“No pongas en peligro ni tu vida, ni la de tus vecinos”

Los barrios de Campoamor y el Polígono de Espronceda de Sabadell se preparan para reducir el rebrote del virus

Carnicería del Polígono Espronceda en el sur de Sabadell.CRISTOBAL CASTRO

“No pongas en peligro tu vida, la de tu familia, ni la de tus vecinos”, así comienza un escrito colgado en todas las porterías de los barrios de Campoamor y el Polígono Espronceda de Sabadell. “El jueves comenzamos a recibir información alertando de que habían aumentado los contagios en el municipio, sobre todo en esta zona sur. Por eso hemos colgado todos estos carteles en catalán, castellano y árabe para intentar, entre todos, ...

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“No pongas en peligro tu vida, la de tu familia, ni la de tus vecinos”, así comienza un escrito colgado en todas las porterías de los barrios de Campoamor y el Polígono Espronceda de Sabadell. “El jueves comenzamos a recibir información alertando de que habían aumentado los contagios en el municipio, sobre todo en esta zona sur. Por eso hemos colgado todos estos carteles en catalán, castellano y árabe para intentar, entre todos, reducir el número de contagios”, advierte Andrés Avellaneda, presidente de la Asociación de Vecinos del Polígono Espronceda. Con dibujos y grafías en tres idiomas, los carteles animan a los vecinos a usar mascarillas y mantener una distancia de dos metros. Los avisos llaman a salir de casa solo lo imprescindible, a lavarse las manos hasta la saciedad y a no superar la decena de personas en las reuniones. El cartel concluye con un mensaje: “Tolerancia cero con los irresponsables y que la Generalitat nos suministre rastreadores para evitar la cadena de contagios”.

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En la puerta del ambulatorio de Sabadell Sur, unos círculos en el suelo marcan la distancia que se debe mantener en las colas del centro sanitario. “Tienes que ir con visita programada”, advierte Avellaneda. Frente al centro de atención primaria, el Mercado de Campoamor permanece cerrado y con varios carteles animando a la apertura de nuevas paradas. Ambos barrios son una amalgama de centenares de pisos construidos en los años sesenta con materiales humildes a los que han ido proyectando ascensores que salen directamente desde las aceras. Muchas ventanas abiertas y ningún compresor de aire acondicionado en las fachadas. En la calle Pardo Bazán, un carrito hurtado en un Mercadona y amarrado con una cadena a una farola es la herramienta de trabajo de un vecino dedicado a la búsqueda de chatarra. La imagen de carritos atados al mobiliario urbano se reproduce en cada una de las calles. “Estoy fatal, me duelen las lumbares y la rodilla. Estoy como para que me tiren río abajo”, ironiza una anciana a su vecina de toda la vida. “Aquí solo quedamos unos pocos de los de siempre y luego están los nuevos”, asegura, y señala a un grupo de jóvenes descendientes de migrados que juegan en la plaza de Picasso.

A unos pocos metros de allí, Ibrahim Bircani corta carne, con certificado halal, en su carnicería Bon Gust. “Sí que se ha notado la vuelta del coronavirus. Aquí hay una peluquería de chicas dominicanas que parece que ha cerrado unos días por la enfermedad”, advierte. Silvia, una de las clientas de la carnicería, protesta: “La gente ha hecho lo que le ha dado la gana y ahora todos corriendo”. Otro de los clientes ha vivido unos meses en la Torrassa, uno de los barrios de L’Hospitalet que también sufre los rebrotes: “Parece que la enfermedad solo ataca a las zonas humildes”.

Estelvina está sentada sobre un poyo frente a la carnicería. Es argentina pero lleva más de una década viviendo en Sabadell: “Las terrazas de Campoamor están hasta arriba de gente. Da igual que pase la policía con el megáfono. Hay vecinos muy irrespetuosos que no usan mascarillas, es penoso”, grita, aunque en todo momento mantiene la nariz fuera de la mascarilla.

En la calle Aribau, Benchellal Abdelhakim cuida durante un rato el supermercado de productos africanos de un amigo. “Estoy solo de portero porque ha ido a hacer un recado. La gente joven no tiene tanto miedo pero nosotros, los mayores, sí. Ahora empieza otra vez a verse menos gente. Todos conocemos a alguien que ha tenido la enfermedad y las ha pasado canutas”, advierte.

Avellaneda admite que es complicado mantener las medidas de seguridad en un vecindario tan variopinto. “La relación entre todos es buena, pero hay muchos que no toman medidas”, lamenta el presidente de la asociación de vecinos. El rebrote no es un problema exclusivo de la zona sur de Sabadell. En la zona norte, el Centre d’Esports Sabadell comunicó ayer la detección de varios casos entre los empleados del club y cerró las oficinas.

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