidemiológica y la prevención de brotes”. “El peligro está ahí y trabajamos para prevenirlo. La prioridad es minimizar los riesgos porque las aguas estancadas pueden ser peligrosas. Hay que reforzar todos los sistemas de alerta y respuesta. Por eso estamos actualizando los protocolos y las instrucciones para intensificar las labores de detección, muestreo, identificación y seguimiento”, indicó.
El susto llegó durante la mañana a Cataluña, donde se envió la alerta a los móviles de los ciudadanos del Baix Llobregat, por el paso de la Dana por Cataluña. Los extensos campos de cultivo que rodean las poblaciones de El Prat de Llobregat y de Gavà quedaron anegados. Y en Castelldefels, donde las lluvias torrenciales han caído con más fuerza desde primera hora de la mañana, se cerraron todos los pasos subterráneos que cruzan tanto la autopista C-32 como las vías del tren. A lo largo del día, a medida que las nubes desaparecían, quedaban pasos subterráneos y rieras sumergidas. Otro de los puntos más afectados fue en el aeropuerto de El Prat, donde numerosos vuelos fueron cancelados o desviados mientras las instalaciones sufrían goteras que dejaban caer el agua a modo de cascada.
Todas las alertas de la Agencia Estatal de Meteorología por el paso de un fenómeno que ha devastado valencia se levantaron este lunes. Las consecuencias de su paso tardarán meses.
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