Castelldefels se protege de alternativas a la ampliación del aeropuerto de Barcelona
El Ayuntamiento exige por unanimidad que se fije por ley el actual rol de pistas para que no se puedan cambiar
Los planes de Aena para dinamizar el aeropuerto de Barcelona siguen levantando ampollas. Castelldefels se suma al frente opositor que alega que, más tráfico en las instalaciones del Josep Tarradellas, redundará en mayores molestias para los vecinos. En la práctica, Castelldefels se anticipa para blindarse frente a un eventual bloqueo de la ampliación de la tercera pista, lo que obligaría a Aena a buscar alternativas para garantizar el crecimiento del aeródromo. Y las alternativas son escasas. La más clara, el cambio de rol de las pistas. Se trata de una posibilidad que pone en pie de guerra a las zonas residenciales del sur del aeropuerto, como Castelldefels, porque temen que dispararía los aviones sobrevolando por encima de las viviendas, con el consecuente impacto acústico que eso conlleva.
Todos los partidos representados en el pleno de Castelldefels aprobaron este miércoles por unanimidad una declaración que alerta de los riesgos que implicaría elevar el tope de capacidad, actualmente estimado en los 55 millones de pasajeros anuales, y poder superar los 70 millones. El texto de la declaración pone el acento en la larga relación de vecindad que mantiene Castelldefels con el aeropuerto, lo que permite anticipar “el alcance insoportable” que podría llegar a tener un incremento de los aviones pasando sobre el municipio.
El texto de la moción, aprobada en bloque por PSC, Junts, Esquerra, Ciudadanos, Comunes y PP, exige que se deje fijado por ley “el actual sistema de pistas segregadas”. Esta operativa, que Aena respeta de manera voluntaria, lastra la capacidad de despegues y aterrizajes porque obliga a las aeronaves a seguir un rumbo antinatural para alejarse de las viviendas.
La propuesta de ampliación de Aena ha recibido un bombardeo de reproches por la afectación para el delta del Llobregat que supondría el estiramiento de la tercera pista. Sin embargo, la crítica que hace Castelldefels es matizada. El pleno evitó cebarse en el impacto medioambiental que tendría alargar la pista de mar sobre la zona natural de La Ricarda, en término municipal de El Prat, y puso el foco en qué amenazas pesan sobre el propio municipio de Castelldefels. El PSC, que ejerce el gobierno municipal, admitió el atractivo que supone una inversión de 1.700 millones de euros, pero la concejal Esther Niubó subrayó que “el aeropuerto no puede ir en detrimento de la calidad de vida de los ciudadanos”. Guillermo Massana, de Ciudadanos, sintetizó el planteamiento: “Estamos a favor de la ampliación del aeropuerto pero respetando la salud de los vecinos”.
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